Al fin se ha bajado el telón de la BMW S 1000 RR y la espera ha merecido la pena. El fabricante alemán se ha desmarcado con un auténtica superbike que se sitúa en lo más alto de su categoría atendiendo a su equipamiento y sensaciones; se trata de una de las principales novedades de motos 2010. Realmente efectiva en todas sus facetas y particularmente potente, la mayoría de los calificativos que podemos aplicarle son superlativos. Esta es la sobresaliente impresión que nos hemos traído del circuito de Portimao, escenario elegido para la presentación mundial de tan esperadísimo producto, tras las primeras noticias de la BMW S 1000 RR que publicamos en este enlace.
Cinco mangas para disfrutar
Cuarenta motos para 40 periodistas divididos en dos grupos. Me toca el grupo B y mi moto es la número 25. Por delante cinco mangas de media hora repartidas en toda la jornada para exprimir la inédita BMW S 1000 RR y averiguar todos sus secretos. Ajusto mínimamente los mandos y los espejos y a las 10 a.m. comenzamos a rodar. Todo está en su sitio, de un rápido vistazo controlas el compacto cuadro de instrumentos y su información.
Curiosamente advierto que el manillar gira mucho, así que apenas hago maniobras para esquivar las motos y los pilotos detenidos frente a mí. También agradezco un asiento bajito, y con mi 170 cm llego perfectamente con los dos pies al suelo. Meto primera, segunda, tercera… Vaya, un cambio de tacto exquisito y algo esponjoso nos acompañará durante toda la jornada. También lo hará un sistema semiautomático que te permite subir marchas sin cortar gas. Un accesorio opcional que merece la pena y cuyo funcionamiento es excelente.
Con el paso de las vueltas compruebas la excelente ergonomía deportiva y tremenda habitabilidad de la BMW S 1000 RR. De hecho, los colegas más altos presentes en la prueba destacaron la libertad de movimientos y el confort general a sus mandos. Al final del día ni un solo dolor en el cuello o la espalda por haber tenido que adoptar una posición extraña. Un diez.
La moto número 25, como el resto, venía equipada con el sistema de control de tracción DTC y el Race ABS (ver recuadro «por dentro»). Dos accesorios opcionales por los que hay que pagar un plus al adquirir tu S 1000 RR, pero que sin duda son de incalculable ayuda en la conducción. Comenzamos las primeras vueltas en el modo "Rain", con 150 CV y una respuesta muy dulcificada.
El ABS también actúa pronto. Bueno, no está mal, pero la pista de Portimao está seca… Directamente y sobre la marcha (sí, se puede manipular sin parar) saltamos al modo "Race", pasando por encima del "Sport". Después de todo no estamos en carretera, y ya habrá tiempo de probarlo cuando tengamos la moto en la redacción… Aquí el motor despliega toda su potencia y cuesta un mínimo adaptarse al inmediato tacto del acelerador. Tras unas vueltas abandonas esta percepción y lo cierto es que agradeces su inmediatez.
Por su parte, el ABS actúa mucho más tarde y apenas lo sientes salvo en fuertes apuradas o al frenar sobre baches. Otro sobresaliente por la progresividad y buen tacto del sistema de seguridad. Y siguiendo con la electrónica, la S 1000 RR dispone de un mecanismo anticaballitos que desconcierta ligeramente el primer par de veces que actúa, pues corta bruscamente el encendido cuado la rueda delantera se eleva un par de palmos del suelo. De todas formas es de gran ayuda, especialmente para los conductores menos experimentados. Lo mismo podemos decir del DTC, que en la posición "Race" comienza a actuar cuado detecta deslizamiento de la rueda trasera a partir de los 45º de inclinación. Las sensaciones son muy buenas y transmite mucha seguridad, pudiendo adelantar las acciones sobre el puño del gas. No obstante no es el control de tracción más progresivo que existe, y actúa con algún que otro ligero altibajo. Y sobre todo demasiado pronto si eres un piloto rápido (en lugar de cuatro modos, podría haber tenido seis, para que los saltos entre ellos fuesen menores). Así que rápidamente quieres probar el modo "Slick" para aprovechar toda la fuerza de la bestia de Múnich…
¡Gas!
