Comparativa scooter 200: Peugeot, SYM y Suzuki

Nuestros protagonistas, el Peugeot Citystar 200, el SYM Joyride 200i EVO y el Suzuki Burgman 200, proponen una forma eficaz de moverse por la ciudad y fuera de ella, gracias a la combinación entre prestaciones y compacidad que ofrecen.

Texto: Sergio Romero. Fotos: Lluís Llurba Colaboran: Víctor Gancedo e Ildefonso García

Comparativa scooter 200: Peugeot, SYM y Suzuki
Comparativa scooter 200: Peugeot, SYM y Suzuki

La moto se puede enfocar desde varios puntos de vista y normalmente se asocia a la pasión, pero para los que quieren beneficiarse del lado más práctico de las dos ruedas, los scooter son una opción interesante. El «boom» de la convalidación del carné B ha hecho que las calles de nuestras ciudades tengan cada día más scooter de 125 cc en circulación y que esta cultura crezca. Pero es cierto que en vías extraurbanas tienen ciertas limitaciones: estos 200, con idéntica base pero más motor, son la primera opción con carné A2.

Tres estilos

Se pueden catalogar como GT, por dimensiones, capacidad de carga y protección aerodinámica, pero es cierto que cada uno tiene su enfoque particular. El Burgman, recién renovado, ofrece el concepto más «turístico», dado que su punto fuerte ha sido siempre la posibilidad de alojar dos cascos integrales debajo del asiento. También se caracteriza por lo bajo que se sienta su piloto, lo que facilita llegar al suelo. A medio camino se encuentra el Joyride, el más veterano del grupo, dado que apareció en 2004 y su versión EVO en 2009, con la estética que puso de moda en nuestro país el KYMCO Grand Dink: a pesar de tener un aspecto de moto grande es el más ligero de los tres, ya que pesa 10 kg menos que sus rivales. El manillar se eleva bastante y deja el cuerpo del piloto erguido, mientras que el asiento de dos alturas está bien diseñado y su tacto resulta agradable. La plataforma es plana y muy amplia, permite colocar los pies extendidos en la parte delantera o en una posición normal en la zona plana. Al igual que el Peugeot, dispone de un respaldo para el pasajero, que mejora la postura de éste al permitir el apoyo de la zona lumbar.

El Citystar 200 por su parte es el que tiene el asiento más alto y la postura más erguida, también es el que deja más expuesto a su dueño, ya que tiene menos superficie frontal. Esto disminuye su protección aerodinámica pero a cambio le da unos mejores valores en aceleración y velocidad máxima. El pasajero tiene, como sucede con sus dos rivales, un puesto cuidado. En el Suzuki caben perfectamente dos cascos integrales y queda espacio para meter una prenda fina o los pequeños objetos que tengamos que transportar. Además, dispone de una generosa guantera con dos espacios, situada tras el escudo, que se cierra con llave, y hay otro pequeño hueco en el lateral derecho de la dirección: es el más completo en este apartado. El SYM tiene un asiento que se abate hacia un lado y que cuenta con un buen cierre. En él caben no caben dos cascos integrales pero es un hueco bastante espacioso. Detrás del escudo y debajo del asiento hay dos ganchos, y también unas guanteras que no estántan bien acabadas. En el caso del Citystar el hueco debajo del asiento también es amplio y como sucede con el SYM se puede alojar un casco integral y un jet; como en aquel hay una guantera y un gancho en la parte trasera del escudo.

Un poco más

Ya hemos comentado que la ventaja de estos 200 es que son más o menos como un 125 en cuanto a dimensiones, pero tienen un poco más de potencia. En los tres casos, como es de esperar, se utiliza un motor monocilíndrico con inyección y refrigerado por líquido. Suzuki tiene mucha experiencia con estos motores monocilíndricos con culata multiválvulas, eso se nota desde el principio en la finura de funcionamiento. En cuanto abres el acelerador percibes que está bien gestionado y que la respuesta es muy buena a cualquier régimen. En la práctica acelera bien y aunque su velocidad punta es unos kilómetros por hora inferior a la del Citystar, transmite una gran suavidad de marcha. El Peugeot tiene también un motor propio que resulta efectivo en la práctica, dado que ofrece una buena aceleración y te permite alcanzar rápidamente una suficiente velocidad de crucero. Junto con el del SYM están un poco por debajo del conseguido tacto japonés, pero son buenas mecánicas. El Joyride también dispone de una moderna mecánica propia, que tiene brío y responde con rapidez a tus demandas, girando siempre más alta de vueltas que sus rivales. Todos comparten la posibilidad de llevarte con soltura hasta una velocidad de crucero que te permite moverte por cualquier vía sin problemas y si apuras sus posibilidades puedes acercarte a los 140 km/h de marcador, que suponen casi 130 reales. Otro punto muy importante y en el que también se mueven en el mismo rango, es el consumo: el gasto de gasolina está alrededor de tres litros y medio, una cifra muy baja.

Fáciles

Su conducción se puede calificar como fácil, es cierto que hay otros modelos un poco más compactos, pero en la práctica nuestros protagonistas se desenvuelven muy bien en la ciudad y no requieren experiencia para ser llevados. La seguridad está más presente en Suzuki, dado ofrece la posibilidad de adquirir el Burgman 200 con ABS, por 400 euros más. También es cierto que el scooter japonés tiene un funcionamiento más equilibrado del conjunto chasis y suspensiones, a pesar de que los scooter comparten en general una estructura muy similar. La gran mayoría posee en su interior estructuras de chasis de tubo de acero con tendencia a flexar y el motor hace las veces de basculante, dos puntos que determinan en gran medida su comportamiento. Aun así, el Burgman se siente más preciso, ya que la horquilla es un poco más firme y las suspensiones traseras absorben algo más. El Joyride es algo más flojo de horquilla y más seco en el tren trasero, pero tiene un comportamiento noble en general. Nuestra unidad del Citystar tenía un comportamiento más impreciso y aunque es el más corto entre ejes de los tres, tiene unas reacciones de chasis menos predecibles. Además es el que roza antes si inclinas mucho en una rotonda, por ejemplo. En esa situación, el Burgman transmite más confianza. En los tres casos se puede ir a su velocidad máxima sin que aparezcan oscilaciones en las curvas rápidas, y sus frenos de disco también responden bien.