Dicen que tres de cada cuatro Sportster se venden a personas que compran su primera Harley-Davidson, y que el 95% de ellos acaban comprando otra moto de la marca americana en el futuro. Está claro pues, por un lado, que las Sportster son la puerta de entrada a la «familia», cosa que no es una sorpresa al ser con diferencia las motos más asequibles de su catálogo, pero también dejan claro esas cifras que Harley se toma muy en serio estas motos, porque de otro modo (y si no hubieran quedado satisfechos con ellas) no serían tantísimos los que seguirían con otra moto del fabricante de Milwaukee.
Esto son buenas noticias para el mercado de segunda mano, claro. Son motos que su dueño habrá mimado como pocas y que quizás haya decidido cambiar no por agotamiento (muchos kilómetros o tiempo), sino sencillamente porque ya ha superado esa fase de contacto inicial con la marca, si ésa fue su intención al comprarla, o porque le apetece evolucionar dentro de la gama hacia una Softail, Dyna, otra Sportster… o lo que sea de su gusto (¡hay mucho donde elegir!).
Las Sportster son motos sencillas, de alguna forma ellas inventaron las naked antes de que el nombre se relacionara con las dos ruedas, y su sencilla mecánica con el tradicional bicilíndrico a 45º refrigerado por aire esconde soluciones modernas, como los taqués hidráulicos que evitan necesitar ajustes y los llevan desde antes de 1990, o la más reciente alimentación por inyección. Aunque esta última impide (o dificulta) una de las posibles y numerosísimas opciones para potenciar el motor, no solo a base de escapes menos discretos que los originales, sino con piezas para dicha alimentación, distribución más agresiva, culatas especiales, encendido más potente… No hay límite ni desde luego lo hay para accesorios que nos permitan modificar su estética.
Eso, la estética, podrá ser una de las claves cuando busquemos una de estas motos usada. Es normal haberla personalizado bastante y, aunque más adelante decidamos dejar nuestra impronta en la moto, habrá que contar con lo que montara su anterior propietario, y si es de nuestro gusto (o todo lo contrario). Otro tema a tener en cuenta es el de la homologación: cuidado con motos posteriores a 2004, pues si vienen del mercado americano y no se han legalizado correctamente nos meteremos en un lío (evítalo).
Usuario
No hay muchas motos que tengan toda la mecánica más a la vista que una Sportster, así que la accesibilidad es excelente. Oficialmente hay que pasar por el taller cada 8.000 kilómetros (o 5.000 millas, una cifra más «redonda» quizás) y según el momento tocan unas cosas u otras (ver tabla). Hay quien afirma, sobre todo en modelos antiguos y más usados, que es mejor cambiar el aceite cada 4.000 aparte de estar pendiente de su nivel. No nos constan llamadas del fabricante en garantía por defectos detectados en las motos fabricadas recientemente, pero será bueno verificar que nuestra moto se haya revisado en un servicio oficial por lo menos los primeros años.
Mantenimiento
1.000 km Después del rodaje, los habituales cambios de aceite y su filtro, el del cambio más inspección general y ajuste de la dirección.
8.000 km Nuevo cambio de aceite y filtro del motor más revisión de diversos puntos, sin reemplazo de piezas salvo que sea necesario (entre ellas el filtro de aire).
16.000 km Además del cambio de aceite y demás operaciones de los 8.000 km, se reemplaza el aceite de la primaria y cambio.
32.000 km Aparte de lo que corresponda es en esta revisión donde Harley recomienda cambiar las bujías (antes habrán pasado varias inspecciones).
48.000 km Cambio de los rodamientos del basculante.
80.000 km Reemplazo del aceite de la horquilla.
Cada dos años: cambio del líquido de frenos.
Cada cuatro años: inspeccionar y engrasar o reemplazar pasadores y gomas de los frenos.
La correa se revisa cada 8.000 km y sólo se cambia si necesita reemplazo (no tiene una duración limitada).
Versiones
1998-2003
Precio: 3.000-5.000 €
Las Sportster viene de mucho más atrás (en 1986 las primeras 883 y 1100 con motor sucesor de Ironhead de 1957, en 1991 llegó el cambio de cinco marchas) pero en 1998 llega un cambio notable en el motor, con las culatas de doble bujía y otras mejoras. Luego irían llegando más evoluciones, como mejores rodamientos (sellados en las ruedas) y pinzas de cuatro pistones en el disco delantero, y por supuesto múltiples versiones de diferente equipamiento y decoración (notables las de 2003 en homenaje al 100º aniversario de la marca).
2004-2006
Precio: 4.500-6.000€
Aquí se produce un significativo cambio, al adoptar un nuevo chasis al que se ancla de forma elástica el motor (algo que algunos dicen, se heredó de la técnica que había usado Buell en sus deportivas, con este motor). También se renueva estéticamente mucho pero hay más novedades técnicas, como que se elimina el tubo que unía los dos escapes en versiones anteriores, o el montaje de un basculante más largo en 2005, que permite montar ya un neumático de mayor sección (el 150 que dura hasta hoy, antes era 130).
2007-2014
Precio: 5.500-7.000 €
En esta versión, que dura ya hasta la actualidad, el cambio fundamental ocurre en el motor: adiós al carburador, que tantas ideas ha dado a preparadores, y bienvenida al inyección, por lo menos para usuarios normales que buscan una moto que arranque sin problemas y con consumos óptimos y prestaciones suficientes. Además esta versión ha visto la llegada del ABS o el regreso de la 883 Iron, la versión más básica y asequible Pero también de la especial XR1200, con motor mejorado en prestaciones y diferente lubricación.