Lo reconozco, tengo predilección por los scooter medios para moverme por la ciudad, pues además de resultar casi tan ágiles como los 125 te permiten realizar trayectos fuera de la urbe con total seguridad y a un ritmo razonable por autopista. En este sentido, el Honda NSS300 Forza ABS no me ha decepcionado, todo lo contrario, y se une a la lista de motos y scooter que más me ha dolido devolver a la marca tras su prueba.
Y eso que nuestra historia no comenzó bien del todo, pues nada más cogerlo e ir a guardar mi mochila bajo el asiento, me encuentro un hueco grande en cuanto a longitud pero con una altura reducida, por lo que me tocó buscar la forma de colocarla. Es una sensación muy extraña, pues el hueco bajo el asiento es enorme, pero hay que buscar la maneraa de colocar las cosas. Una vez que encuentras la forma de hacerlo terminas colocando hasta dos cascos integrales, pero lo tienes que hacer buscando la posición correcta.
Eso sí, no le vendría mal algún tipo de mecanismo para sujetar el asiento cuando lo abres y no te pille la mano mientras colocas las cosas en su interior. Tampoco soy muy amigo de dejar objetos de valor en las guanteras, y eso que este Honda Forza 300 cuenta con dos en el frontal, una de ellas con cierre y con un gran tamaño, en el que cabe incluso un ejemplar de LA MOTO.
Lo bueno del Honda Forza 300 es que al igual que su principal defecto se aprecia enseguida, el de tener que enredar para colocar la carga, sus virtudes se plasman nada más subirte en él. Empezando por el asiento, muy cómodo tanto para el piloto como para el acompañante. Y, además, su altura está situada a 716 mm del suelo, con lo que se "toca tierra" con las dos plantas de los pies incluso alguien como yo, que mido 165 cm. Esta sensación de seguridad y control te permite circular entre los coches con muchísima agilidad. La colocación de los retrovisores ayuda en este cometido, y además la visibilidad que ofrecen es francamente buena, tanto de los que circulan a un lado como a los de detrás.
El acceso a los mandos y botones esenciales de la piña no puede ser mejor, con los pulsadores del claxon y de las luces de emergencia bien grandes para hacer usos de ellos de forma inmediata en caso necesario.
Un buen detalle, por cierto, es que los interruptores de apertura del asiento y del tapón de la gasolina queden bloqueados cuando la llave de contacto se encuentra en la posición de encendido. Una pena que los diseñadores no hayan rematado la faena incorporando algún sistema para no quedarte con dicho tapón del depósito en la mano a la hora de repostar.
El Honda Forza 300 gasta muy poco
Es cierto que con un consumo que ronda los 4 litros a los 100 kilómetros (autonomía de más de 250 kilómetros) tampoco es algo que estés haciendo todos los días, pero tampoco conviene apurar, pues aunque posee indicador de nivel de combustible, no existe el testigo de la reserva y el último cuarto baja muy rápido. Por suerte, el reloj del nivel es grande y se lee bastante bien, al igual que el resto (velocímetro, cuentarrevoluciones y temperatura del motor).
Pero lo mejor está por llegar, que es cuando te pones en marcha. Ya he hablado de la agilidad, pero la principal virtud es la suavidad de su motor, parece que no corre porque las vibraciones no existen, pero veloz es (velocidad verificada por encima de los 140 km/h) y con unas buenas cifras de aceleración. En mis trayectos habituales, 80 % de ciudad y 20 % vías rápidas, no he añorado mi moto y solo he echado de menos más de protección del viento pues su pantalla es casi testimonial.
Sí resulta un poco incómoda la respuesta seca de su suspensión trasera, unicamente apreciable en los grandes baches. Este punto no afecta en absoluto a la estabilidad del scooter, el cual solo lo he notado pesado en un par de días que ha soplado mucho el viento. En cuanto a la frenada, el sistema combinado se convierte en un gran aliado en ciudad, a pesar de contar con un único disco delantero.
En definitiva, este es uno de los grandes scooter para moverte por ciudad, que hasta en parado resulta agradable, pues subirlo a su caballete central se hace sin ningún tipo de esfuerzo.
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