Las tres carreras que lanzaron a Fabio Quartararo

Fabio Quartararo daba la sensación de ser un piloto predestinado para luchar por lo más grande en el Mundial. Una cantinela que le acompaña desde que saltó a la luz en las tres últimas carreras del CEV de 2013.

Borja González. Fotos: Gold&Goose/Photoclick Agencia

Las tres carreras que lanzaron a Fabio Quartararo
Las tres carreras que lanzaron a Fabio Quartararo

Eduardo me llamó y me dijo: «¿Cómo podemos hacer para mejorar esto, qué se te ocurre?». Eduardo es Eduardo Martín, mánager de Fabio Quartararo. Y la persona a la que consultó fue Ricard Jové, con una larguísima trayectoria en el Mundial -en equipos como el Aspar Team o el actual Avintia, o con pilotos como Simón, Maverick Viñales o los hermanos Espargaró-.

Corría 2013, y el piloto francés afrontaba su primer año en el CEV de Moto3 enrolado en una estructura dirigida por el ex piloto Juan Bautista Borja. «El equipo se montó el año anterior», explica Martín, que llevaba ya un par de años junto a Quartararo. «Estábamos con Juanfran Guevara y con Josep Rodríguez. Se hizo para que acogiese a Fabio cuando llegase al CEV y que estuviese ya rodado. Era un equipo humilde, pero se buscaba que tuviese sus protocolos de trabajo. Cuando él estaba en pre GP ya estábamos apoyando a Kyle Smith en el Campeonato de España, y se utilizó el equipo de Juan Bautista Borja como soporte, en 2012. En 2013 ya no era BST, era Wild Wolf Racing que era como se inscribió. Y se montó exclusivamente para Fabio».

No obstante, la estructura se amplió con Xavier Cardelús. Las primeras cinco citas de ese CEV no salieron del todo bien. Eso sí, en su debut comenzó con un segundo bajo la lluvia, en la primera carrera en Montmeló. La segunda, en el mismo escenario, la finalizó sexto, a más de 32 segundos del ganador. En Aragón fue duodécimo -a 29 segundos-, en la siguiente de Albacete fue excluido por saltarse en repetidas ocasiones la chicane, en la quinta, también disputada en ese escenario se retiró, y en la de Navarra solo fue décimo, a diez segundos de María Herrera. «No estábamos contentos con el rendimiento de los motores, de la moto en general. La verdad es que el chaval se frustraba un poco, porque veía que tenía ahí una limitación, que no era capaz de mostrar todo su potencial», recuerda Martín, que entonces decidió buscar una solución a lo que él veía como un problema.

«Tengo mucha amistad con Ricard Jové, que me parece un gran profesional, y una persona que conmigo siempre ha tenido una relación exquisita; y le dije: “Ricard, tenemos este problema. Necesito un técnico en pista, que vaya mirando al chaval dónde puede sacar punta en todo. Necesito también un técnico, y me consta -porque él me había hablado siempre muy bien de Christian- que tienes a la persona adecuada"». Christian Lundberg, actual coordinador técnico del Leopard Racing de Kent y Efrén Vázquez, y ex técnico de pilotos como Bautista, Pasini o Viñales, estaba libre por entonces, y aceptó la propuesta de Martín vía Jové, aunque en honor a la verdad, en parte por confiar en que estaba ante un proyecto de futuro que después no cuajó.

«Estuvimos valorando hasta la posibilidad de cambiarle la moto a una KTM, pero al final tuvimos la suerte de que Geo Technologies había desarrollado un motor en base al motor que él llevaba, que era bastante estándar, y -entre comillas- me lo cedieron para las dos últimas pruebas del CEV, porque en aquel caso les vendí un poco la moto de que este tío era bueno», cuenta Jové. «Metimos también a Christian Lundberg de por medio para convencer a Geo de que nos dejaran este motor. Total, que hicimos un compendio entre este motor, que resultó mejor, y Christian Lundberg que fue clave, porque ya tenía unas cosas desarrolladas de la moto de Maverick el año anterior, que aplicamos a esa moto -recuerdo que la moto la hicimos en casa- y vinimos a las dos últimas pruebas de Valencia y a la de Jerez».

