Inazuma, en su traducción literal, significa «Nacida en una tormenta». No sabemos si con este nombre Suzuki quiere hacer referencia a la tormenta económica que nos asola, o a la que nos calló encima la pasada semana con ocasión de su presentación nacional en los alrededores de Marbella. O simplemente recoge el nombre de aquel modelo naked y estética retro de 750/1200 cc que se distribuyó a finales de los años noventa en nuestro país. Sea como fuere, es un nombre atractivo, pegadizo y fácil de recordar, que viene a identificar a la nueva moto económica de la marca de Hamamatsu.
Este es el precio establecido para su venta en los concesionarios de la marca, en los que ya está disponible. A cambio, Suzuki nos ofrece una moto de 250 cc y 4T, con dos cilindros en paralelo, refrigeración líquida y un solo árbol en cabeza. La compresión es de 11,5:1 y la inyección electrónica, con dos inyectores de ocho orificios y con una válvula ISC para el control del ralentí. Además, monta en su cigüeñal calado a 180º un eje de equilibrado que minimiza las vibraciones, logrando una excelente suavidad de funcionamiento. Finalmente, destacar a nivel técnico, la inclusión de orificios de ventilación en la parte baja de los cilindros para reducir pérdidas; y la del sistema PAIR (Pulsed Air Inyection System), que junto al catalizador y la sonda lambda reduce las emisiones contaminantes.
Así las cosas, el de la Inazuma es un motor sencillo pero moderno, que ofrece unas prestaciones muy aceptables, con 24 CV declarados a 8.500 rpm, y un buen comportamiento. El embrague es muy suave, como su cambio de seis velocidades, y sale desde parado con mucha suavidad y suficiente fuerza. A medida que aumenta el régimen de giro lo hace su vivacidad, y con soltura se desenvuelve en carretera y autopista entre los 100 y 130 km/h. Además, gracias al buen escalonamiento de su caja de cambios, puedes «jugar» con él en zonas más viradas o al realizar un adelantamiento. Y como hemos dicho, no vibra apenas, tan solo un poco a muy altas revoluciones, más allá de las 7.500 y hasta la línea roja. El consumo, aunque no lo pudimos verificar en esta primera toma de contacto, debe ser muy bajo, a la vista de que en el recorrido que hicimos apenas bajó una raya el testigo de combustible, perfectamente visible en un completísimo cuadro de instrumentos.
Y eficacia, no están discutidos con una imagen imponente que toma las líneas maestras de la Suzuki B-King. Tampoco están reñidos unos correctos estándares de calidad con el hecho de que esté fabricada íntegramente en China.
La Inazuma impone en parado y aparenta mayor cilindrada. Sus movimientos son lentos con el motor apagado, debido a los 183 kg de peso declarado, pero una vez comienzas a rodar, lo cierto es que se maneja con gran facilidad. La posición de conducción es relajada y cómoda, el asiento, algo duro, está a una altura excelente, y tienes todos los mandos al alcance y bien posicionados. El cuadro de instrumentos está igualmente logrado, e informa de todo lo necesario y más con absoluta claridad. Cuenta hasta con indicador de marcha engranada y LED de modo de conducción.
Aunque no pudimos exprimirla debidamente a causa de la adversa climatología, la Inazuma se intuye una moto noble y práctica. Su chasis de acero ofrece un comportamiento correcto, y las suspensiones, sencillas pero bien taradas, tienen un agradable funcionamiento. En este sentido, la horquilla no es regulable, como nos podíamos imaginar, mientras que el amortiguador es fácilmente ajustable en siete posiciones de precarga de muelle. Los frenos, con buen tacto aunque algo faltos de potencia en el último tramo de la maneta, aprueban, y los neumáticos Irc, de origen chino, sorprenden por la seguridad que proporcionan en mojado.
Así las cosas, y a la espera de poder probarla con más profundidad y mejor tiempo, la Inazuma sin duda se erige como una buena alternativa entre las motos utilitarias de pequeña cilindrada, aportando frescura, imagen atractiva y un precio realmente muy ajustado.