Mi viejo amigo Harry llegó antes. Él ya hacía de nuestra pasión su trabajo y se desenvolvía en todas las situaciones del mundillo cuando yo todavía iba con prisas a la universidad en mi Guzzi destartalada. A día de hoy, regenta su propio concesionario cerca de la ciudad de Würzburg (Alemania), vende equipamiento y se dedica en cuerpo y alma al coleccionismo. “Me tienes que visitar, ¡por fin tengo una NR!”, me decía, “¿Una Honda NR 750? ¿la de cilindros ovales?, contestaba yo con curiosidad, “Exacto, ¡no te imaginas cómo va! Me he hecho con una que construyeron para Finlandia”. Dicho y hecho.
En efecto, me va a dejar cogerla. Y yo encantado, los 50 kilómetros que he hecho en mi vida sobre cilindros ovales de Honda no son suficientes. Además, por aquel entonces, a principios de los 90, aquellas formas exuberantes y la complejidad del motor se me antojaba simplemente demasiado. Una Honda CBR 900 Fireblabe pesaba un quintal menos y sacaba más potencia. ¿De qué se trataba pues la Honda NR 750?
Honda NR 750, de 1991 a 2016
Hoy veo las cosas de otra forma. Me sorprende mucho. Harry no tiene una NR… ¡tiene dos!. Viejo loco… “Sí, mi mujer también dice que si se me ha terminado de ir por completo la cabeza. Pero te digo una cosa, en un par de años serán máquinas muy buscadas. Espera y verás”.
Ahora, ponte en situación. Imagínate meterte en un cobertizo y encontrarte bajo el mismo techo dos Honda NR 750. Sin palabras, aunque ya sabía yo que pasaría algo así. Dos Honda NR, como nuevas, una con 1.000 km en el tacómetro, la otra con 4.300 km. Pero pongámonos manos a la obra.
La calidad de acabados es simplemente sensacional. Fibra de carbono, tornillería, tuercas… entonces era lo “normal” para Honda. Fíjate por ejemplo en el puño izquierdo con las letras NR. Y es que décadas atrás, en 1991, Honda construyó 300 unidades de maravilla oval que vendía a un precio de más de 50.000 euros actuales (sin tener en cuenta la inflación). Pocas llegaron a España o Alemania, donde se encuentras estas dos, y menos todavía han sido utilizadas por sus dueños. Y eso, dejadme decir, es una pena.
Honda NR 750, orgía técnica
En el aspecto técnico, el propulsor de la NR 750 de competición (anterior a ésta) podía llegar a los 160 cv. Pero la idea de realizar cilindros ovales venía ya desde los años 70. Y para poder competir con un cuatro tiempos contra las dos tiempos de cuatro cilindros del mundial de 500cc, haría falta un motor V8. El reglamento, sin embargo, sólo permitía cuatro cilindros. Así, los chicos de Honda fusionaban esos dos cilindros en uno oval, consiguiendo hasta 20.000 rpm y necesitando ocho válvulas por cámara y dos bujías. ¿Locura? ¡Locura!
El propulsor de la NR 750 de competición podía llegar a 20.000 vueltas.
Y si hacerlo en competición era una locura, ¿a qué mente se le ocurriría hacerlo en una moto de serie?. ”Creo que a Honda le costaba cada NR exactamente 50.000 euros”, recuerda Harry, y no hay que restar importancia a ese dato. Sólo las bielas fabricadas en titanio, los pistones hechos uno a uno, los cilindros, los aros… madre mía. La figura del administrativo no debería existir en aquella época en Japón, o le mandaron de vacaciones a alguna parte. Hoy en día, en la era de los valores promovidos por accionistas donde importa más las ganancias trimestrales que la imagen de marca, se un proyecto impensable.
Pero ahí están ahora, arrancan tras dos o tres intentos y resoplan con contundencia los silenciosos bajo el colín. El motor sube de vueltas sin apenas esfuerzo mientras Harry la calienta. ”Cuatro litros y medio de aceite nos dejamos mientras calentamos, antes de empezar”. Los engranajes del árbol de levas empiezan a cantar, los golpes de gas empiezas a ser más salvajes, la aguja del tacómetro convulsiona. No suena como una cuatro tiempos normal, de algún modo es más afilada, más… enfada. Paso la pierna por encima y salgo.
Honda NR 750, así se siente en 2016
La Honda NR es una moto difícil, la primera es muy larga, no sientes ninguna inercia. Salgo de Würzburg con el embrague bien agarrado. Hace un frío que pela y estoy algo fuera de lugar con el mono de cuero de verano.… Oigo alguna voz a lo lejos, ¿qué dice sobre “neumáticos”? ¿que nunca han tomado una sola curva? Salgo con euforia, pero también con algo de preocupación. Euforia porque estoy a los mandos de una NR. Preocupación, porque la moto hace lo que quiere: la llanta delantera de 16” con un 130 nunca funcionó. Pero una llanta de 16” con una goma de hace 25 años con una temperatura de 4 grados y sobre asfalto sucio… En las curvas se me escurren las manos de los puños.
Los neumáticos condicionan la prueba: tienen 25 años a sus espaldas.
Y, por si teníais alguna duda, el ABS brilla por su ausencia en los frenos de esta NR 750. Eso sí, el motor es la leche. Responde con alegría a cualquier movimiento del acelerador. Sube sin apenas vibración alguna, pero siempre amenazante haciendo que el velocímetro se vuelva loco. A partir de 5.000 vueltas viene el par, a 10.000 ruge despiadada. Es increíble cómo avanza el 32 válvulas sin frontera alguna. A 15.000 rpm empieza la zona roja y los latigazos del V4 a la cadena. Incluso alguna deportiva actual temería semejante orgía de rpm.
¿Cómo consigue algo así la NR? Con 42 mm de recorrido, sus pistones se mueven como en una Yamaha R6 actual. Razón por la cual puede girar del mismo modo que la R6 y gracias las bielas de titanio, incluso superarla.
”Tienes que volver cuando tengamos buen tiempo”. Dice Harry mientras da unas palmaditas en la espalda de su tembloroso amigo en mono de verano. Le prometo, eso sí, que buscaré unos neumáticos acordes para la Honda. Sería una auténtica pena estampar contra los quitamiedos de madera semejante máquina. Y en cuanto a comportamiento, las nuevas gomas de hoy en día son una maravilla. Quizás haya que hacer una prueba con las dos Honda NR 750… ¿se habrá hecho alguna vez?.