Quartararo se adaptó enseguida a su nueva estructura, con Lundberg más su mecánico de confianza Bruno Corrucchini, y con el propio Jové. «Hicimos un test de un día en Valencia y simplemente fue poner la moto, más que al gusto del piloto a mi gusto, porque no teníamos tiempo de probar», recuerda Lundberg de aquella primera experiencia junto al piloto francés. «Desde el primer momento se encontró bien, rodó rápido. La verdad es que no puso más quejas, simplemente le dio al gas. Después terminó ganando el título, con algo de suerte, pero ganando tres carreras, escapándose en las tres, algo que todos decían que era imposible en Moto3».

En la primera de Valencia entró en meta más de cuatro segundos antes que Alejandro Medina; en la segunda con más de dos sobre Herrera; en la de Jerez, la que le valió el título, vio la bandera de cuadros más de nueve segundos antes que Marcos Ramírez. «En la carrera de Jerez, cuando le dimos una moto en la que todo estaba en el sitio, rodó en unos tiempos que para ser su primer año en Moto3 fueron espectaculares. Hizo 1’47 mientras los demás hacían 1’48 medios. Eso me sorprendió, porque en el primer año de Moto3, hacer estos tiempos quiere decir que ya tienes una conducción parecida a los del Mundial. Y normalmente no suele pasar. Muchos pilotos necesitan tres años para adaptarse a ese tipo de conducción y él la tiene casi innata».

Este análisis de Lundberg apunta a dos de las cualidades que todos señalan en Quartararo, su capacidad de aprendizaje y su madurez. «Este tío es muy listo, mucho. Yo la diferencia que veo con este respecto a otros grandes pilotos que he conocido de cerca es que tiene un nivel esponja muy bestia», apunta Jové.

Piloto RACC

Por aquel año, Quartararo ya llevaba un tiempo en España. Martín cuenta que dio con él porque estaba buscando a un piloto joven con el que sacar adelante un proyecto deportivo para quitarse la espinita de su pasión por las motos. «Estoy buscando un chaval, de estas características, que tenga talento, que el entorno familiar sea muy estable. Y no tengo prisa. La semana que viene, en un mes, el año que viene, si alguien te llama la atención, dímelo». Esta fue la consulta que le hizo a su amigo Javier Luna, padre de piloto. «Muy honestamente esta persona, y aún recuerdo este gesto con mucho cariño, porque no es fácil decir lo que dijo, me dijo: "Eduardo, te debería decir que es mi hijo", porque era rápido también. "Pero te conozco, sé lo que estás buscando y, sinceramente, si yo fuera tú, el chaval al que hay mirar es este". Realmente no fue ni una intuición mía, ni un descubrimiento de nadie. Este amigo fue quien señaló a Fabio».

Quartararo compitió desde muy pequeño en todos los campeonatos españoles -la mayoría en Cataluña- que están en esa escalera de formación impulsada desde la Federación Española, liderada por personas como su actual presidente, Ángel Viladoms, o el recientemente fallecido Joan Moreta. «Eso la gente no lo sabe, pero mi amigo Joan Moreta, que en paz descanse, siempre me había ''escuchado'' en cuanto a pilotos que entraban en el RACC. Y Fabio fue uno de los pilotos que le aconsejé fichar, y además fue novedad, porque por primera vez se fichaba a un piloto no solo no catalán, incluso tampoco español, si no francés». Jové habla con cierto orgullo cuando recuerda aquellos años, en este caso hace bien poco, lo que es prueba de la meteórica carrera deportiva de este piloto. Aquel final de 2013 hizo que muchos equipos del Nacional se fijasen en él.

