No se llaman Valentino, Marc ni Jorge. Se llaman Antonio (o Antoni). No coleccionan contratos multimillonarios. Coleccionan el respeto de los más acérrimos, cuyo valor es ciertamente incalculable. Tampoco copan las portadas de los diarios deportivos. Sin embargo, este fin de semana han sido los tres hombres más felices del motociclismo mundial.
En menos de 24 horas, Antonio Elías, Antoni Bou y Antonio Cairoli certificaron tres títulos ganados de principio a fin en este 2017, donde no han tenido rival en el global de sus diferentes campeonatos. Dos de ellos, mundiales. El otro, americano pero con sabor transnacional.
Lejos de los focos, tres tipos normales brillan. En las sombras, engrandecen el noble deporte del motociclismo. Es el costumbrismo en las dos ruedas. La importancia de llamarse Antonio (o Antoni).
ANTONI BOU
Antoni Bou es el rey indiscutible de una modalidad tan complicada como el trial. Quienes le ven desde fuera, se deshacen en elogios hacia su figura. Quienes le sufren –como su némesis Adam Raga- también le veneran. Dicen de él que ha reinventado la disciplina del trial, que la ha llevado a unas cotas de perfección inexistentes hasta que él llegó.
Antoni Bou tuvo la mala (o buena) suerte de tiranizar una modalidad cuyo impacto mediático es casi nulo. Sus victorias apenas tienen más repercusión de un puñado de tuits. Su alcance al público llega más con sus vídeos de acrobacias en sus propias redes sociales que sus triunfos en los grandes premios.
Antoni Bou no hace trial para hacerse rico o famoso. Hace trial porque es lo que sabe hacer mejor que nadie en toda la historia. Sus 22 títulos mundiales consecutivos desde 2007 –once dobletes outdoor-indoor-, le hacen ser el piloto más laureado en cualquier modalidad de las dos ruedas.
Antoni Bou tiene 30 años. Lo que no tiene es techo. O no se le conoce. Nadie sabe dónde parará la cuenta, pero no parece que vaya a ser pronto. No por su voracidad ganadora. Por la sonrisa que se le dibuja cuando sortea con un cero una zona complicada.
ANTONIO CAIROLI
Antonio Cairoli ha recuperado el que seguramente sea el título más importante del motociclismo offroad: el Campeonato del Mundo de MXGP. Lo ha hecho siendo, a veces, el más rápido. Pero, sobre todo, siendo el más inteligente y, con mucha diferencia, el más regular de todos sus rivales. En definitiva, siendo el mejor.
Antonio Cairoli llevaba sin ganar el título de la máxima categoría del motocross desde 2014. Dos años en blanco pueden no parecer mucho, pero cuando has ganado seis consecutivos (2009-2014) resulta una interminable travesía en el desierto. Una travesía que ya ha llegado a su final feliz.
Antonio Cairoli ya tiene nueve títulos mundiales, pero no cree que sea el final. Aunque le crezcan los rivales, cada vez más jóvenes y fuertes. Aunque a Romain Febvre y Tim Gajser se haya unido ese al que todos señalan como el dominador del futuro del MX: Jeff Herlings.
Antonio Cairoli tiene 31 años y unas ganas locas de igualar los 10 títulos mundiales del belga Stefan Everts. No se sabe si llegará a igualarle, tampoco importa mucho. El próximo 2018, estará esperando a que caiga la valla, buscando el holeshot y, después, la victoria. Es lo que sabe hacer.
ANTONIO ELÍAS
Antonio Elías ha vuelto a sonreír. Para conseguirlo, tuvo que hacer las maletas e irse a América, después de que la suerte le hubiera dado la espalda en dos mundiales. En un deporte donde vales tanto como tu último resultado, se olvidaron rápidamente de que arrasó en el primer año de existencia del Mundial de Moto2. De cómo batió a Valentino Rossi en Estoril 2006.
Antonio Elías no se había olvidado de pilotar. Ya lo había demostrado en el Campeonato del Mundo de Superbike, cuando le hicieron el lío en versión dominicana y se quedó compuesto y en su casa. Pudo quedarse en el sofá, pero optó por el gimnasio. Por si la vida decidía volver a sonreírle.
Antonio Elías ha conquistado América. Compartiendo palmarés con Eddie Lawson, Wayne Rainey, Doug Chandler, Scott Russell, Troy Corser o Nicky Hayden. Devolviendo a Suzuki la gloria perdida en favor de Yamaha en los últimos años en Estados Unidos. Hace dos años estaba levantando barras, ahora acaricia las estrellas.
Antonio Elías tiene 34 años, pero es más joven hoy que hace cinco años. Se le nota en la cara. Le han desaparecido las arrugas, escondidas bajo una sonrisa de oreja a oreja. Seguramente intentará revalidar su título, aunque muchos sueñen con verle con Suzuki en el Mundial de Superbike. Él sueña con sentirse piloto, con ganar y perder batallas. Sobre todo con ganarlas.