Dani Pedrosa no se va a dejar doblegar por la Ley de Murhpy. Después de tener que ser operado de la fractura intra-articular del radio distal derecho que se produjo en la caída que sufrió a consecuencia del impacto de Johann Zarco en Termas de Río Hondo, el piloto del Repsol Honda viajará a Texas con el firme objetivo de estar en la parrilla de salida del Gran Premio de las Américas.
Aunque el alemán Stefan Bradl está preparado para correr si hiciera falta, Pedrosa lo va a intentar todo para correr. El objetivo es evidente: no perder el tren de la lucha por el título en la tercera carrera. Parece algo evidente, pero mirando al pasado es algo que dice mucho sobre las sensaciones que está teniendo el 26 con su Honda RC213V en este inicio de 2018.
Ya en pretemporada se le vio bastante más cómodo que en los últimos años, y pese a que fue séptimo en Qatar, la cercanía al grupo de cabeza era un elemento motivador. En Argentina, estaba preparado para luchar por el podio y, tras el ride through a Marc Márquez, hubiera sido favorito indiscutible a la victoria a tenor de lo visto en el fin de semana.
De ahí que quiere apurar todas sus opciones de correr en Austin. Por más que, numéricamente hablando (nueve puntos tras dos carreras), sea su peor inicio de temporada desde 2001, sus sensaciones sobre la moto le dicen que puede pelear por el título. Y también ayuda que Márquez sólo le saque once puntos tras su fiasco argentino.
La comparación más significativa se da con lo sucedido hace tres temporadas. En aquel inicio de 2015, Pedrosa acabó el Gran Premio de Qatar en sexta posición. Un puesto mejor que en este 2018 y un punto más en la general, pero un abismo a nivel de sensaciones. Hasta el punto de operarse de síndrome compartimental y no sólo perderse Austin y Argentina –por aquel entonces se corría primero en la cita estadounidense-, sino renunciar a correr en Jerez para recuperarse por completo.
Renunciar a Jerez, una pista que le encanta, era la confirmación de que se auto descartaba para el título. De que dejaba pasar la temporada casi desde su inicio. Para un tricampeón del mundo como Pedrosa, aquello tuvo que ser un trago durísimo. Claudicar sin luchar no está en el ADN de ningún campeón.
Por eso, Pedrosa lo va a dar absolutamente todo para poder correr en el Circuit of the Americas, rascar el mayor número de puntos posibles y presentarse en Jerez con el objetivo de repetir la victoria del pasado 2017.
Incluso, aunque al final le resulte físicamente imposible competir con garantías en Austin y acabe dejando su moto a Bradl, el simple hecho de intentarlo dice mucho de cómo afronta Pedrosa este 2018.
Sabe que el título se le ha puesto muy cuesta arriba desde el principio, pero no quiere permitir que se convierta en una pared vertical. Al contrario, ya ha empezado a escalar.