«Esas tres últimas carreras que ganó con una ventaja de ocho o diez segundos hicieron que todos los equipos, todos, se estuvieran partiendo la cara por él cuando, en realidad, en mitad de temporada nadie había hablado con él. Eso sí que fue el revulsivo». Quartararo decidió elegir, entonces, la estructura más poderosa del CEV para 2014: la dirigida por Emilio Alzamora, con la que ha debutado este año en el Mundial. Como se ha mencionado anteriormente, tanto Lundberg como Jové comenzaron esta historia con la idea de inicio de proyecto. Solo duró tres carreras, aunque el último de estos dos reconoce que el cambio de estructura, por poderío, era lógico.

Eduardo Martín, tras haber tomado aquella decisión junto a su piloto, destaca la importancia de este corto periodo en el CEV 2013 junto a Ricard Jové y Christian Lundberg. «Estamos hablando solo de Ricard, que estaba moviéndose en pista, un telemétrico y un mecánico para todo. Fue una historia bonita porque realmente era David contra Goliat. Estaban los equipos grandes, con todo su método de trabajo, con un año entero, y nosotros. Jugamos bien las cartas y no sé si la suerte natural o la del campeón puso su granito de arena. Al final, gracias a que estas personas pusieron en manos de Christian la herramienta necesaria, el método, mejoraron la moto lo suficiente como para que él pudiera hacer las poles y ganar esas tres últimas carreras de una manera muy clara y contundente».

Madurez

«Un piloto que en el primer año del CEV ya te lo gana, con una moto que no es la favorita… Está claro que el chaval tiene mucho que hacer y que decir», analiza Jordi Arquer, Team Manager del Estrella Galicia 0,0. «Se nota que lo que hace es su pasión y que no piensa en otra cosa que no sea en trabajar, ir en moto, ver vídeos y analizar las cosas».

Todos los entrevistados para este reportaje coinciden en la capacidad del piloto más joven del Mundial a la hora de trabajar, de dar las indicaciones en el box y de mantener la tranquilidad incluso cuando las cosas no le están yendo del todo bien en la pista. «Tiene la cabeza que le funciona rápido y, por lo tanto, cuando va rápido en moto tiene tiempo de pensar. Hay pilotos que van acelerados en moto, y hacen cosas que dices... ¡piensa un poco!. La adrenalina no te deja. Todos, cuando vamos acelerados, hacemos tonterías. Y hay tíos más fríos que consiguen ir pensando mejor. Este tío es así».

Jové solapa su análisis con el de Lundberg, que tiene que claro que Quartararo es uno de los rivales que más le preocupa pensando en la lucha por el título en este 2015. «Si tengo que hacer una comparación con Maverick, Fabio es más tranquilo», analiza, tomando como referencia al que fue su piloto tanto en el CEV como en el Mundial. «Maverick era muy maduro, lo que pasa es que la madurez se puede encauzar de una forma o de otra. Era maduro, pero luego hay un entorno que influye mucho. Yo creo que en esto Eduardo está haciendo un buen trabajo con Fabio porque más o menos lo deja siempre con los pies en el suelo, eso es algo fundamental, y ese es un punto fuerte que él tendrá».

De todo esto, su mánager asegura ser consciente de esta madurez casi desde la primera vez que le vio, cuando según describe, era «pequeñito, un poco una bolita, que miraba desde abajo con dos ojos brillantes. Es inteligente, y listo, las dos cosas. Es rápido a la hora de tomar decisiones, y esto le viene desde pequeñito. Veías como él se movía por aquel paddock, cómo estaba pendiente de todo lo que hacían los mecánicos, se planteaba ya una estrategia de carrera, y hablamos de un niño de 11 años».

