Nos cuentan que hubo un tiempo en el que los alrededores de Bierge eran un vergel, auténtico prodigio de la naturaleza en el que las plantas curativas, relajantes y otros tipos de frutos de la tierra, eran el orgullo de los moradores de estos lares. Lo que sucedería años después, no tantos según nos aseveran con el ceño fruncido, ya es caldo de cultivo de políticos de nuevo cuño... Cada dirigente quería subirse al carro de la prosperidad y riqueza de una tierra digna de encomio, pero muchos de los propósitos acabaron en explotación, descuido, y quién sabe si beneficio propio.
A pesar de todo, también nos dicen que el hombre, como sucedió antaño, deberá volver a la tierra de la que nunca debía haber renegado... pero sí, volverá porque la necesita, porque ambos son uña y carne. ¿Cuándo? No sé si lo veremos, pero no es menos cierto que hoy día todo evoluciona tan rápido que hasta podríamos ser espectadores de varias transformaciones profundas en busca de nuestras raíces. Ya sabes aquello que dice que «el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra». ¡Cuántos ejemplos hemos sufrido y nos quedan por vivir! Mientras tanto, disfrutemos de la energía que nos da montar en moto... incluso en estas tierras tan ricas a pesar de los pesares. Descubramos que no es tan negro el presente ni mucho menos el futuro.
Entre cañones
El recorrido de esta ruta se encuentra condicionado por curiosos cañones y valles en los que el agua, el viento y el tiempo han sido los encargados de darles forma. Es por ello por lo que las vistas son extraordinarias y, en la medida de lo posible, resulta interesante buscar y descubrir la perspectiva más espectacular, generalmente a pie por los múltiples recorridos habilitados para tal fin. No resulta extraño encontrarnos con grupos de excursionistas, bastón en mano y gorro en testa, explorando los mil y un caminos que encuentran a su paso.
El exquisito trato recibido en la Hospería de Guara, además de las extraordinarias vistas desde sus terrazas y la paz que se respira en ellas, retrasa nuestra partida como si la mesa en la que acabamos de desayunar tuviera unos grilletes que nos impiden salir... Pero créeme que merece la pena. De entrada, la ruta destaca por discurrir por carreteras de segundo orden muy poco transitadas, por lo que nuestra Tiger 800 XRx también disfrutará del mejor entorno para extender su personalidad al que esto escribe. ¡Qué maravilla de motor y qué agradable tacto de suspensiones! Crucemos los dedos para que el clima nos respete.
Dos etapas
Comenzamos por la cara sur de la Sierra de Guara, donde las carreteras que te digo son de esas en las que deberías estar alerta circulando con una moto de suspensiones firmes... o simplemente relajado a los mandos de nuestra Tiger. Sin salir de Bierge nos encontramos con la carretera que nos llevará al corazón de Guara: la HU-341 nos muestra toda la belleza del entorno culminando en Rodella y el afamado barranco de Mascún. De vuelta a Bierge seguimos nuestros pasos hacia la A-1227 donde encontraremos perlas como el salto de Bierge y su pequeña subestación eléctrica. Avanzamos entre curvas, asfalto irregular y vistas del verde manto serrano prepirenaico de Guara hasta el embalse de Calcón, a través de la HU-330 donde las curvas enlazadas salpicadas de rasantes animan a la Tiger a mostrar su cara más deportiva.
Cerca nos toparemos con una de las peculiaridades más significativas de la zona; formaciones rocosas que el capricho de la naturaleza ha dado forma sin un rigor estético... para conseguir una auténtica maravilla digna de ser contemplada con detenimiento. Nos acercamos así a los mallos de San Jorge en otro camino de ida y vuelta sorteando el pantano de Vadiello. Los túneles nos avisan de la cercanía del fin de la carretera, momento en el que deberemos deshacer camino y emprender rumbo a Huesca. Ya en la N-240 encontramos otro reclamo pasado Quicena: el castillo de Montearagón. A medida que nos acercamos, comprobamos que sus restos no son más que una sombra de lo que fue. Los numerosos «parches» visibles a lo largo de su muralla nos hablan de una dura existencia apenas mantenida hoy desde las primeras obras de origen musulmán.
Circunvalamos Huesca para acercarnos, por la HU-324, a Santa Eulalia de la Peña, donde sus mallos son de obligada visita especialmente de tarde, pues la luz del ocaso decora sus pareces con un precioso tono rojizo. La vieja Nacional nos devolverá a Huesca, si bien todavía nos queda retomar la N-240 con vistas a nuestra izquierda de Guara para adentrarnos, por la A-1229, hacia Alquézar, reencontrándonos así con el Parque Natural en su vertiente este.
La vorágine de curvas sobre asfalto en estado más bien descuidado y muy estrecho en ciertos tramos, marcará los kilómetros que nos separan de la Colegiata de Alquézar hasta Bárcabo, Naval y El Grado nos alejan de la zona serrana para acabar en la Nacional A-138 hacia Barbastro, otro de los núcleos de concentración de población, y que dejamos atrás enlazando de nuevo la N-240 para volver por Abiego a Bierge. Ya en la Hostería Guara nos recuerdan aquello que dice «de la tierra sale todo». Y así, con esa sensación nos encontramos: a la tierra volvemos.
Establecimiento recomendado: Hostería de Guara
La Hostería de Guara nos recibe con su atractiva fachada y amplísimo parking para comodidad de sus huéspedes. Una vez en el interior, sus regidoras, hermanas, muestran el establecimiento con el cariño que merece el cuidado en su construcción y acondicionamiento, donde destaca la acogedora terraza desde la que podemos admirar la iglesia románica que preside Bierge. No te pierdas la oportunidad de visitarlo y reserva en Rusticae .
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