Objetivo 100.000: BMW R 1200 RT

A pesar de haber tenido multitud de motos José Ramón está encantado con la R 1200 RT, aunque estuvo tentado por una 1150 GS.

José Ramón Noguerol

Objetivo 100.000: BMW R 1200 RT
Objetivo 100.000: BMW R 1200 RT

Matriculé esta moto en enero de 2008 y antes de comprarla tuve otra bóxer, una 1150 RT que resultó tosca, asmática, con un motor excesivamente apretado que nunca conseguí que se expresara todo lo redondo que yo esperaba en una BMW. Como dice un amigo: «esos dos perolos que le salen a los lados es una peculiar configuración para el motor de una motocicleta, nunca girarán coordinados». Tengo que decir que este amigo es un enamorado de los tetracilíndricos japoneses por lo que un bóxer BMW nunca será de su agrado… a lo mejor si prueba los nuevos motores R igual cambia de opinión.

El caso es que aquella 1150 RT nunca me convenció a pesar de ser una moto muy cómoda para viajar. Así que decidí cambiar, ¿a cuál? He tenido muchas motos y he de admitir que las BMW me gustan mucho sin que esto desmerezca a otras marcas así que había que analizar bien lo que la casa germana ofrecía. Yo quería una moto para usar habitualmente, en la que pudiésemos viajar mi mujer y yo con comodidad y que nos llevara casi «a cualquier sitio» con buena capacidad de carga y con un mantenimiento razonable.

Estaba claro que una rutera de largo alcance era la opción. En esa época las GS estaban alcanzando cifras de récord de ventas y todo el mundo hablaba maravillas de esas motos pero no me gustaban estéticamente, tan solo la Adventure me parecía espectacular pero era un elefante que me intimidaba. Miraba de reojo a las K, la 1200GT, pero me resultaba muy pesada en parado y no acababa de convencerme sus laterales tan carenados. Tuve una K 1100 RS y recordaba el calor que ese poderoso motor desprendía en verano así que la descarté.

Y en estas tribulaciones estaba cuando en septiembre de 2007 bajamos a la BMW RIDERS que se celebraba en Sierra Nevada. Fuimos con la 1150 pero volvimos con la 1200 en la cabeza. Tuvimos ocasión de probar una y a mi mujer y a mí nos pareció perfecta. Cuando volví a coger la 1150 aquella elegante BMW me resultó pesada, tosca y ruidosa… ¡qué crueles e ingratas pueden ser a veces las comparaciones!

A partir de aquí comenzó la historia que ya ha cumplido 100.000 km con la 1200 RT. Una historia que ha tenido sus altibajos pero que con el paso del tiempo se ha ido consolidando hasta considerar a esta BMW como una excelente compañera de viaje. ¿En qué ha consistido? No sé, quizás en reconocer cuáles son sus virtudes y cuáles sus defectos y aceptar a esta moto tal y como es. Como escribió un probador en una revista: «puedes viajar de un extremo a otro de Europa sin que puedas decir nada malo de ella…o sí» y en este pensamiento incluyes lo bueno y no tan bueno de la RT.
Antes he comentado que en esta relación ha habido algún altibajo, la mayoría sin relevancia pero hubo un momento en que la cosa estuvo mal.

Hice un viaje a Irlanda con unos amigos y alquilamos las motos allí, teníamos pocos días y la opción de ferry no nos encajaba con las fechas disponibles. Yo me hice con una R 1150 GS de doble encendido y con ella circulé por la verde Irlanda durante una semana. La moto me encantó, tenía personalidad, iba suave para ser un bóxer, y para mi gusto era preciosa, con una posición de conducción muy cómoda. Volví enamorado de esa moto y decidí vender la RT y comprar una 1150 GS de segunda mano. Pero no pude, sinceramente creo que la RT se puso las pilas y kilómetro a kilómetro me fue convenciendo de que debíamos seguir juntos. Y no la vendí. Nunca me he arrepentido de esta decisión.

Las incidencias mecánicas de esta moto han sido muy pocas lo que pone de manifiesto su fiabilidad. El mantenimiento es razonable para ser una moto grande y el gasto de neumáticos me parece contenido oscilando entre los 13.000-16.000 km. Siempre he llevado los Metzeler Z6 que van muy bien para esta BMW. En una ocasión me montaron un Metzeler Sportec M1 delantero. Fue bárbaro, el mejor agarre delantero que he llevado. No volví a usarlo porque dejaron de traerlo. Las pastillas de freno son caras pero duran mucho, entre 30.000-36.000 km.

Es una moto hecha para viajar y con ella hemos alcanzado destinos inolvidables: Bretaña, Escocia (unas de las tierras más bellas que he visto), islas Hébridas (recuerdo la emoción que sentí cuando llegamos hasta su extremo más NO), el faro del Butt of Lewis, el viaje en solitario hasta las remotas Shetland, la última puesta de sol del verano en el Cabo da Roca, los Ancares, Pirineos... Lugares lejanos y próximos cada uno de ellos con su propio valor y encanto. Lugares que hemos alcanzado con nuestra infatigable compañera de viaje.