Carlo Pernat, era el asesor de Marco Simoncelli y junto su padre Paolo guiaba los pasos del piloto de Coriano. También es mánager de Loris Capirossi y Alex De Angelis, además de columnista en MOTOCICLISMO desde hace ya unas cuantas temporadas. Carlo es un hombre de las carreras, lleva 30 años en el paddock y en los ’90 dirigía el departamento de competición de marcas como Cagiva o Aprilia. Con estas palabras se quiso despedir de Marco Simoncelli tras su trágico accidente.
Ciao Marco, parece algo imposible pero nos has dejado por un incidente en una pista que tú, digamos la verdad, nunca has amado. Te fastidiaba el calor húmedo que te hacía cansarte más que a ninguno y llegabas al final del Gran Premio perdiendo casi 2 kilogramos de peso. Esta vez te habías traído una piscina inflable que habías metido en tu oficina del box y en la que pasabas dentro horas para estar más a gusto y no sufrir estas temperaturas ecuatoriales.
Te conocí en el 2007 cuando tu padre Paolo, una espléndida persona, me pidió echarte una mano y yo acepté con gran entusiasmo porque estaba seguro de que tus dotes eran grandísimas y, te digo la verdad, me hacías volver atrás en el tiempo cuando ayudaba al primer Valentino Rossi, eras su fotocopia en todo. Una cara siempre radiante, espontáneo y con una simpatía natural con muchas ganas de llegar arriba, curioso como un mono querías saberlo todo de todo y con sexto sentido que te hacía siempre llegar antes que los demás. Todo debido a tu papá Paolo que en tí había invertido todos los bienes de la familia, hasta se había endeudado para hacerte correr con motos oficiales hasta ahora que todo estaba tomando la dirección correcta.
Me acuerdo del contrato con Gilera a finales de 2007 y las batallas que tuvimos con la cúpula de la casa de Arcore, pero en 2008 despuntaste y ganaste el título mundial de 250 cc, presisamente aquí en Malasia, terminando sexto y destrozado al final del Gran Premio, tan destrozado que ni me reconocías al llegar a la ceremonia. Había aprendido a conocerte en estos años y contigo y tu esplédida familia que te ha inculcado valores verdaderos hasta enoviarte con una gran chica de Bergamo, Kate, de la cuál estabas simplemente enamorado. Te estabas haciendo tu casa cerca de la de tus padres en Coriano, encima de las colinas romagnolas y cuando iba a verte siempre era una fiesta con la cocina de tu mamá Rossella. Siempre había una atmósfera feliz a tu alrededor, como una protección impermeable que de defendía de todos.
Siempre en los circuitos de todo el mundo con tu papá Paolo que no te dejaba ni un segundo. Gustabas a todo el mundo porque, además de tu talento, eras espontáneo y siempre tenías una sonrisa para todos y te parabas a firmar autógrafos siempre con una sonrisa en los labios. Digamos la verdad, la gente sabe porqué te habías hecho una imagen en todo el mundo. También estaba enamorado de tu talento el vice presidente de HRC, Mr. Nakamoto y quería que estuvieras en la prestigiosa casa japonesa a toda costa, porque estaba convencido de tener en sus manos el futuro del motociclismo. Recuerdo hace tres semanas quiso renovarte el contrato para la próxima temporada hablando solamente contigo, sin mánagers de uno u otro lado. No sé cómo lo hicistéis porque él habla japonés y tú romagnolo pero salísteis del motorhome con el contrato firmado... Después, eras un gran jugador de cartas y tus partidas a la escoba con tu equipo nunca terminaban, casi llegando al límite de insultaros. Marco, todavía no me creo que te hayas ido, en 30 años aquí, nunca había visto un paddock así de triste, casi incrédulo, todos te queríamos de verdad.
Faltaba poco para llagar a conseguir tu sueño en la categoría reina, habíamos hecho todo bien, pero no habíamos previsto este maldito destino que te ha llevado cómo solo él sabe cuando teníamos de cara todos nuestros sueños y proyectos. Ciao Marco, vence allí arriba por nosotros».