Guste o no, montar en moto nos coloca en el –a menudo perseguido –club de moteros y moteras. El día a día detrás de un manillar es distinto: incontables cuellos se giran para verte llegar, no sé cuantos ojos te miran con envidia mientras dejas atrás a cientos de coches, buses y camiones en el atasco… y entre tus vecinos y amigos, hay quien odia el “ruido” de tu máquina y quien, cuando la ve, se interesa por ella. Es esta persona, cargada de inocencia y buenas intenciones, la que nos deja algunas de las perlas más épicas que podamos escuchar.
Habiendo llegado a este punto, cuánto nos divirtamos con sus preguntas dependerá directamente de la osadía del emisor. Y cuidado, no le subestimes; las ganas de quedar bien y de simpatizar contigo superarán las barreras del sentido común. Aquí, por si os sirve de consuelo, van algunas de las que tenemos que escuchar más a menudo cada vez que nos bajamos de la moto.
Eso es una 500, ¿no?
Da igual si lo que llevas es una Harley Davidson con un escape más ronco que la voz de Joaquín Sabina con resaca o una deportiva chillona de 600cc y cuatro cilindros. La moto es grande, ergo, es una 500.
Pero vale, ésta está completamente justificada. Saldrá de la boca de sólo aquellos que hayan vivido la época del GP500, el dos tiempos y el humillo azulón. Los años de gente como Michael Doohan en la categoría reina, popularizados entre el público español por sus duelos con Álex Crivillé, fomentó la falsa idea de que toda moto de aspecto grande o deportivo, debía ser “una 500”. Tenía lógica, si las carreras de la tele se dividían en 125, 250 y 500, ¿por qué no también las motos de carretera?
Y hasta hace un par de temporadas bastaba con explicar que esa cilindrada no se usaba apenas en la calle, que además eran dos tiempos y no cuatro. Pero desde que Honda sacó su familia 500, ya no merece la pena intentar aclarar la diferencia a no ser que te quieras ver como adulto con un bebé: las dos tiempos hacen “fiunnn fiunnn”, las cuatro tiempos hacen “brom broom brom”.
Ah, ¡qué bonito el encadenado!
Tranquilo, no se refiere a que hayas raptado y encadenado a nadie en tu sótano. Se refiere a esa cubierta de fibra de vidrio de función aerodinámica que cubre tu moto. Sí, al carenado. Tu amigo, amiga o familiar ha visto de reojo alguna que otra carrera los domingos y ha escuchado la palabra entre cafés y siestas. No podemos culparles de no haber comprendido con exactitud el término.
Yo también llevaría gomas de lluvia, nunca se sabe
Tengo que reconocer que éste vino de un tipo con cierto conocimiento del mundo del motor y me costó varios segundos comprenderla. Se refería, nada más y nada menos, a llevar neumáticos con dibujo.
Una vez más, una excesiva exposición temprana a la emisión de MotoGP por Televisión Española creó otra falsa idea: todas las motos son de competición, llevan gomas lisas y están hechas para ir a tope. Siempre. Era difícil de discutir, en aquella época las motos deportivas eran, de lejos, las más vendidas y demasiado a menudo se veían slicks siendo usados en carretera abierta.
Se nota que son amateur, llevan las ruedas todas lisas
De la misma manera que la exposición a la competición sin explicaciones por medio puede crear conceptos erróneos, la falta de esa exposición puede dar como resultado comentarios como éste. Esta mujer, ya cercana a los 40, asistió invitada a una carrera del CEV en el Jarama. Tras un paseo por los boxes en los que pudo ver a grandes equipos y pilotos preparándose para la carrera, ella, muy comedida, se acercó al oído y susurró: “pobrecillos, se nota que son amateur, llevan las ruedas todas lisas”.
¿Cuánto pilla?
Aquí el abanico de personajes que la pronuncia se amplia enormemente. Tras amigos, familiares y conocidos, la pregunta sobre la velocidad punta de tu moto puede llegar de cualquier extraño. En semáforos, en atascos, en terrazas… y, muy a su pesar, es lo más normal del mundo no tener ni idea de la velocidad punta exacta.
Buf, ¡qué cara! ¡y sin música ni aire acondicionado!
Lo mejor que puedes hacer en este caso es sonreír, respirar profundamente y alejarte lentamente de la zona concentrándote especialmente en el ronroneo de tu moto.
Y esta moto… ¿no es muy grande para ti?
No se refiere a la cilindrada, que probablemente desconozca, sino al tamaño físico que ocupa la moto. Nos lo dedican especialmente a los pilotos que damos importancia a ese centímetro extra que nos permite hacer pie. Y duele, aunque en el fondo tú sepas de sobra que una vez en marcha la altura da bastante igual, recuerda: ¡campeones del mundo se han subido a motos usando un taburete!
Yo tuve una igual
Et voilà, probablemente se haya convertido en uno de tus amigos.