En menos de una semana, el trofeo de MotoGP tendrá una pieza más. A sólo seis días del final de temporada, todavía no se sabe qué nombre estará tallado en ella. Todo hace pensar que volverá a ser el de Marc Márquez, pero Andrea Dovizioso está dispuesto a impedirlo.
Dos pilotos y 45 minutos por delante, con el Circuit Ricardo Tormo de la Comunidad Valenciana como perfecto decorado. Un escenario que ambos han demostrado conocer a la perfección, como ha enseñado MotoGP en estos dos vídeos en los que aparecen, totalmente concentrados, recorriendo de memoria las 14 curvas repartidas por los cuatro kilómetros del trazado.
“Todo está en la mente”, es el mantra que proclama el campeonato de cara a la gran final. Llegados a este punto del año, lo sucedido hasta ahora sólo importa en forma de puntos en la clasificación. En la parrilla de Valencia ya no valdrá mirar atrás, porque el destino estará delante.
Los dos han trabajado muy duro durante toda la temporada para llegar con opciones hasta aquí. Se han ido reivindicando, cada uno a su manera, durante la temporada. Dovizioso se confirmaba como la estrella oculta en el cielo de MotoGP, mientras Márquez movía con cuidado las fichas de su propia partida de Risk.
Tras las vacaciones, Marc se erigía en el mejor fruto de Ángel Nieto; y Dovi replicaba batiéndole en un brutal mano a mano para ganarse el sobrenombre de ‘el anti-Márquez’. A partir de ahí, poco a poco irían quedándose solos en una temporada que había comenzado con el dominio de un tercero (Maverick Viñales) con una tercera marca (Yamaha).
Después de verano, ya todo fue cuestión de Marc y Dovi, de Honda y de Ducati. Ya no había tregua: las últimas nueve victorias se las han repartido entre los dos, tejiendo el hilo de MotoGP 2017 casi como si se tratara de una historia de ficción. Casi.
Márquez se desmarcaba en su sempiterna búsqueda del límite, y apenas 15 días después se regalaba un comodín antes de sucumbir, entre risas y abrazos, ante un Dovizioso que buscaba llegar el primero a la trazada única. Quedaban tres para el final y todo estaba completamente abierto.
Sin embargo, las Ducati se perdieron en la isla australiana, lo que permitió a Marc ampliar la ventaja gracias a un triunfo inolvidable en una carrera apoteósica. Una victoria que, unida al fiasco de Dovi, permitía al español depender de sí mismo para ser campeón en el trazado malasio de Sepang.
Ducati y Dovi no estaban por la labor. Por fin empezaban a vislumbrar los resultados de tantos años de trabajo conjunto, y tenían claro que, como mínimo, tenían que prolongar el desenlace hasta Valencia, haciendo recordar –aunque sus posibilidades sean mucho más remotas- al milagro obrado en 2006 por Nicky Hayden ante Valentino Rossi.
Todo está servido para el final de fiesta. Después llegarán los test de 2018 y empezará una nueva historia, pero ahora eso poco importa. Al menos para Marc Márquez y Andrea Dovizioso. Para ellos sólo hay 4 kilómetros y 14 curvas. Y todo está en la mente. En su mente.