Cuando Yamaha lanzó su motor CP3 animando la MT-09, sabía lo que hacía. Era el germen de lo que terminará siendo un motor legendario. Y en cierto modo ya lo es, porque los resultados en cada una de las motos quie ha animado, hasta el momento, roza el sobresaliente. En esta ocasión, la saga Faster Sons recibe a una nueva integrante que hereda la esencia de la recién presentada XSR700; en aquella ocasión, el twin paralelo de la MT-07 era el protagonista. Ahora le toca el turno de lucirse el tricilíndrico de Iwata dando vida a una moto muy especial y que, sin temor a pecar de exagerado, me ha sorprendido bastante más de lo que esperaba.
De entrada, la estética llama mucho la atención. Son varias las opciones cromáticas que tienes para elegir, y multitud las piezas que puedes mezclar, intercambiar para conseguir una XSR900 muy personal. Para que te hagas una idea, hay más de 40 piezas disponibles en su catálogo, aparte de la ropa Faster Sons, donde acabará por nublársete la vista... si vienes de elegir esta disposición de escape o la otra carcasa de depósito o...
Una vez sentados en ella, comprobamos que hay muchas similitudes con la MT-09, algo lógico por otra parte al derivar de ella. El manillar sigue siendo abierto de puntas y más bien ancho, mientras que el asiento sí aporta cambios, con un diseño diferente y más acorde con la continidad del también nuevo depósito. Estética aparte, el propio asiento oferece en el lugar del piloto más altura, por lo que ahora ya evitamos flexar tanto las piernas una vez en marcha y con los pies sobre los estribos. La contrapartida la encontramos en una distancia al suelo algo mayor, apenas 15 mm pero se notan. de modo que solo los pilotos de menor altura verán inconveniente en este apartado. El resto lo valorará de forma muy positiva, como un avance respecto a la MT-09 original.
En general, poco cambia en cuanto a sensaciones en marcha respecto a la "cero nueve", aunque nos comenta el staff encargado de desarrollar la XSR900 que los ajustes tanto de horquilla como de amortiguador son más firmes. De nuevo punto a favor de la nueva Yamaha, porque en realidad era justo lo que requería la primera MT. Lo cierto es que el amortiguador se encuentra demasiado suelto en retención, pero ya no es tan frágil en fuertes aceleraciones como antes. Mientras tanto, en la horquilla encontramos un tacto ligeramente más consistente, cierto, aunque sigue mostrando demasiado hundimiento tirando de maneta derecha. La verdad es que el poder decelerante del doble disco delantero con pinzas monobloque es tan elevado que no es de extrañar que la horquilla se resienta. De todos modos, siempre será mejor que sobre a que falte...
¿Y qué podría decirte del motor? Solo se me ocurren parabienes. Seguimos disponiendo de tres curvas de potencia, siendo la A lo que más directamente tira de la transmisión final con una conexión inmediata del mando del gas. La B es más suave y si seleccionas STD obtendrás un más que acertado y conveniente término medio para un uso estándar... o incluso deportvo evitando molestos tirones en bruscas aperturas. En cualquier caso, el adjetivo "brusco" es precisamente el que peor define al tricilíndrico en línea, porque en él todo es dulzura extrema: desde bien abajo, poco después del ralentí, el empuje es inmediato, incluso en marchas medias y largas, ahorrándote así un buen número de cambios. Puede darse el caso de querer estirar hasta más allá de las 11.000 vueltas indicadas en su peculiar cuadro, momento en que también te evitas subir alguna que otra relación. En otras palabras: es tan elástico que le vale todo, ya ruedes alto o bajo de vueltas, despacio o deprisa, apretando o paseando... ¡Qué maravilla!
Una vez más, Yamaha nos ha sorprendido con una moto que se acercaba al mercado como una versión más de la MT-09, cuando en realidad es una moto parecida, sí, pero lo suficientemente distinta y con personalidad propia como para incluso plantarle cara a su hermana con mejores armas. No hubiese apostado una gran suma de dinero por ello, pero ahora que acabo de aparcarla en la puerta de hotel, después de rodar unos 250 kilómetros a sus mandos por las carreteras de Formentera, estoy convencido del exelente trabajo realizado por el staff de Yamaha. No solo de estética vive el motorista hipster... ni los demás, previo pago eso sí de 9.899 euros por la versión estándar, teniendo que añadir a esa cifra 300 euros si te decantas por la versión "60 Aniversario", con un amarillo aderezado con cuadros negros que recuerdan las gestas de uno de los grandes del Mundial de velocidad, Kenny Roberts.