«Como sabéis siempre me ha gustado Max Biaggi y le sigo desde la primera vez que le vi sobre su Aprilia negra en 1995. Me acuerdo que fue la primera vez que vi una carrera de motos, era de madrugada, recuerdo que era el Gran Premio de Malasia y Biaggi luchaba con Harada y su Yamaha por la carrera. Biaggi ganó la carrera con mucho margen. Desde entonces siempre le he seguido. Es gracioso porque con mi padre tenía más de una discusión fuerte, porque él era «anti Biaggi». Decía que era un chulo y que no sabía cómo me podía gustar un piloto así. Pero la verdad es que siempre me ha gustado. Sobre todo me encantaba su estilo de conducción y lo fácil que hacía los caballitos cuando celebraba las victorias. La verdad es que creo que de fijarme he sacado mucho del estilo de Max. Por que como él, creo que soy un piloto fino encima de la moto. Desde que empecé a montar en moto ya era fino, pero luego he ido mejorando ese estilo de pilotaje con el tiempo, pero también porque me fijaba en él. Supongo que eso también ha influido algo».
«Por aquella época también seguía bastante el motocross y me gustaba mucho Joel Smets. Y en Superbike me encantaba Carl Fogarty. Lo que hizo él no lo ha vuelto a repetir nadie en ese campeonato».
«Ahora mismo me sigo fijando en algún piloto, pero realmente no se puede decir que tenga un ídolo o un héroe. Pero cuando empezaba a montar en moto me acuerdo que sí me gustaban varios pilotos. Cuando yo estaba corriendo en Cataluña y era muy pequeño, seguía las carreras del Mundial cada fin de semana. En 125 me gustaba mucho Dani Pedrosa. Supongo que como era un piloto pequeño de estatura y yo cuando empecé también era bastante bajito. Aun siendo el más pequeñito de la categoría de 125 ganaba a todos y por eso me gustaba cómo lo hacía. Creo que en cierto modo me veía un poco reflejado en él. También le he seguido en las otras categorías y en estos años compartiendo patrocinio con Repsol nos hemos conocido un poco mejor.
Pero realmente en aquella época, cuando todavía era un niño, el que me gustaba era Valentino Rossi. Era el que ganaba y daba el espectáculo en cada carrera. Aparte de que iba muy rápido y hacía cosas increíbles con su moto, también me gustaba mucho su carácter, siempre bromeando y muy divertido. Supongo que cuando eres un niño siempre te fijas en el que gana y te entra mejor por la vista».
«De pequeño seguía el dirt track y a Mert Lawwill. Si veis la película «In any Sunday», una de las mejores películas de motos de la historia, sabréis más sobre Lawwill. También estaba Gary Nixon y luego Roberts. Pero todo esto es dirt track. Yo crecí viendo las carreras de milla, media milla y mis héroes eran pilotos con bota de hierro. Yo con 12 años ya corría en las categorías más pequeñas y me maravillaban. Pero en realidad cuando firmé mi primer contrato con Yamaha USA cuando tenía 14 años, Kenny pasó a ocupar el número uno de mi lista. Era el más completo porque ganaba en short track, TT, milla, media milla y en velocidad. Eso era conocido como el Grand National y Roberts fue único. Verle en los 70 luchando con la Yamaha contra las Harley era increíble. Era como si hoy en día corres con una Ducati contra las Honda y Yamaha oficiales. Pero Kenny ganó el título pilotando aquella Yamaha como Stoner hacía con su Ducati. Pero lo más gracioso de todo esto, es que yo soy 7 años menor que Kenny y todavía guardo una foto firmada de cuando él tenía 19 años y era el nº 1 en América. Siete años después peleamos juntos en el Mundial de 500. Y pude cumplir el sueño de luchar contra mi héroe».
«Yo tenía diferentes ídolos de diferentes categorías. Está claro que el ídolo máximo siempre es el de 500 y en mi caso era Wayne Rainey. En 250 me gustaba muchísimo Luca Cadalora, pero en realidad mis auténticos héroes eran los pilotos que corrían con su propio equipo. Por eso me encantaba Jorge Martínez «Aspar» y también Dirk Raudies, porque era pilotos que corrían en el campeonato del mundo con su moto y su equipo. Para mí eso tenía un valor enorme, porque además de preocuparse por ir rápido encima de la moto, tenían muchas más cosas que cuidar cuando se bajaban de ella. Ellos me sirvieron de reflejo y me marcaron un camino a seguir. Para mí correr era algo muy bonito, pero hacerlo en tu equipo significaba construir algo entorno a ti. Seleccionar a los técnicos que más te gustaban, el grupo que mejor conocías, pintar la moto como tú querías. Esto es lo que yo siempre había querido hacer y por eso me fijé mucho en Jorge.
