Marc Márquez ha revalidado su título mundial de MotoGP en este 2017 -su cuarta corona de MotoGP y la sexta en total-, certificándolo matemáticamente en el Gran Premio de la Comunidad Valenciana disputado en el Circuit Ricardo Tormo, donde ha consumado su dominio después de una temporada que no comenzó del todo bien pero en la que ha remontado hasta terminar erigiéndose como el mejor.
La alerta naranja se encendió pronto en Honda. En Qatar, Márquez salvaba un cuarto puesto pero se veía muy lejos de la lucha por la victoria entre Maverick Viñales y Andrea Dovizioso. Donde no salvaba absolutamente nada era en Argentina: primer cero de la temporada y a 37 puntos de Viñales, que volvía a ganar.
Llegó a su querido Austin con más urgencias que nunca, y allí no falló. Se hizo con el primer triunfo del año y, gracias a la caída de Viñales, prácticamente daba por compensado el fiasco sufrido en Termas de Río Hondo. También fue positiva la cita de Jerez, donde el segundo puesto por detrás de Dani Pedrosa le permitía seguir recortando las distancias en la general, situándose a sólo cuatro puntos del líder, Valentino Rossi. Además, parecía que la Honda empezaba a dar muestras de mejoría…
Cuando su temporada parecía enderezarse, se vivió un auténtico déjà vu en Francia, donde salió con un cero en una nueva victoria de Viñales, que además lo enlazaba con un segundo puesto en Mugello por detrás de Andrea Dovizioso en una carrera en la que Márquez, de nuevo presa de los problemas de Honda en aceleración, sólo era capaz de terminar sexto.
Con una victoria, dos podios y dos ceros en seis carreras no se puede decir que la temporada pintase precisamente bien para Marc, especialmente teniendo en cuenta la inferioridad que, salvo en momentos concretos, por aquel entonces parecía presentar la RC213V respecto a sus dos competidoras: la Yamaha YZR-M1 y la Ducati Desmosedici GP17. Además, volvía a estar a 37 puntos del liderato, esta vez en poder de un Viñales que parecía lanzado con tres victorias y un segundo.
Márquez se reencontró con el podio ante los suyos en Montmeló, pero tuvo que conformarse con la segunda posición por detrás de Dovizioso, que se hacía con el triunfo por segunda carrera consecutiva. En Assen, luchaba a brazo partido ante Cal Crutchlow y el propio Dovi para colarse en el tercer puesto del cajón, en una carrera marcada por la lluvia y ganada por Valentino Rossi ante Danilo Petrucci.
Dos podios que le habían devuelto a la lucha por el título, pero que no saciaban su hambre de victoria y que le hacían llegar cargado de presión a su trazado fetiche: Sachsenring. Allí tenía que ganar y recortar la desventaja… y así lo hizo. Con la inesperada oposición del local Jonas Folger, Márquez volvió a la senda de la victoria y, de paso, se aupó al liderato de la general. ¡Quién se lo iba a decir tres carreras antes!
Consolidó su primera posición en Brno, ganando con una ventaja abismal después de entrar a cambiar la moto antes que nadie en el flag to flag en lo que fue un perfecto homenaje a la memoria de Ángel Nieto y, a la vez, otro mazazo moral a sus rivales. Era su tercer triunfo del año pero, sobre todo, se trataba de su cuarto podio consecutivo, toda una declaración de intenciones: su moto ya rendía lo suficiente como para estar siempre delante.
Volvió a demostrarlo en la carrera de Austria, a priori poco propicia pero donde estuvo luchando por ganar hasta el último suspiro, finalizando segundo después de ser derrotado en un vibrante mano a mano por Andrea Dovizioso, que empezaba a erigirse como su gran rival por el título al superar a Viñales en la clasificación para situarse segundo a 16 puntos de Marc.
En Silverstone volvió el drama al box del 93. Una rotura de motor le dejaba KO cuando rodaba en cabeza de carrera, y allanaba el camino para una nueva victoria de Dovizioso, que se imponía en un bonito final de carrera a Viñales y Rossi. Era la segunda seguida y la cuarta del año para el italiano, que arrebataba el liderato al de Cervera y que de nuevo llevaba la preocupación a Honda, donde la fiabilidad de los propulsores es tradicionalmente poco menos que una religión.
Lejos de desmotivarse, Márquez volvió por todo lo alto en Misano batiendo a Danilo Petrucci en un gran duelo con el asfalto mojado. Con el tercer puesto de Dovi, se quedaban empatados a 199 puntos a falta de cinco carreras y con Viñales todavía cerca en la general.
El empate se deshizo en Aragón, donde Márquez se hizo con la quinta victoria del año haciendo una gran remontada y conteniendo a Dani Pedrosa al final; lo que unido al séptimo puesto de Dovi le daba una ventaja de 16 puntos para encarar la gira asiática con cierto margen de maniobra.
Se quedaron en once tras Japón, donde Dovizioso repitió el guion de Austria y se impuso a Márquez en un mano a mano espectacular, esta vez en mojado. Con aquel resultado parecía que el título iba a llegar totalmente en el aire a Valencia, pero en Australia se produjo otro giro dramático en los acontecimientos: la inapelable victoria de Márquez podía entra dentro de lo previsto, pero no así la 13ª posición del piloto de Ducati, que era la que hacía crecer la diferencia entre ambos hasta los 33 puntos.
Cinco victorias y nueve podios en las diez últimas carreras eran los culpables de que hubiese podido dar la vuelta a la tortilla en una temporada que por momentos parecía haberse complicado bastante para el de Cervera.
Con 50 en juego, Marc Márquez tenía la primera opción de título en Sepang, bastándole con quedar segundo aunque Dovi ganase, entre otras combinaciones. Pero el fin de semana no salió según lo esperado, y la victoria de Dovi y su cuarta posición posponían el desenlace hasta Valencia.
Aun así, los 21 puntos de ventaja hacían pensar que la última carrera sería un trámite. Desde la pole, Márquez luchaba por ganar pero tenía un pequeño susto que daba emoción... hasta que la caída de Dovizioso le convertía en campeón del mundo matemáticamente, independientemente de su resultado.