Su lema bien podría ser el de «Para todos los públicos» a pesar de tratarse de toda una «mil». En primer lugar porque sus medidas no difieren de las de la coetánea y hermana menor CBF600S en la que inspiraba su imagen. La altura de asiento queda a unos correctos 795 mm pero se puede modificar en 15 mm arriba o abajo. Eso sí, con la incomodidad de tener que utilizar una herramienta.
El manillar también se puede colocar a la distancia que más nos convenga al poder variar su alojamiento en 10 mm de distancia a lo largo, al girar la posición de sus soportes. Así como la pantalla frontal, en la que se puede variar su altura en 40 mm cuando se requiera una mayor protección frente al viento, con herramientas, también.
Poderosa y amable
Sobre el habitual bastidor de espina central utilizado por Honda se instaló el mismo propulsor que la CBR1000RR Fireblade, adaptado convenientemente a su nuevo cometido y donde, por ejemplo, se prescinde del segundo inyector dejando su potencia en una más que interesante casi centena de caballos.
Con la facilidad de uso como protagonista pero tan resolutivo y poderoso como para poder estirar la última marcha desde apenas el ralentí hasta el régimen máximo, sin ningún tipo de titubeo ni irregularidad en su funcionamiento.
Desde su lanzamiento estaba disponible en dos versiones. Con una denominada Deluxe en la que la diferencia era el ABS y el sistema de frenada combinado, otro reclamo para «todos los públicos», en este caso los más inexpertos. Donde al pisar el pedal de freno también actuaban los pistones centrales de las pinzas delanteras, contaba con seis.
Las suspensiones no pasaban por más que correctas, sin regulación la delantera y que se hundía irremisiblemente en las apuradas de frenada. La trasera cuenta con regulación en la precarga, sin duda interesante dado el presumible carácter viajero que puede asumir el modelo.
Cuatro años después se renovó, con una estética mucho más personal e inspirada en sus hermanas deportivas CBR. Aplicaba un moderno bastidor, también monoviga, de aluminio y su propulsor aumentaba en un 10 % su rendimiento. Pero resultando más puntiagudo en su entrega y, por tanto, menos gratificante comparado con la primera versión. Además de provocar ciertas vibraciones a medio régimen fruto de algún ajuste «barato» en su carrocería. Su escaso mercado de ocasión pone de manifiesto que se trata de otra gran incomprendida.