Pero es cierto que Wayne Rainey era impresionante. Era un piloto muy profesional, su estilo de pilotar, hacía unas derrapadas increíbles y para mí era fantástico. También me gustaba mucho Kevin Schwantz porque era un piloto sobrenatural. No ganaba tanto como Rainey pero a veces hacía cosas mágicas. La imagen más impresionante que tengo de todas las carreras que he visto en mi vida, es el adelantamiento que Schwantz hizo a Rainey en Hockenheim 91. Fue una auténtica obra de arte. Aunque también el que hizo Valentino a Stoner en Laguna Seca o el que hizo a Lorenzo en la última vuelta de Montmeló 2009 podrían formar parte de esa “galería” de arte».
«Mi héroe era Kevin Schwantz. Desde que veía las carreras por la tele era sin duda el piloto que daba más espectáculo encima de la moto. Siempre ha sido un punto de referencia para mí y viendo sus carreras he aprendido mucho. Era siempre súper combativo, nunca se rendía y hacía cosas que nadie podía creer que se pudieran hacer con una moto. Su época dorada con Wayne Rainey fue de lo mejor de la historia del motociclismo. No ganó mucho porque para Kevin las carreras eran ganar o nada. Luego he tenido la suerte de conocerle y tenemos una buena relación de amigos».
«Yo cuando he c0menzado a correr la primera imagen que me venía a la cabeza era la de Jarno Saarinen. Aparte de solo por su nombre que ya me fascinaba, tenía un estilo de pilotaje muy particular y que nunca antes se había visto en el motociclismo. Creo que fue el primero en rozar con la rodilla por el suelo y todo en él era fascinante. Iba muy rápido y me encantaba».
«Obviamente Giacomo Agostini también ha sido mi ídolo, creo que como el de cualquier piloto italiano que empezaba a correr en mi época. Pero también más adelante me gustaba mucho Barry Sheene y he aprendido mucho viéndole correr. Además, Barry era un fenómeno cuando se bajaba de la moto, un poco como Valentino Rossi en el motociclismo actual. El primero que me ha hecho iniciar la pasión por montar en moto y por el motociclismo sin duda que fue Saarinen. A mí me impactó desde el principio».
«De pequeño siempre me había fijado en Valentino Rossi, pero ahora al que sigo más es a Dani Pedrosa. Los dos tienen estilos que me gustan mucho aunque, a la vez, son muy diferentes entre ellos. Aparte de ser grandes personas me gusta mucho su estilo encima de la moto. Valentino ha sido siempre más espectacular y por eso me gustaba. Pero ahora me estoy fijando más en Pedrosa. Me gusta mucho su forma de afrontar las carreras y siempre es muy efectivo».
«Cuando empecé a correr yo era más o menos el año 88 y mis primeros pasos fueron como muchos otros en el Criterium Solo Moto. En esa época, mi ídolo, el piloto que me gustaba más y que era una referencia era Álex Crivillé. Primero cuando corría con las 80, con las Derbi y después con la JJ Cobas en 125 y con la que ganó un Mundial. Era mi ídolo. Todavía recuerdo perfectamente cuando yo gané el Criterium que me hicieron una entrevista y fuimos a casa de Álex y me lo presentaron. Hicimos una entrevista conjunta y fue increíble. Entonces la escalera para llegar a otros campeonatos era el Criterium y los pilotos que salíamos de allí teníamos buenas opciones. Lo que más me gustaba de Crivillé era su agresividad encima de la moto, era muy, muy valiente. Si nos acordamos de la época de la JJ Cobas, las voladas que pegaba, porque siempre iba buscando el límite. Pero luego en carrera normalmente no caía. Me gustaba mucho».
