La presentación dinámica del nuevo modelo de Yamaha se ha realizado en San Diego (EE.UU). Hasta allí nos dirigimos un buen número de periodistas para probar este legendario modelo: la V-Max.
Un colega que estaba delante de mí, aceleró a tope en segunda, dejando una raya negra de unos 30 metros en el suelo. El motor es tan poderoso que -hasta que corta el encendido- da la sensación que el neumático va a incendiar el pavimento. Este pequeño detalle define a la V-Max, es una moto para divertirte, una diversión casi ilegal.
Estamos ante un modelo de 1.679 cc con casi 200 CV. Se trata de una moto que es una combinación de custom, naked y deportiva. No es fácil poner en palabras la rapidez con la que esta bestia acelera. Vas rodando tranquilamente en segunda a 50 km/h, abres el gas y, sin pensarlo, estás yendo a 150 antes de decir: ¡Coño, qué rápida es!».
La V-Max le ha dado un nuevo significado a la palabra par motor. La aceleración que produce la sientes en el pecho, pero no se trata de una moto que tenga una potencia enorme, pero que luego te deje indefenso ante los problemas. Pese a su apariencia más bien custom, en su interior late unos genes de deportiva. Es decir, que puedes ir a 150 km/h, pero frenar con seguridad cuándo y dónde quieras. También puedes negociar las curvas con total confianza. Aunque, no nos engañemos, sobre todo la disfrutaremos en los tramos rectos, pero es mucho más que eso. Es una gran moto que funciona en su conjunto, pese a que tiene una aceleración que es casi capaz de arrancarte los brazos…
Estuvimos un día por las carreteras del norte de San Diego. Nos pasamos un poquito a veces durante la prueba, pero es que la V-Max afecta de esta manera hasta al piloto más equilibrado. Sobre el papel puedes pensar que Yamaha se ha pasado un poco al fabricar un modelo así, pero después de probarla tienes el deseo de ir a felicitar a sus creadores.
Este proyecto nació inspirándose en la «vieja» V-Max. El nuevo modelo se asemeja bastante al original en el apartado estético. Pero Yamaha, por supuesto, quería mejorar la raza, algo que le ha permitido todo el desarrollo tecnológico que se ha producido en los últimos 20 años. Mejoraron la maniobrabilidad, aumentaron «ligeramente» la potencia y se aseguraron que la posición de conducción fuese más cómoda, sin perder nunca la legendaria capacidad de aceleración del modelo. La esencia que hizo tan famosa a la primera V-Max.
Los ingenieros partieron de una hoja de papel en blanco, con el objetivo de conseguir una aceleración capaz de quitar el hipo, unida a una cómoda posición de conducción. El V4 de 1.679 cc, tiene unos 500 cc más que el modelo anterior, pero al mismo tiempo es 7 mm más corto. Las culatas actuales son más pequeñas, lo que les permitió mover el motor para cargar más peso en la rueda delantera. La V-Max no tiene a levantar la rueda cuando estás quemando el «donut» trasero a una buena velocidad. Las tomas de aire también recuerdan a la «abuelita», pero ahora el «air box» tiene 13 litros de capacidad, es decir, el doble.
Una centralita controla todo el motor, incluidas las tomas de admisión de longitud variable. A bajas revoluciones miden unos 150 mm y arriba se acortan hasta unos 45 mm. Lo que se traduce en una amplia gama de par motor. Casi puedes ir en cualquier marcha a cualquier velocidad. Una inyección Mikuni se encarga de dar de comer a la bestia, atrás quedan los carburadores de 35 mm. Tampoco falta el acelerador electrónico que se emplea en algunos modelos deportivos de la marca. El sistema también permite que un poco de combustible se quede en los cuerpos de los inyectores para reducir algo el freno motor.
El cambio de cinco relaciones se acompaña con un cardan muy bien resuelto. El embrague, con sistema antibloqueo, es hidráulico y permite grandes reducciones sin que la rueda trasera se bloquee o la moto pierda la trazada. El accionamiento del embrague es algo duro, pero es algo que hay que pagar al tener un motor con tanta potencia.
En el apartado de las suspensiones contamos con una horquilla de 52 mm, acompañado con un monoamortiguador posterior. Una moto de esta potencia necesita frenos acordes: dos discos Brembo de 320 mm con pinzas radiales de seis pistones. Además cuentan con ABS, algo muy aconsejable en esta moto. El freno trasero mide 299 mm. Los Brembo destacan por su potencia y taco, y son capaces de detener una moto de tanto peso y potencia.
Los neumáticos son Bridgestone BT28, el trasero es un enorme 200/5. Lo normal sería que la V-Max fuese un poco remolona a la hora de tomar las curvas, pero no es el caso. En los virajes se comporta más como una deportiva que como una custom.
El asiento del nuevo modelo es más ancho y cómodo, lo que alegrará a los pilotos más altos, aunque para mí se quedaba algo grande. Me tenía que echar bastante para adelante, sin poderme apoyar en el pequeño respaldo con el que cuenta el asiento. Aún así, llegar al suelo no era problema, aunque el asiento es aproximadamente un centímetro más alto que en la «vieja».
Los reposapiés van más bajos y retrasados, pero no tanto como para comprometer la distancia libre al suelo. Para tocar con los avisadores hay que ir realmente rápido. Tampoco te tienes que preocupar de que el escape llegue a rozar con el suelo.
La consola de mandos tiene mucha información: posición del acelerador, consumo, cronómetro… pero es difícil de leer, pues está demasiado baja encima del falso depósito.
Y si te gustaba la estampa de la original, te va a gustar la de la nueva, pues es muy similar, aunque todavía más musculosa, algo que parecía imposible de conseguir. Tiene esa imagen de moto «cabreada» que ha conquistado los corazones de todos los aficionados a la V-Max… Un aspecto que no llega a cansar. Los nuevos radiadores cambian un poco la imagen de la moto y el escape no deja frío a nadie. Al igual que las tomas de aire cromadas junto al depósito.
Bueno, pero, ¿cuánto corre?, te preguntarás. Si fuese un inconsciente te diría que fui a más de 200 km/h por algunos tramos de las carreteras del norte de San Diego, pero como soy una persona seria, pues no te lo voy a decir. La moto viene con un limitador de velocidad que actúa una vez alcanzados los 220 km/h. Por lo visto, reconoce cuando estás haciendo una carrera en una pista de aceleración para dragster que son tan populares en América, por lo que si empiezas a empalmar a tope cada marcha, la centralita no cortará al llegar a los 220 k/h y no te arruinará la carrera.
La V-Max tiene una electrónica y unos componentes más típicos de una moto deportiva que de una custom. Pero lo que realmente la separa del resto de las custom es su infernal potencia. No es una MotoGP Custom, pero casi. Una cosa sí te puedo asegurar, no se parecerá a ninguna moto que hayas pilotado antes.
Yamaha V-Max
Presentación dinámica de la Yamaha V-Max en Estados Unidos. Aquí tienes la presentación dinámica de una de las motos más esperadas de los últimos años. Un modelo que ha creado toda una filosofía y ahora es aún más radical. Además de parecerlo, ahora la V-Max tiene más músculo que nunca.