Turismo: Pirineo Navarro-aragonés en Triumph Trophy 1200

Cuando visitamos lugares donde el paso de los años apenas ha causado mella en el entorno, nos preguntamos si la dirección en la que nos dirigimos es la correcta. ¿Evolución o involución? Sea como fuere, nos presentamos aquí con la excusa de la desconexión del «mundo real».

Luis López. Fotos: Jaime de Diego

Turismo: Pirineo Navarro-aragonés en Triumph Trophy 1200
Turismo: Pirineo Navarro-aragonés en Triumph Trophy 1200

Nos acercamos al Pirineo Aragonés para comenzar nuestra ruta en la pequeña localidad de Ochagavía. Su puente medieval sobre el río Anduña nos da la bienvenida y nos sitúa en un entorno de tremenda belleza, donde la naturaleza nos reserva imágenes como las de la denominada Selva de Irati, un bosque privilegiado donde los colores del otoño brillan con una intensidad inusual. Los hayedos se desprenden de sus hojas dejando un bello manto donde el dorado, el verde y el ocre tiñen todo lo que la vista da. Bien es cierto que la conducción se torna, en cierto modo, peligrosa por estas carreteras donde el bosque prácticamente se adueña de la estrecha franja que dibuja el asfalto; nada que un piloto con mínima experiencia no pueda salvar, más aún si te haces valer del siempre socorrido ABS.

Así es como iniciamos la ruta, a los mandos de la Triumph Trophy 1200 bien acomodados en un puesto de conducción confortable como pocos. La visita al Bosque de Irati, adentrándonos en la Sierra de Abodí por la NA 2102, nos brinda el ambiente comentado para deleite de tus sentidos en un tramo de ida y vuelta por el corazón pirenaico, hasta la llegada al santuario de Nuestra Señora de las Nieves. De vuelta a Ochagavía y tras la correspondiente parada en otro santuario románico, en este caso el de Muskilda, nos dirigimos hacia el este por la NA 140 en busca de una nueva incursión hacia la frontera con el país vecino. La NA 2011 nos acerca al Port de Larrau, desde donde las imágenes de las cumbres de Pirineos son espectaculares. Cuando sopla el viento, las nubes acarician el techo de las montañas con celeridad ofreciendo vistas de gran belleza, mientras compruebas lo enrevesado de la carretera cientos de metros más abajo.

Esta breve incursión en Francia nos sirve para pensar que, en otra ocasión, sería buena idea acercarnos a Larrau y circular durante más kilómetros por carreteras galas, pero nos esperan otros destinos nacionales hasta volver a uno de los núcleos más destacados de la civilización local, la capital de Huesca. Mientras tanto, deshacemos nuestros pasos como unos kilómetros antes tras visitar Irati, para retomar el curso de la NA 140, pasando el Puerto de Lazar y Uztárroz para llegar a Isaba, donde ya circularemos por la NA 137 en pleno Valle del Roncal. Por el pueblo del mismo nombre pasamos hasta llegar a Burgui. Es entre este punto y Sigüés donde disfrutaremos de un trazado especialmente virado, salpicado a su vez por los accidentes geográficos que llevan sus mismos nombres. Así, la Foz de Burgui y la de Sigüés nos brindan preciosas imágenes acompañadas del río Esca hasta llegar a la N 240.

La franja asfáltica se ensancha al mismo tiempo que nos esperan nuevas sorpresas. Una de ellas, fácilmente perceptible desde la propia carretera, la encontramos a nuestra derecha. Allí a lo alto nos topamos con el pueblo abandonado de Esco, donde ya comienza a mostrarse lo duro y lo crudo de la civilización, que obliga a una población entera a abandonar sus raíces empujados por nuevas infraestructuras… El embalse de Yesa y la autovía de Pamplona han forzado la máquina hasta estos límites. No es de extrañar que encontremos pintadas y carteles a nuestro paso alzando las voces en contra de todo ello; grito al viento, lastimosamente en vano.
Poco después y a la altura de Liédena, dejamos temporalmente la Nacional para hacer una incursión hacia Sangüesa y Sos del Rey Católico por la NA 127, siguiendo los pasos de los ríos Irati y Aragón. La popularmente denominada «carretera de Gallur» nos conduce a Sos para devolvernos a orillas del pantano por Navardún y el Puerto de los Cuatro Caminos hasta Ruesta, donde nos llama la atención la cercanía de la carretera con las caprichosas cárcavas de suaves formas.