«Mi ídolo siempre ha sido Dios... No, hombre, era David Bailey. Yo empecé corriendo en motocross y en esos tiempos los que mandaban eran Johnny O’Mara, David Bailey, Bob Hannah, pero sin duda que Bailey era mi mayor héroe. Tenía la habitación llena de posters y fotos suyas. Luego cuando empecé con la velocidad creo que ya era mayorcito para tener héroes, pero creo que el mío era Kenny Roberts Sr. Digamos que Kenny es como «El Padrino» del motociclismo de velocidad en América. Pero luego he conocido a todos y es difícil hablar de héroes cuando les conoces».
«Realmente yo nunca he tenido ningún ídolo, ni ninguna persona en la que me fijase cuando empecé a correr. Tampoco nunca he tenido un circuito preferido. Yo empecé a correr el Mundial con Santi Mulero, Manolo Burillo y Antonio Cobas, y para nosotros era como una aventura porque el Mundial no se seguía en España. No se daban las carreras por televisión y no había tanta repercusión en los medios como ahora. Además íbamos a correr en 250, una categoría vetada a los pilotos españoles, porque solo estaban Nieto y Tormo que corrían en 50 y 125. Por eso yo no tenía ídolos, pero lo único que recuerdo seguir cuando era pequeño, eran los relatos de Víctor Palomo en la revista Fórmula Moto, o no sé cómo se llamaba... Contaba sus luchas en el Trofeo FIM de 750 y me parecía algo excepcional que un español luchara con Gary Nixon, Patrick Pons y tíos así... Luego tuve la suerte de conocerle y la verdad es que era un tío excepcional, con las ideas muy claras».
«Mi ídolo era Mike Hailwood y sigue siéndolo, aunque desafortunadamente tuvo un accidente de coche y ya no está en este mundo. Pero yo creo que ha sido el más grande. A Hailwood le he visto hacer cosas que nunca más he visto a nadie hacer. Era un piloto que ganaba con motos de dos tiempos, tres tiempos, cuatro tiempos, enero, febrero, marzo y abril... Se podía subir en cualquier moto y era un escándalo. Luego ganó en el TT de la Isla de Man durante muchísimas temporadas y ese era un circuito en el que solo los más grandes triunfaban. En Assen le he visto ganar tres carreras el mismo día en diferentes categorías... Era sin duda alguna un fuera de serie».
«Recuerdo una foto de Mike en Clermont-Ferrand, en un viraje de izquierdas después de meta, con la Honda seis cilindros, que es una foto fantástica, en la que va rozando con los tres tubos de escape de la Honda por el suelo. Y eso con neumáticos que duraban 1.000 kilómetros. Para mí Hailwood va a ser siempre mi ídolo. Porque aunque ahora hay pilotos buenísimos, y como sabéis me gusta mucho Valentino Rossi, ninguno se puede comparar con Hailwood. Él siempre será único.
«Es una buena pregunta. La verdad es que nunca he tenido un héroe en el más estricto sentido de la palabra. No es que tuviera un piloto con el que soñaba ser como él algún día. Pero es cierto que tenía muchísimo respeto por Wayne Rainey. El seguía corriendo cuando yo empecé y me gustaba mucho su estilo encima de la moto. Así que si tuviera que decir a alguien ese es sin duda Wayne Rainey. Me gustaba mucho su espíritu de lucha y la emoción que ponía en las carreras. Estaba bastante claro que aunque no siempre tenía la mejor moto o la mejor puesta a punto, siempre ponía un poco más para poder luchar con la competencia que en esa época era bastante grande. Aunque solo fuera por un poco a veces si su moto no era la mejor, pero aun así sacaba un extra que le permitía ganar. Sin duda que me inspiró y muchas cosas que veía de él luego las intentaba aplicar como piloto. Pero no todo me salía como a él... Héroe o ídolo en el más estricto sentido de la palabra nunca he tenido, pero Rainey me gustaba mucho. También Kevin Schwantz es otro de mis favoritos, pero en su caso más por su locuras encima de la moto, creo que como a todo el mundo que seguía el Mundial en esa época».