¡Ahora sí! El cuatro cilindros en línea desarrollado íntegramente en las dependencias del gigante alemán se muestra sin ataduras, sin complejos, e impone de verdad. A pesar de su conocida y tradicional configuración, los ingenieros de BMW le han sabido dotar de un carácter particular que le distingue de sus rivales. Es un motor muy lleno a bajas vueltas, algo más descargado a medio-alto régimen, y muy potente a partir de las 11.000 rpm. Y sin duda gracias al DTC muy aprovechable en cualquier circunstancia, pues te permite mantener la máxima apertura del acelerador antes y durante más tiempo que en condiciones normales, haciendo al piloto de nivel medio un buen piloto, y al bueno en uno muy bueno… Y uno muy bueno es igual de rápido con o sin DTC, pero con el plus de saber que muy difícilmente saldrá «por orejas» en un exceso de brío con la mano derecha.
Por su parte el Race ABS en esta configuración "Slick" actúa tardísimo, y realmente es imperceptible incluso en las apuradas de frenada más contundentes. El único «pero», si es que se le puede poner alguno al DTC, es que salta cuando detecta que la rueda delantera va a levantarse con la moto inclinada, lo que en muy determinadas circunstancias parece ralentizarte unas milésimas de segundo. A cambio la seguridad que te transmite es muy elevada. Además, recuerda que es completamente desconectable, así que tú mismo puedes comprobar que eres más rápido con él activado que sin él.
Eficacia alemana
Hablando del comportamiento dinámico de la S 1000 RR el tópico se hace más apropiado que nunca, y es que la nobleza y homogeneidad de las reacciones es uno de sus puntos fuertes. Es una moto fácil de conducir que no se siente especialmente ligera, aunque lo sea, y sí bien asentada. Los cambios de dirección no son instantáneos, y a cambio te recompensa con una gran estabilidad dentro de la curva. Las suspensiones tienen un tarado lógicamente blando en su configuración de serie, y así, a medida que se iban sucediendo las mangas, fuimos retocándolas, y con ello mejorando notablemente las reacciones del tren delantero, que es quizá el aspecto más sensible de la S 1000 RR en conducción extrema.
Esto también es debido a que monta un sencillo amortiguador de dirección no regulable, a todas luces insuficiente para contrarrestar las exigencias a las que el poderoso motor somete a la dirección en fuertes aceleraciones. Al final de la jornada, rodando a un ritmo muy fuerte, terminamos con la precarga cinco vueltas más cerrada en la horquilla de 46 mm, y un par de puntos de compresión y extensión también más cerrados. Es interesante mencionar en este punto que los reglajes hidráulicos están numerados del 1 al 10 para que ningún usuario, por inexperto que sea, tenga miedo a probar diferentes configuraciones.
Lo mismo hicimos en el amortiguador, al que cerramos en una vuelta la precarga y en un par de puntos la compresión y uno la extensión. Con todo ello los movimientos perceptibles en la parte delantera a principio del día cuando se forzaba la frenada se subsanaron por completo. E incluso con un poquito más de trabajo sobre la horquilla, y quizá añadiendo algo más de líquido en las botellas, se habría conseguido un "setting" perfecto para la pista lusitana y con los neumáticos concretos que calza la BMW de serie, unos duraderos Metzeler K3 de corte deportivo.
Pero claro, las suspensiones han de ser válidas no sólo para correr, sino también para la calle. Por otro lado, la frenada goza de una buena potencia y dosificación, si bien la maneta cede ligeramente tras unas cuantas vueltas a ritmo fuerte, aunque nunca llega a perder efectividad. Simplemente que aumenta el recorrido de trabajo. Mientras, la estabilidad del conjunto en frenadas al límite es excelente, ayudándote siempre por un embrague antibloqueo de funcionamiento intachable.
A la primera
Enlazando con las primeras líneas de esta prueba, la BMW S 1000 RR lo tiene todo para dar mucho de que hablar, porque en BMW han dado con una moto excelente a la primera. Tiene una imagen impactante, una potencia soberbia, un comportamiento homogéneo y un equipamiento inigualable. Y sin duda va más allá del exotismo que pueda suponer ser BMW y pertenecer al segmento de las superbike, pues sin duda alguna se puede enfrentar de tú a tú y sin complejos a las mejores superbike del momento.
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