Poco a poco nos acercamos a una civilización brevemente interrumpida por pequeños vestigios donde el tiempo parece haberse detenido, como puedes comprobar en una visita al Monasterio de Leyre, donde el entorno y la tradición invitan a la reflexión de los monjes que allí viven. Dejamos atrás las mansas aguas embalsadas del río Aragón por el Canal de Berdún para llegar a Puente la Reina de Jaca, momento en el que abandonamos la Nacional para rodar por la A 132, una vía que nos llevará directamente a Huesca. Pero antes disfrutarás, y mucho, de su trazado, además de quedarte boquiabierto con las vistas de los impresionantes Mallos de Riglos, siguiendo el curso del río Gállego.

Ayerbe será el último cruce de caminos hasta llegar a Huesca, ciudad amurallada desde el siglo IX en la que además de los restos de esta defensa, deberemos visitar la catedral gótica levantada sobre ruinas románicas, el convento de San Miguel levantado a orillas del Isuela, las calles del parque Miguel Servet, auténtico pulmón de la ciudad, o la iglesia de San Pedro el Viejo, que conserva un acogedor claustro románico del siglo XII. Vuelta a la realidad del siglo XXI.

1 Ochagavía
En Ochagavía encontramos un buen ejemplo de típico pueblo del Pirineo Navarro. Aquí confluyen los ríos Zatoya y Anduña, siendo este último salvado por una de las joyas del pueblo: su bello puente medieval. Resulta muy recomendable pasear por sus calles empedradas salpicadas de casas cuidadas con esmero por sus escasos residentes. Son sin duda los numerosos visitantes de una zona rodeada de bosques milenarios rebosantes de naturaleza, los que aportan algo de movimiento a un entorno verdaderamente privilegiado que toma como base el Valle de Salazar, a 764 metros de altitud.


2 Foz de Sigüés
Este accidente geográfico se encuentra constituido por un gran cañón fluviokárstico excavado por el río Esca. Su microclima favorece la aparición de formaciones más características de ambientes mediterráneos o bosques atlánticos, sobre todo en las zonas de mayor altitud. Destaca una importante población de quebrantahuesos, mientras que también pueden verse surcando los cielos del lugar milanos reales, águilas y buitres. Lo abrupto de sus paredes favorece la práctica de la escalada, un deporte en el que este paraje se erige como auténtico referente para los seguidores de dicha actividad.

 

3. Escó, ecos del pasado
Escó es uno de esos ejemplos de localidad despoblada «a la fuerza» para dar cabida a un pantano y, al tiempo, ofrecer cobertura a una autovía, todavía hoy en plena construcción. Y es que fue en 1962 cuando Escó, situado en la Alta Zaragoza, dentro de la comarca de Jacetania, fue obligado a vaciarse, convirtiéndose casi, casi, en un pueblo fantasma. Hoy día sobresalta su vista desde la carretera, con los accesos cortados y solo practicables, por tierra, para los ganaderos que conservan aquí sus explotaciones. Las fachadas de las casas o de su iglesia se encuentran aún intactas.


4 Monasterio de Leyre
Del Monasterio de San Salvador de Leyre tenemos las primeras noticias en el viaje de San Eulogio de Córdoba, año 844. Desde entonces se referencia esta obra cristiana como auténtico centro de vida espiritual que, hoy día, resulta ser el único que sobrevive al citado viaje, reflejado en una crónica escrita por el presbiterio Eulogio, santo y mártir. En Leyre todavía se practica, como antaño, la oración en su ejercicio de busca y encuentro con Dios. Así, los monjes que lo habitan se reúnen siete veces al día para ello en la que denominan «Liturgia de las Horas».

No hay frontera infranqueable para esta británica, ni carretera por la que no pueda circular. A pesar de sus dimensiones, la  Trophy consigue aportar un elevado nivel de confort independientemente de la ruta que elijas. En nuestro caso, su agradable respuesta del motor nos ha servido para disfrutar todavía más de tramos virados, mientras que la agilidad mostrada en cambios de dirección ha conseguido que nos olvidemos de las cifras de peso que figuran en su ficha técnica. La protección de carenado, lo mullido de su asiento y lo cómodo que resulta la postura a sus mandos permiten hacer kilómetros sin ningún cansancio. Una compañera de viaje perfecta.