Dos apuntes. El primero, para los que tengan la tentación de acusar de llorones o de quejicas a alguno de estos pilotos, nada más lejos de la realidad. Los cuatro pilotos con los que hablamos no buscaron en ningún momento excusas externas para explicar la posible frustración por los vaivenes sufridos durante sus carreras deportivas. El segundo apunte va referido a algo innato en los pilotos: todos creen en su talento y en sus condiciones, no se ven inferiores a los rivales y todos ambicionan llegar más lejos de donde están, sea cual sea su circunstancia. Algo fundamental para vivir como deportista de élite.
Pol Espargaró
Aquí se reúnen cuatro pilotos con perfiles diferentes pero con muchas similitudes. Los cuatro compiten en MotoGP y los cuatro saben -en largos momentos de sus carreras deportivas- lo que es pelear cada fin de semana por lo más alto. Pol Espargaró es el último de los cuatro protagonistas de este reportaje que llegó a la clase reina. Compite con una buena moto, la M1 de Yamaha, tiene contrato con la fábrica de Iwata y todavía está en medio de su segundo año en MotoGP.
Espargaró es campeón del mundo de Moto2 y ha logrado 15 victorias en GG.PP, con un total de 44 podios todo «adornado» con 17 poles y 15 vueltas rápidas de carrera. Debutó en 2006 en el campeonato y puntuó a la primera, siendo el piloto más joven de la historia en hacerlo. «Te acabas adaptando, es lo que hay», reflexiona acerca de su nueva situación en el Mundial. «Al final sabe mal ver a pilotos a los que tú has ganado y a pilotos que tú crees que no son mejores que tú sacándote un montón de segundos. Es un poquito frustrante, pero toca lo que toca. El destino puede ser mejor o peor, pero hay que aceptarlo y hay que currar con lo que tengas de la mejor manera posible, con la mejor vitalidad y positividad. Y aunque no se adapte, aunque las cosas no sean las mejores en ese preciso momento hay que echar una ojeada al pasado y al futuro y ser positivo y pensar que vendrán tiempos mejores».
El de Granollers está viviendo un complicado 2015, en una temporada en la que no está cumpliendo con las expectativas generadas tras su debut en la categoría hace un año. Caídas, problemas mecánicos y, sobre todo, problemas para sacarle el rendimiento a la M1 2015 que lidera la general -aunque no sea la suya la misma versión que las de Jorge Lorenzo y Valentino Rossi-.
«Lo que uno quiere pensar es que las cosas volverán a equilibrarse y que algún día estará donde estuvo hace algunos años. Esto depende de nosotros hasta un cierto punto, hago todo lo que puedo, doy el cien por cien, aunque la verdad es que con nuestro material no estoy consiguiendo el cien por cien de lo que debería. Y tampoco puedo quejarme mucho. Sí que es cierto que sabe un poco mal pensar que hay un techo, eso no le gusta a nadie en cualquier aspecto de la vida, que algo te marque un límite. Pero es lo que hay ahora mismo, es lo que toca y hay que pasar por aquí si quiero evolucionar en el futuro».
Toni Elías
En el otro extremo se sitúa Toni Elías, que como Espargaró es campeón de Moto2, el primero de la historia. 17 victorias -ha ganado en todas las categorías en las que ha competido, incluido MotoGP, con aquella espectacular victoria en Estoril en 2006-, 43 podios, 12 poles y 12 vueltas rápidas de carrera. Elías aprovechó muy bien la bajada de categoría desde MotoGP a la recién creada Moto2, aunque a partir de ahí las cosas se complicaron. Este año se quedó sin moto después de que se frustrarse la opción de correr en SBK con BMW. Volvimos a tener noticias de él en las 8 Horas de Suzuka y después al competir en Indianápolis como sustituto del lesionado Karel Abraham. En Aragón ocupó el puesto de Claudio Corti en el turbulento Forward Racing, en una moto que originalmente había sido de Stefan Bradl.
«Aceptas verte en posiciones en las que no estabas acostumbrado a estar porque mientras uno tiene motivación, tiene ganas, físicamente se encuentra bien y aún va rápido, sigue pensando en que está capacitado para volver a hacerlo bien», explica Elías, que debería de terminar el año con la escudería italiana. «Son oportunidades. Ahora es aquí y a lo mejor esto te lleva a tener un gran equipo en SBK, en el Británico, una cosa así. Todavía tengo ganas. Otra cosa es que ya estuviera harto, desmotivado, y ese sería el momento de decir basta. Pero no ha llegado aún ese momento».
