Ruta en moto por la Sierra de Ronda y Marbella

Ruta en moto entre Ronda y Marbella, por carreteras de curvas y destacando el Puerto de Peñas Blancas.

Luis López Lozano | Fotos: Juan Sanz

Ruta en moto por la Sierra de Ronda y Marbella
Ruta en moto por la Sierra de Ronda y Marbella

Cualquier época del año es adecuada para acercarnos a Málaga y visitar su provincia, aunque no es menos cierto que el verano es para los que prefieren «disfrutar» de las «apreturas playeras». Nosotros no hemos pensado en ello precisamente, sino todo lo contrario: decidimos huir del frío peninsular, sí, pero sin acercarnos a los meses más cálidos del año para sacar todo el jugo posible a la Yamaha FJR1300AS; la única forma de hacerlo con el menor tráfico posible por medio es en el tránsito entre el invierno y la primavera. Si te gusta recorrer a los mandos de tu moto todo tipo de parajes, pisando firmes generalmente en buen estado y, cómo no, bastante sinuosos, te proponemos un plan interesante para la época mencionara de forma especial, pero en realidad puedes hacerlo extensivo a todo el año…

La vieja Nacional que circula casi en paralelo a la costa y a cierta distancia de la autopista de peaje AP-7, nos lleva del centro de Marbella hacia Puerto Banús conectando con su continuación natural, la Autovía del Mediterráneo A-7. Del lujo y la ostentación de sus calles, en las que los ecos de la vieja «jet set» todavía perduran, pasamos a otros entornos algo más abiertos tras rodear San Pedro de Alcántara, mientras seguimos la carretera que nos llevará directamente a Ronda. Antes, rebasamos por debajo la autovía para llegar a una rotonda que nunca verás despejada… especialmente en sentido inverso al que hemos comenzado nuestra ruta, de llegada a la costa en vez de salida. Así, poco a poco dejamos atrás el mar con la intención de volver, no sin antes haber cubierto más de 170 kilómetros entre curvas aderezadas de paisajes, miradores y entornos serranos. Pasan los kilómetros y las urbanizaciones parecen no querer desaparecer de nuestra vista por más que avanzamos. Campos de golf, quintas, clubes restringidos y un buen número de coches no utilitarios precisamente, salpican el entorno entre la muchedumbre que viene y va de un lado a otro. Hay movimiento, lógico en una zona donde te costará encontrar un lugar donde la carta del restaurante pueda leerse en castellano… Manda quien ostenta el poder adquisitivo.

La Yamaha FJR1300AS reposa en Estepona junto al Jardín de Punta Doncella.

La Yamaha FJR1300AS reposa en Estepona junto al Jardín de Punta Doncella.

Imagen de Ronda iluminada, donde el Puente Nuevo brilla con luz propia.

¡Ya vienen!

Es cuestión de tiempo dejar atrás toda esa vorágine para comenzar a degustar lo que de verdad buscamos desde hace unos kilómetros: las curvas de la A-397 en la afamada subida a Ronda. El firme agarra lo suficiente como para explorar la estabilidad de la FJR, aprovechándonos de las suspensiones electrónicas de las que ya nos hemos ocupado poco antes de iniciar la marcha. La Yamaha cambia de dirección fácilmente haciéndote valer de la altura de su manillar; y ya que hablamos de altura, la de la pantalla la dejamos al mínimo para sentir, «en primera persona», el viento mientras estiramos segunda y tercera entre curvas redondas, enlazadas, con radio variable… ¡Qué pasada! La línea central es apenas un indicativo para la división de ambos sentidos, por lo que se convierte en discontinua. El tráfico que nos encontramos lo salvamos bajando una marcha y abriendo gas… o ni eso. La tercera es infinita, tanto por arriba como por abajo, por lo que gran parte del tramo «caliente» de subida hacia Ronda lo podrás hacer usando esta marcha, incluso para adelantar en pocos metros.

La A-397 es una carretera mágica. Te atrapa con su peculiar trazado, pero también lo hace por las vistas de las que dispones a lo largo y ancho de sus diferentes miradores. El «problema» es que la FJR nos envenena la sangre, y apenas piensas que puedes parar y ver algo más que la próxima curva con los ojos bien abiertos, mientras de forma inconsciente escondes la cabeza tras la pantalla del carenado. Una prueba la tenemos en la cercanía del nacimiento del río Genal, considerado Monumento Natural y del que tendrías que estacionar la moto para descubrir a pie.

Es cuestión de organizar tiempos, paradas y la propia ruta, pero en nuestro caso estamos ansiosos por ver Ronda iluminada desde los cerros que rodean la localidad. La vista es preciosa y aporta ese extra que ofrece la propia ciudad desde el interior a través de sus miradores y puentes.

Vuelta a la costa

Después de vivir Ronda desde todos los ángulos posibles, iniciamos la vuelta a la costa por la A-369 hacia Atajate, donde encontramos interesantes vistas desde su mirador de las famosas cuevas o del mismo pueblo, teñido de blanco con sus pareces perfectamente encaladas. También merece la pena detenerse en el mirador de Los Castañares, entre Benadalid y Algatocín, donde domina la perspectiva del Valle del Genal.

Después de pasar por Gaucín, una «penúltima» entrega de curvas nos servirá para salvar el río que da nombre al valle que lo recorre para llegar al desvío de Casares, donde enlazaremos ya de forma directa con la A-7 conectando con la vía que nos llevará desde la Bahía de Casares, pasando por Estepona y ya a Marbella, donde no es mala idea tomar una cervecita en cualquiera de los múltiples bares y restaurantes a pie de costa. Así habremos dusfrutado de los vientos de la montaña y, ahora, los del mar...

Imagen de Ronda iluminada, donde el Puente Nuevo brilla con luz propia.