Moverse por la ciudad puede llegar a ser algo tedioso y complicado, el tráfico cada vez es más denso y se pierde mucho tiempo en desplazamientos. Pero hay muchas alternativas para salvar estas situaciones y sacar más provecho al día, como dos scooter de Yamaha que por sus características pueden ser la alternativa a un gran número de potenciales usuarios. Por un lado está el concepto convencional de scooter 125 que puede ser llevado con carné B1, representado por el Yamaha NMax 125, que si lleva esta idea a la modernidad gracias a nuevas tecnologías utilizadas en su motor.
Se trata de un scooter compacto y fácil de llevar, dos características que sirven para que los menos experimentados encuentren fácil su manejo y para que los que ya tienen unos kilómetros a sus espaldas se muevan con mucha soltura. Una de las claves de este modelo se encuentra en el propulsor, que tiene un moderno sistema de distribución variable que le hace tener muy buenas prestaciones al tiempo que un bajo consumo, que puede llegar a ser de 45 km por litro. Además es compacto a pesar de estar refrigerado por agua, algo que afecta positivamente a las dimensiones generales. El asiento es bajo, aunque ofrece hueco para alojar un casco integral, de modo que es fácil llegar al suelo y hacer maniobras a sus mandos. Sus llantas de 13 pulgadas también son argumento en su buen comportamiento, que incide directamente en que sea un vehículo sencillo de manejar.
Otro aspecto a tener en cuenta es la seguridad y ahí el ABS de serie es la mejor solución, ya que permite a su conductor olvidarse de si el asfalto tiene agarre o no, como en pasos de cebra, suelos mojados, etc. En caso de exceso de frenada en el sistema evita los bloqueos de manera eficiente. Sin duda el pequeño de la gama de scooter "max", este Yamaha NMax 125, es una alternativa muy interesante para moverse por ciudad por 2.849 euros.
El Yamaha Tricity es la otra opción
La otra opción de la marca es muy diferente a lo convencional, ya que el Yamaha Tricity 125 se distingue por tener tres ruedas. Las dos del tren delantero le dan un extra en seguridad que la sitúa en otro nivel en cuanto a su conducción. Lo bueno del sistema desarrollado por Yamaha es que no suma ni mucho, ni mucho volumen en general, así que la manejabilidad sigue siendo muy buena.
En su caso las suspensiones son independientes y no se pueden bloquear, de modo que al llegar a los semáforos hay que poner los pies en el suelo para sujetarla como si fuese cualquier otro scooter. En marcha transmite una sensación muy parecida a la de cualquier otra moto, pero ofrece una mayor seguridad al inclinar y frenar gracias al apoyo de las dos ruedas. A la hora de subir aceras o pasar sobre baches no hay que hacer ninguna maniobra en particular, ya que al ser suspensiones independientes trabajan sin que el conductor perciba nada.
Hay una versión que dispone de frenada combinada (3.699 euros), así que al presionar el freno trasero (maneta izquierda) se actúa sobre el delantero y el trasero, y también está disponible en versión ABS (4.199 euros), en el que la seguridad activa es todavía más elevada. También se puede alojar un casco integral en su hueco y tiene gancho en la parte de atrás del escudo, de modo que es otro vehículo muy completo.