El de Manresa no pierde la sonrisa y, pese a todos los problemas que ha tenido desde 2011, con aquel tormentoso año con la Honda de Lucio Cecchinello, intenta dar un enfoque positivo a su situación. «A veces es frustrante pero la frustración la sientes con dieciséis años cuando llegas al Mundial y no puedes, con dieciocho, con veinte, siempre hay situaciones muy difíciles y uno siempre tiene que tener la actitud de salir adelante, de mejorar, de seguir trabajando, de motivarte. Y hay baches que son más largos que otros. Se pasan y ya está. Este año ha habido un buen bache, pero aquí estoy. Creo que de aquí a final de año algo bueno haré. Si no, no hubiera venido».
Héctor Barberá
Eso, el aferrarse a algo que está por llegar, es algo que se repite en los cuatro protagonistas de este reportaje y que en el caso de Héctor Barberá incluso se radicaliza. «Moralmente no estoy preparado para aguantar otro año más. Si el año que viene vuelven a haber estas diferencias y no estoy al nivel, buscaré otro campeonato en el que volver a sentirme piloto de verdad y en el que volver a estar entre los cinco primeros».
La de Barberá ha sido la trayectoria más dura de estos cuatro. También es el único que no es campeón del mundo -sí dos veces subcampeón, en 125 cc en 2004 y en 250 en 2009-. Acumula 10 victorias en GG.PP y un total de 32 podios, con nueve poles y diez vueltas rápidas de carrera, además de ser campeón de España del octavo de litro. «Es complicado, porque sabes que la calidad la tienes, que lo has hecho en otras categorías y que aquí no depende de uno mismo.
Cada año en que he decidido quedarme otra vez en MotoGP ha sido porque había una esperanza. Cuando aterrizo en MotoGP pienso, sin saber cómo funcionaba la categoría, que lo voy a hacer bien, pero Ducati está en un momento no demasiado bueno. Me quedo un año más porque parece que llega Valentino, que va a haber un cambio, pero no llega un cambio, no sucede nada. El año siguiente vuelve a pasar lo mismo, vuelve a haber un cambio pero vuelve a no pasar nada. Es como que vas buscando la oportunidad pero nunca llega. El año de CRT es otro año de cambio, parecía que todo iba a tender hacia eso el año siguiente, pero no fue verdad y luego cambiaron el reglamento. El hecho de quedarnos otro año más como ahora es porque se supone que el año que viene todos tendremos la misma electrónica, se vuelve a abrir otra vez la posibilidad».
El de Dos Aguas no esconde que le causaba cierta depresión cuando le masacraban el resto de MotoGP en las rectas cuando corría con la Avintia, esa mezcla de chasis FTR y motor Kawasaki que no llegó a ser ni medianamente competitiva. Desde el último tercio de 2014 corre con Ducati, un modelo en la tercera línea de evolución de la casa italiana, anterior a las del equipo oficial y anterior a las que ahora mismo usan en Pramac Hernández y Petrucci.
«Es duro, ves a pilotos como Dovizioso u otros con los que ya has peleado antes y con los que ahora es imposible pelear, la distancia es muy grande. Y es algo que no solo depende de uno mismo. Es complicado. Realmente, si te paras a pensarlo te dan ganas de no montar más en moto. Pero tienes que ser fuerte y pensar en positivo. Ahora mi objetivo es intentar ganar este campeonato de Open, y esta es la motivación con la que he ido tirando todo el año.
Pero si no me engaño, sé que estoy pensando en los primeros entrenamientos en Cheste, todos con la misma electrónica, para ver si es verdad que van a reducirse estas diferencias, si todos vamos a tener la misma electrónica de verdad, si la única diferencia va ser la mecánica y el pilotaje, si los neumáticos Michelin ayudan, y ahí es donde otra vez me vuelvo a agarrar a esa motivación. Eso es lo que me hace seguir para adelante y levantar la cabeza».
Álvaro Bautista
El cuarto de estos cuatro pilotos es Álvaro Bautista, Campeón del Mundo de 125 cc en 2006, subcampeón de 250 cc en 2008. Bautista ha ganado 16 carreras en el Mundial, cuenta con un total de 49 podios, más 18 poles y 22 vueltas rápidas de carrera. En ese palmarés se incluyen tres cajones en la clase reina. Una categoría en la que debutó con una inferior Suzuki para pasar después a una Honda que equipaba suspensiones Showa y frenos Nissin -mientras las otras tres usaban Öhlins y Brembo-. Desde este año está embarcado en la aventura de Aprilia, que está usando esta temporada para desarrollar su MotoGP a la vez que disputa el campeonato.
