Es la explicación que encontramos a la alta ocupación extranjera con la que convivimos no solo en la costa, sino también en tierras interiores. Allá donde circules, verás más de un vehículo con el volante montado a la derecha o matrículas con fondo amarillo. Sí, el clima en la provincia alicantina es simplemente extraordinario para cualquier ciudadano europeo jubilado, o en activo pero con ganas de disfrutar del "astro rey" por muy poquito dinero. Después de leer en la portada de un periódico la noticia sobre las diferencias del sueldo mínimo español respecto al de otros habitantes europeos, y tras entender que todo en esta vida encaja aunque en ocasiones no lo parezca, comenzamos a rodar desde la capital de la provincia. Alicante ofrece descanso al visitante que lo busque, pero en realidad es su animada vida social la que atrae a muchos de los turistas que allí se congregan. Más allá de la aureola turística del lugar, lo que de verdad nos importa aquí es exprimir las posibilidades que nos ofrece montar en moto, y si hay un lugar que ponga a prueba tu fondo, que exija lo mejor de tu forma física, aquí lo encontrarás. La salida de la capital por la afamada playa de San Juan nos lleva por la costa hasta Campello, desde donde la CV-775 nos acercará al interior en dirección a Aigües y Relleu.
Disfrutar de la moto y el "astro rey" es todo uno en este lugar
Si durante estos primeros kilómetros comienzas a dar síntomas de flaqueza, puedes dar un giro sobre tus pasos para volver a la playa por Sella hasta Villajoyosa, pero te garantizo que lo mejor todavía está por venir. La conexión con la CV-778 en Relleu logra animar a la Super Adventure que en esta ocasión nos acompaña. Aunque todavía disfrutamos de hermosas vistas desde la altura y lejanía del mar, sin duda lo que centra nuestros recursos es algo bien distinto: lo retorcido de la línea asfáltica. El Puerto de Tudons, a 1000 metros sobre el nivel del mar, ofrece un entorno privilegiado de la zona aprovechado por la Base Militar de Aitana.
BAJADA Y VUELTA A EMPEZAR
El descenso no resulta tan agresivo como la ascensión, lo que tampoco significa que debas bajar la guardia. De hecho, después de haber sufrido algún que otro contratiempo con el estado del asfalto, donde las ramas de los árboles cercanos se empeñan en formar dibujos caprichosos justo debajo de él, la labor de la suspensión electrónica WP que da cobertura a nuestra 1290 apenas descansa: ahora es momento de poner a prueba la capacidad de recuperación de la horquilla, sorprendiendo la forma en la que "maneja" todos los "imput" teniendo en cuenta, además, que lidia con una llanta delantera de 19 pulgadas. No parece importarle demasiado mientras pisa el asfalto con aplomo y seguridad. El bicilíndrico austríaco, por su parte, se esfuerza en demostrar que el secreto de su potencial se sitúa en la zona baja y media del cuentavueltas digital. El agarre en general de todo este tramo invita a comprobarlo aunque, eso sí, teniendo muy presente que el control de tracción actuará en algún que otro ángulo de segunda que encontramos en subida.
El recorrido pone a prueba las suspensiones electrónicas de nuestra compañera
El enlace con la CV-10 lo realizaremos gracias a la cobertura de unos 4 kilómetros ofrecida por la CV-70, la vía que también merece un lugar en tu copiosa agenda motociclista rutera, con el castillo de Guadalest como uno de sus reclamos y excusa para rodar por ella. Sin embargo, en esta ocasión encaminamos nuestros pasos hacia Gorga poco antes de llegar a Benilloba. Así subimos a Millena y Almudaina por la CV-708. El tramo que rodea el Embalse de Beniarrés por la CV-711, lo cubriremos pensando en la próxima llegada al Hotel Granja de San Miguel, en Salem. Poco antes, las curvas que lo comunican con Beniarrés, nos dejarán un buen sabor de boca antes de disfrutar de las instalaciones seleccionadas por Ruralka on Road, en busca de ese alto en el camino tan necesario en una ruta como esta, de una intensidad, digamos, considerable...
Pronto encontramos nuestro lugar de descanso en Salem
Una vez repuesto gracias a los manjares de su cocina, el spa o los masajes relajantes, retomamos el mismo camino en bajada hacia la CV-700 en dirección a Pego, bordeando la Serra d'Alfaro con, tal vez, más curvas de las que esperabas; si será un entorno apreciado que hasta aquí se desplazan, fuera de temporada, multitud de equipos ciclistas para entrenar en "condiciones reales". Te en cuenta que, en bajada, parece que no les funcionan los frenos y, en fuertes subidas, suelen rodar en pelotón: deja distancia de separación cuando los superes y, ¡más gas! Adsubia y Pego nos deriva a Sagra y Orba, donde pocos kilómetros nos separan del Hotel Castell de la Solana, un lujo perdido en el campo de la mano de Ruralka, a pocos pasos de Alcalalí. Pedreguer y Jávea nos devuelve el contacto con la costa para bajar bordeando, en la medida de lo posible, hasta Calpe y su Peñón de Ifac, o Benidorm con una extasiante colección de rascacielos sin medida. Alicante está, desde aquí, a tiro de piedra.
RURALKA ON RUAD: HOTEL GRANJA DE SAN MIGUEL
En el entorno de la Sierra del Benicadell encontramos, al llegar a Salem, esta acogedora estancia en la que podrás elegir entre dos opciones: disfrutar de tu propia casa, incluyendo las instalaciones comunes, o hacer lo propio con una de sus 10 habitaciones, amplias y acogedoras. La anfitriona se encargará de que tu estancia sea acorde con lo que esperas, porque si deseas un masaje en una de sus salas equipadas para tal fin, lo tendrás. ¿Una sesión de spa? Por supuesto. ¿Y qué tal un completo desayuno tradicional mediterráneo? Déjalo todo en manos de Jesu.
RURALKA ON ROAD: HOTEL CASTELL DE LA SOLANA
Encontramos en este peculiar hotel un lugar en el que la tranquilidad campa a sus anchas. La instalación es totalmente autónoma y ecológica, dependiendo de sus propios generadores, placas solares y aprovechamiento de la energía eólica para abastecer cada rincón del hotel. Si coincides con el jefe, Ángel, hablaréis de motos, ¡seguro! A él también le gusta rodar con la suya, siempre que el trabajo se lo permite. Espacio tendrás para dejarla descansar mientras tú haces lo propio: en invierno, al calor de la chimenea; en verano, sacando todo el partido posible a su piscina y las tumbonas que la rodean.
