La acción en el Mercedes Benz Stadium de Atlanta ha deparado la cuarta victoria de Jason Anderson, gracias a una gran actuación que le llevó a terminar 2º, 1º y 5º en las tres carreras disputadas. El francés Marvin Musquin se mostraba posiblemente como el más rápido de la jornada, pese a que las malas salidas le relegaron a las posiciones 4ª y 5ª en las dos primeras series, para anotarse el triunfo en la tercera y hacerse así con la segunda plaza general. Tercero era Eli Tomac (5º/3º/2º), empatado a puntos con Marvin. Con todo ello, Anderson mantiene un sólido liderato, con 42 puntos de diferencia sobre Musquin, que marcha segundo.
En Atlanta se detenía la maldición que hace caer lesionados a los pilotos que se sitúan segundos en la tabla –les ocurrió a Roczen, Barcia y Seely-, aunque parece haberse traspasado a los que van tercero, pues esta vez ha sido Blake Bagget el que se iba al suelo y se dañaba la muñeca…
En la categoría de 250 Costa Este, Austin Forkner (4º/2º/3º) ha sumado su segundo triunfo consecutivo, gracias a un adelantamiento in extremis ¡a dos curvas del final! de la manga definitiva. Zach Osborne (1º/3º/5º) era segundo y Jordon Smith (3º/4º/6º) tercero. El de Husqvarna mantiene el liderato, pero con solo dos puntos de ventaja sobre Forkner. Quien se ha caído de la lucha por el título ha sido el francés Dylan Ferrandis, quien sufría una fuerte caída en la segunda carrera, en la que rompía un brazo y se golpeaba fuertemente la mandíbula.
Formato «Triple Crown», ventajas y desventajas
Una vez conocidos los resultados, vamos a tratar otro tema interesante de la carrera de Atlanta, puesto que se disputaba bajo el formato «triple crown», una de las grandes novedades del Supercross USA 2018. En una carrera convencional, los pilotos disputan unas mangas clasificatorias en las que los 9 primeros obtienen el pase la gran final, que consta de 20 minutos de carrera más una vuelta. A diferencia de esto, las citas «triple crown» plantea tres mangas finales, de duración ascendente –la primera de 10 minutos, la segunda de 12, y la tercera de 15-, con puntuación olímpica según los resultados de cada carrera –el 1º suma un punto, el 2º, dos, ect.-. Al final de la velada, el piloto con menos tantos es el ganador, obteniendo así los 26 puntos de la victoria, y a continuación el resto.
Un nuevo formato que se veía por primera vez en la cita de Anaheim II, y ahora de nuevo en Atlanta –la tercera será en Minneapolis-, generando opiniones opuestas en comparación con el formato tradicional. Una de las ventajas radica en que los espectadores pueden ver a los pilotos punteros durante más tiempo: en la anterior cita de Tampa -formato convencional-, entre la semi y la final, los pilotos estrella estuvieron en pista 28 minutos; mientras que en Atlanta el tiempo de carrera aumentó hasta los 41 minutos en total. Además, son 40 minutos de carrera con todos los pilotos en pista, y no dividido en dos, como ocurre en las semifinales.
Un tercer punto a favor de la «triple crown» es que, al ser las mangas más cortas, especialmente las dos primeras, permite el lucimiento de otros pilotos diferentes a los habituales favoritos, que en mangas largas suelen aprovecharse de su mejor físico para terminar casi siempre en cabeza. La variedad de ganadores es desde luego mucho mayor con las tres finales, como lo confirman las estadísticas. En Anaheim II, en las seis mangas diferentes –contando también las 3 de 250-, se vieron cinco ganadores distintos, mientras que en Atlanta hasta seis pilotos diferentes veían la bandera de cuadros en primer lugar; Justin Brayton, Jason Anderson y Marvin Musquin, en 450; y Zach Osborne, Martin Davalos y Jeremy Martin, en 250. Contraste absoluto con el formato «normal», pues en las otras siete carreras de esta temporada, con finales a 20 minutos, tan solo hemos visto tres ganadores en 450 –Musquin, Anderson y Tomac-.
El formato «triple crown» también guarda ciertas desventajas, como un nivel de emoción de más a menos según avanza la velada, puesto que la primera final suele ser la más interesante, porque es la más corta y los favoritos que salen rezagados se ven obligados a remontar lo más rápido posible, por lo que la acción es más intensa. Por el contrario, en la manga definitiva se ha visto a algunos pilotos en modo más conservador para no tirar por tierra lo conseguido en las dos mangas previas. En un supercross convencional, la emoción sube a medida que se acerca el momento de la gran final, cuando por fin se enfrentan todos los favoritos entre sí, y se lo juegan todo a una carta. Por otra parte, y esta es la mayor queja de los pilotos punteros, como han señalado Anderson y Tomac en varias ocasiones, la «triple crown» eleva el nivel de estrés y peligro para ellos, por el simple hecho de tener que realizar tres salidas, que es uno de los momentos más críticos ya que todos los pilotos están muy juntos.
Los hombres de «media» tabla son los que más se benefician de este formato, por la corta duración de las mangas, como explicamos anteriormente. En Atlanta, Brayton conseguía una sonada victoria de manga, mientras que Christian Craig -sustituto de Seely en Honda HRC-, también obtenía su mejor resultado en 450, con la quinta posición. Cooper Webb (14º/2º/3º) también brillaba, con dos buenos resultados en las últimas mangas, aunque una caída en la primera le impedía alcanzar un puesto final más alto. Chad Reed también realizaba su mejor actuación del año con la 10ª posición.
Menos satisfacción, en el caso de los pilotos privados que luchan principalmente por entrar en las finales. Hay que pensar que en un supercross convencional son hasta 40 pilotos los que se clasifican para el «night show», accediento como mínimo a la disputa de las semifinales y también la repesca. Ésta última es más importante de lo que parece, porque los privados tienen en ella su momento de gloria, o mejor dicho, su mayor presencia en televisión, con lo que ello supone para la imagen de sus patrocinadores. Por el contrario, en la «triple crown» tan solo 22 pilotos acceden a correr las tres mangas de la noche, en función de los entrenamientos clasificatorios. También se corre una manga de repesca, pero se celebra por la tarde, con el estadio medio vacío y sin las cámaras de televisión.
Esto hace que muchos pilotos privados, todos desde el 23º hacia atrás, acuden a la carrera para disputar solo tres tandas de entrenamiento, una repesca y… de vuelta para casa sin que nadie les vea. Eso sí, al menos, sea el formato que sea, se mantienen los buenos premios en metálico que dan por cada carrera en el Supercross USA: el 23º se lleva 1.300 dólares, y el 40º, 900 $. Es desde luego uno de los aspectos más positivos del Supercross de Estados Unidos, pues un piloto que haga el 40 en las 17 carreras del certámen, puede llevarse a casa unos 15.000 dólares, que por lo menos ya les da para comprar la moto del año siguiente o costearse los viajes. El premio es más importante todavía, si pensamos que en el Mundial de MXGP o MX2 los premios ascienden a 0 euros por resultado -aunque sí se premian los holeshot- y que más de la mitad de la parrilla tiene que poner de su bolsillo esos 15.000 euros, e incluso mucho más, simplemente para estar en las carreras. A veces se tilda al Supercross USA de espectáculo circense, por iniciativas precisamente como la triple crown, aunque está claro que este "circo" valora y remunera como es debido a los auténticos protagonistas, que son los pilotos.. Tanto en SX como en MXGP, todos son pilotos profesionales, solo que allí cobran por su rendimiento, y aquí pagan por trabajar.