«Ahora si entramos en los puntos damos las gracias…», comenta Bautista con una medio sonrisa. «Me lo tomo mirando más hacia el futuro que mirando el presente. Estoy en una fábrica, estamos haciendo una moto y por lo menos lo que me motiva a seguir así y es seguir luchando y pensando que si al final conseguimos hacer una moto competitiva podré estar luchando con los pilotos punteros. Está claro que no me gusta estar ahí en la pista luchando por hacer el quince, porque creo que como piloto podría estar mejor, pero es la situación hoy. Y sobre todo es eso, me motivo siempre mirando al futuro, no pienso en el presente, pienso en el trabajo que estoy haciendo para el futuro».
Bautista ya asumía al inicio de este proyecto cómo iban a ser las cosas y el difícil camino que iba a tener por delante, con un contrato con la casa de Noale para este 2015 y para 2016. «Compito contra algunos pilotos que no me han visto ni el colín en la primera vuelta en el pasado, pero intento no pensar en eso, sino en trabajar. Y por ahora no he tenido ningún momento de esos de frustración de decir "¿qué narices hago aquí si estoy haciendo el tonto?". De momento. Espero acabar este año y a ver si el que viene por lo menos estamos más cerca de la gente con la que creo que deberíamos de estar luchando».
El ejemplo de Rossi
Mirar hacia el futuro, buscar motivaciones, confiar en uno mismo. Un trabajo extra en un deporte que depende de muchos factores externos y que, a veces, puede ser injusto. Un piloto vale lo que valen sus últimos resultados. «Hay pilotos muy buenos que no tienen una moto como dios manda, con la que podrían estar ahí luchando y que no están allí», analiza Espargaró sobre lo que ve tanto en MotoGP como en el resto de cilindradas y competiciones.
«En el motociclismo dependes de una máquina que es mejor o peor, pero al final tienes que vivir con ello». Unas diferencias mecánicas como las que está viviendo Bautista en sus carnes. «Yo este año tengo la moto que tengo, que creo que a día de hoy no sé si es la peor de la parrilla, pero seguro que la que menos experiencia y la que menos referencias y datos tiene, y eso muchas veces es un hándicap muy grande. Por eso quizás yo me auto motivo diciendo "mira, si con una moto así puedo por lo menos dejar atrás a otras motos que en teoría, y sobre el papel, podrían ser mejores que las nuestras, es una manera de decirte que como piloto lo estás haciendo lo mejor que puedes».
Auto motivación. Elías coincide con sus compañeros e incide también en el factor externo, sobre esos que ven, vemos, las cosas desde fuera y sometemos a juicios de valor todo lo que ocurre en la pista. «Al final es normal que los aficionados vayan detrás del que gana o del que está siempre delante, pero viendo los dos años de Valentino en Ducati, que al mejor piloto de la historia le digan que está acabado, que no sé qué, que no sé cuántos… ¡Que un día le gané!», analiza entre risas acerca de un hecho, el resurgimiento de Rossi tras dos años críticos, que a muchos ha servido de ejemplo.
«También decían que estaba acabado, seguramente perdió fans, seguidores que ahora mismo vuelven a estar a su lado, y ya no está acabado, el tío está ganando, liderando el Mundial y muy probablemente será campeón del mundo… Él no ha hecho caso de lo externo, se ha centrado, ha trabajado y vuelve a estar delante. Al final este es el objetivo de todos los pilotos. Y si llega el día en el que ya no hay ni moto, ni equipo, ni se hace bien, ni mal, ni nada, entonces será el momento de decir "¡Eh, tú! Hasta aquí hemos llegado"».
Y vuelve a ser Barberá el que, como cierre, da un toque más amargo a estas reflexiones. El piloto de Avintia Racing analiza sus resultados y los que, por ejemplo, Cal Crutchlow lograba en 2014 con una moto todavía superior a la suya –«en casi todas las pistas he rodado más rápido»- y después, como Elías, toma como ejemplo en positivo lo que está haciendo Rossi. «Es complicado, y por eso muchas veces no lo quiero ni pensar y pienso en entrenar, en motivarme, en quizás vivir una mentira para pensar que ese momento vaya a llegar. Y tengo la esperanza de que llegue. Pero no tengo energía para aguantar mucho más. Si acabamos el año como Dios manda, y el año que viene arrancamos en los entrenos y vemos que todo está bien, seguramente demos un paso de calidad hacia delante y ya no estemos el 13, el 14 o el 15 y estemos más delante. Porque creo que aún tengo la edad y la capacidad para hacerlo. Y si no es así incluso valoraría bajarme a Moto2, a una categoría en la que el piloto realmente cuente y donde o vas rápido o te vas a casa. Y llegará un momento en el que tendré que decidir».