«Para mí cuando yo era un niño y tenía 12 o 14 años, sin duda a los pilotos que yo seguía y eran mis héroes, eran Ricardo Tormo y Ángel Nieto. Lo eran todo en nuestro motociclismo, tanto en el Campeonato de España, como en el Mundial. Con ellos he compartido muchas cosas y sobre todo de Ricardo he aprendido muchísimo, tanto en lo que se refiere al piloto, como a la persona. Ricardo era una persona que técnicamente sabía barbaridades, tal vez demasiado. Estaba siempre buscando cómo evolucionar y con inventos nuevos. Con Ángel aprendí de muchísimas cosas. La picardía encima de la moto, saberse rodear de las personas justas.... Pero luego lógicamente, cuando ya estaba en el Campeonato del Mundo ves a gente que amiras como Kenny Roberts. Sin duda para mí era otro ídolo. Porque la primera vez que fui al Jarama en el año 76, yo no corría ni nada, pero recuerdo como si fuera ayer ver a Kenny Roberts con aquella moto amarilla y esos neumáticos Good Year.... Era como estar viendo a un extraterrestre. Yo me preguntaba cómo era posible que se inclirara así... En aquellos años llevar la rodilla por el suelo y hacer las curvas como las hacía él era algo impensable».
«Mi ídolo siempre fue Fausto Gresini, porque era de un pueblo cercano a mi casa cuando yo era un niño, y le he mirado y le he seguido desde siempre. Es una historia curiosa porque luego se convirtió en mi compañero de equipo, mi amigo, mi team manager, pero sí, Fausto era mi ídolo cuando era pequeño. La historia es prácticamente como un sueño hecho realidad».
«Yo a él le veía como algo inalcanzable y algo a lo que nunca iba a llegar. Todavía recuerdo la primera vez que le vi en persona y le pedí una deslizadera después de una carrera. Y cuando me la dio la guardé como un tesoro y creo que todavía la conservo en casa. Unos años después comencé a correr, pero yo seguía fijándome en él porque era mi referente. Después en 1991 he llegado al Mundial y he empezado con su equipo. Es más, en mi primer año gané el título de 125 siendo su compañero de equipo e integrado en su estructura. Pero lo mejor de todo es que él me ayudó con sus resultados en la pista a conseguirlo. Y al año siguiente conseguí ganar de nuevo con los colores del Team Gresini. Realmente ha sido un sueño que se ha cumplido. Hoy en día seguimos unidos por una gran amistad».
«El piloto que más me gustaba era Lucchinelli. Me gustaba su estilo de pilotaje, me gustaba su agresividad, me gustaba como personaje, porque digamos que estaba un poco fuera de las reglas y estereotipos marcados en esa época. Era definitivamente un tipo particular y sobre todo, tenía un estilo de pilotaje muy bonito. Con la pierna por fuera, cuando todavía todos pilotaban de otra manera, era un piloto especial y muy rápido. A mí, por todo esto, era el piloto que más me gustaba. No sé si aprendí algo de él... A lo mejor de manera inconsciente alguna cosa siempre intentas imitar».
«Yo cuando he comenzado a correr no tenía un ídolo. Me gustaba el ambiente pero no tenía un piloto en particular que fuese mi referencia. Después, pasados unos años he comenzado a ser un gran seguidor de Lucchinelli. Pero cuando he comenzado no tenía referencias, era simplemente que me gustaba correr en moto. Lucchinelli me gustaba porque era Lucchinelli, ahora me gusta Valentino porque es Valentino. Son pilotos que en las carreras daban algo más que los demás. Siempre me han gustado los pilotos que dan espectáculo en la pista y luego son grandes personas. Por eso mi último ídolo era Marco Simoncelli. Marco daba emoción en las carreras. En general me gustan los pilotos que tratan de hacer algo diferente, pilotos exagerados, que se salen de lo común y las normas establecidas. Por eso me gustaba tanto Marco y por eso le echo tanto en falta».
«En aquella época las cosas no eran como ahora, no había tantos pilotos en el Mundial y la verdad es que solo se conocía a Ángel Nieto. Por eso, mi ídolo, al igual que el de muchos cahavales de mi generación era Ángel, era el ejemplo a seguir. Eso era de niño, pero realmente cuando empecé a correr conocí en el Campeonato de España a Víctor Palomo. Y la verdad es que Víctor me impresionó muchísimo, creo que es el piloto que más me marcó. No era un tío especialmente simpático, era incluso muy duro con los demás y con él mismo. Pero pude vivir con él bastantes historias, la primera vez que fui fuera de España fui con él y me enseñó muchas cosas. La verdad es que mi hijo se llama Víctor en honor a él. De pequeño era Nieto era mi ídolo. A Víctor tuve la suerte de conocerle, y más que ídolo, creo que ha sido una persona que me impresionó mucho. En la moto era valiente y era bestial la fuerza que tenía para recuperarse cuando se lesionaba. Me marcó».