Desde entonces, cuatro años de un trabajo metódico -muy estructurado- y con protocolos fijos, con el piloto viviendo en casa de su mánager y su familia en Altea (Alicante), y con un equipo de personas trabajando día a día con los objetivos muy marcados desde el inicio. «El objetivo ha sido siempre llegar a un campeonato con un nivel de preparación, en sentido amplio, en los planos físico, mental y técnico -incluido análisis de circuitos-, del campeonato siguiente», sintetiza Martín el día a día junto a Quartararo. «Cuando llegamos al CEV ya llevábamos dos años trabajando. Estas cosas no salen porque sí. El objetivo es ''vamos a apuntar al Mundial compitiendo en el campeonato de España''. Y cuando llega al Mundial decimos ''vamos a apuntar a los que son los mejores pilotos, las mejores referencias, para competir allí''».

Fabio Quartararo debutó el 23 de marzo en el Mundial de Moto3, en Losail. En su primer entrenamiento fue decimocuarto. En parrilla se clasificó sexto a 0.123 segundos de la pole, y en carrera finalizó séptimo, peleando por el podio casi hasta la última vuelta. «En la primera carrera en Doha hasta la parte de la clasificatoria sí que estaba un poco nervioso», recuerda el mánager del piloto. «Me decía: Eduardo, es que ya es de verdad, es el Mundial, esto me ha llegado muy rápido. Pero después de terminar le dije: ¿qué tal? Y me dijo: ''Tuve un minuto de nervios en pista, pero cuando ya miré al frente, miré a todos los demás, me puse en modo carreras y la presión me desapareció''. Hasta hoy».

Segundo en Austin, su primer podio, sexto en Argentina -a ocho décimas del podio- y cuarto en Jerez, después de haber conseguido su primera pole y de haber peleado por la victoria hasta la última curva con un inesperado arranque de ''desmelene''. En Le Mans volvió a ser el más rápido en la ronda clasificatoria aunque en carrera no pudo evitar la caída que le dejó fuera de carrera. «Yo no me atrevería a decir que vaya a luchar por el título, aunque tampoco lo descarto», confiesa Jové.

«Llevamos haciendo ya un trabajo desde principio de temporada porque sabíamos que los medios iban a apretar con esto, y estamos intentando apartar un poquito a Fabio de esto, que tenga claro que este es su primer año, que es un campeonato muy difícil, que está luchando contra pilotos que tienen mucha experiencia», explica Jordi Arquer, que pese a una cautela o a un aligerar la presión sobre el que se repite continuamente el propio piloto, asume que en el equipo tienen entre manos a un potencial campeón.

«Por supuesto. Somos conscientes de que Fabio es un piloto que puede ganar el Mundial en el primer año, sabemos que tiene el potencial. Pero que tenga el potencial no significa que tenga que hacerlo, ni nadie le va a meter la presión para que lo haga. Lo único que tiene que hacer, y siempre lo hablamos con él, es aprender, tiene que conocer circuitos, tiene que conocer el campeonato, y preparar el 2016 donde, ese sí, deberá ser su año. O deberá luchar para que pueda serlo»

Cuestión de estilo

«Tiene un estilo peculiar, tengo ganas de verle en pista», dijo en 2014 Rossi de Quartararo. «Retrasa muchísimo y levanta la moto muy rápido», explica Jordi Arquer sobre su estilo. «Asume poco riesgo en la entrada. Si te fijas, aunque en Jerez se le viese un poquito más de lado, frena, tiene poco riesgo en entrada y se prepara muy bien la salida. Hay pilotos que tienden más a cerrarse, lo que conlleva más riesgo y en la salida nunca vas a poder abrir tanto gas, y Fabio es un piloto tiralíneas. Es un piloto con menos inclinación que otros, algo que hemos visto en la telemetría; pero va más rápido».

«Es quirúrgico», sostiene Eduardo Martín, que reconoce un ''defecto'': «Tiene un paso por curva muy rápido, tiene un estilo que no calificaría de agresivo. Es fino, pero muy contundente. Ese paso por curva, esa finura en los adelantamientos, unas frenadas muy potentes, al final es una combinación explosiva en pista. Eso le da una gran ventaja, pero también una debilidad: si no puede trazar como él quiere, esto se convierte en un hándicap».