El verano está a la vuelta de la esquina. Momento anhelado por muchos para hacer ese viaje en moto tan deseado y planeado durante los fríos meses de invierno. Pero también se acerca el calor. Ese tan acuciante que te asfixia a los mandos de tu montura cada día al salir de trabajar; o te quita las ganas de dar un paseo con los amigos un sábado cualquiera. Sin embargo, no hay que rendirse, pues hay maneras de combatirlo con eficacia, y no tiene porqué ser un impedimento para disfrutar de nuestra moto, ya lo hagamos por obligación, o por devoción.
Para mitigar los efectos del calor en moto, hay que tener en cuenta varios aspectos. Por una parte, qué tipo de moto y modelo concreto tenemos. Por otro, en qué momento del día vamos a utilizarla, y durante cuánto tiempo. Y finalmente, con qué ropa técnica nos interesa circular en función de los anteriores factores.
Variables a estudiar para no pasar calor en moto
Hay motos que desprenden más calor que otras. Es un hecho. Y la mayoría lo concentra en la zona del asiento, recorriéndote las piernas hasta la mismísima entrepierna. No es cuestión de que compremos nuestra moto en función de cuanto calor desprenden o no, pero está claro que si por ejemplo vas a utilizarla mucho en ciudad, una gran bicilíndrica con sus culatas literalmente «debajo del culo», terminarán por cocértelo. Y lo hará más una moto con carenado inferior que una naked, pues el calor se concentra y al no estar en movimiento, este sube hacia arriba.
Por el contrario, esta misma moto será la mejor opción en invierno, como todos podemos imaginar. Por otro lado, hay grandes ruteras que tienes deflectores regulables, pantallas abatibles, etc. Todo esto puede ayudar a mitigar el efecto del calor en ti al circular, cuanto más aire dejemos recorrer nuestro cuerpo, algo mejor rodaremos. Así, una moto naked, de cuatro o dos cilindros en línea, refrigerada por agua, debería ser, a priori, la opción más agradecida en un momento de mucho calor. Pero claro, ni viajando, ni lloviendo, ni con frio, es desde luego la mejor. Aunque ya se sabe que para gustos los colores. No vamos a elegir compañera de aventuras sólo por el mayor o menor calor que desprenden.
Es aconsejable, en la medida de lo posible, circular en las horas menos calurosas del día. Al amanecer y hasta el mediodía, y a última hora de la tarde y hasta el anochecer. En los primeros momentos del día aún disfrutamos del frescor de la noche anterior, y hasta que el sol no se eleva en el firmamento, no empieza «a pegar» de verdad. A final del día, el aire se mantiene caliente, pero no con tanta intensidad. Se puede «respirar» y con la ventilación adecuada, se hace más llevadero cualquier desplazamiento, y se puede disfrutar mucho del trayecto.
¿Y si no nos queda más remedio que utilizar la moto cuando cae toda la «solana»? Hidratarse es fundamental. Hay que parar con frecuencia y beber agua. También hay que estirar las piernas, y ponerse a la sombra estas pequeñas paradas. Unos minutos fuera de la exposición solar con una botella de agua en la mano, nos dan la tranquilidad para poder seguir camino. Un paño húmedo en la nuca es siempre un agradecido remedio casero en estos momentos necesarios para quitarse el cansancio y el stress que el calor más sofocante puede llegar a provocar.
Y desde luego, al menor síntoma de fatiga, falta de agudeza visual, dolores musculares o de cabeza, aumento del ritmo cardiaco, etc, hay que parar para hidratarse y descansar. Un «camel back» también es una solución eventual para poder rodar algo más de tiempo sin descanso y sin dejar de beber e hidratarse.
La ropa técnica específicamente diseñada para circular seguros y con una buena ventilación es fundamental. Aunque los días más difíciles el aire caliente se cuele hasta nuestros huesos, no debemos utilizar prendas sin protecciones y sin estar confeccionadas en materiales resistentes y con protecciones que nos protejan en caso de caída y contra la abrasión.
Ropa técnica para verano y para todo el año
En referencia a la ropa técnica, podemos optar por varias opciones: aquella que está pensada para usar tanto en invierno como en verano, como la exclusiva de verano.
Para no pasar calor en moto con las prendas «multiestación», hay que jugar con todas las posibilidades. Quitar los forros, abrir las ventilaciones por cremallera que suelen equipar, no llevarlas excesivamente ajustada, etc. Con estas prendas, además, jugamos con un factor a nuestro favor: si vivimos en una zona de montaña, o en la que por las noches refresque, no pasaremos frio a primera hora del día, y si nos cae un chaparrón inesperado típico del verano, nos da alguna opción de no terminar calados hasta los huesos.
Eso sí, cuando en calor aprieta, no son ni de lejos tan efectivas como las prendas específicamente diseñadas para este fin. Estas son las cazadoras y pantalones ventilados, compuestos por tejidos ligeros y perforados para facilitar el paso del aire, y con multitud de aperturas para asegurar una buena ventilación. Vienen equipadas con protecciones y son ideales en verano, aunque quizá no protejan tanto en caso de caída que las propias de invierno o de cuero.
Todas las marcas ya ofrecen una amplia gama de productos de este tipo que se adaptan a casi todos los bolsillos. Son ideales, y si cuentan con algún tipo de forro interior, cortavientos o hidrorepelente se nos antojan ideales, pues nos ayudan a protegernos en caso de imprevistos. Como el «fresquito mañanero» del que hemos hablado. De todos modos no suele ser habitual, y es conveniente tener otras prendas a mano para este fin.
También son útiles, para combatir el calor, los guantes y botas de caña corta ventiladas que ofrece la industria de la moto. Los chalecos interiores con gel (se guardan en el frigorífico el día anterior), o húmedecibles, compuestos de materiales especiales que se mojan en agua y al ponértelos mantienen tu temperatura corporal unos 10º más baja durante unas cuantas horas, son una gran idea, sobre todo cuando tenemos planificado nuestro desplazamiento. Además no mojan, y se humedecen en unos pocos minutos debajo del grifo. Eso sí, cuidado con llevarlo puesto cuando pierden sus propiedades, pues dan el calor de un chaleco normal, o con llevarlo puesto un tiempo largo al entrar en un lugar con aire acondicionado, pues te enfría todavía más y puedes cogerte un inesperado resfriado.
Un casco con una buena ventilación es también muy importante, si es integral, mejor por nuestra seguridad. Los de tipo jet son muy prácticos y cómodos en ciudad, o los convertibles homologados para circular abiertos, pero no protegen a priori tanto en caso de caída. Si te decantas por unos de este tipo, o no, de cualquier modo, no olvides la protección solar en la piel, pues los rallos uva penetran a través de la visera del casco afectándonos a la cara.
A todo esto, existen otros «inventos» para no pasar calor en moto, menos estandarizados y conocidos, que se han fabricado pero no se han generalizado en su uso. Y no por no ser útiles, o ingeniosos, precisamente. Como por ejemplo, un sistema de aire acondicionado para moto por compresor. Este se coloca en el trasportín como si fuera un pequeño baúl, con un soporte específico, se alimenta mediante la batería y se conecta mediante un tuvo a un chaleco interior fabricado exprofeso para ello. Después se enciende, apaga o regula su intensidad, desde un mando situado en el manillar. Pero lo mejor no es esto, es que en invierno tiene la función de bomba de calor, por lo tanto el chaleco se infla de aire caliente. El «invento», que parece muy práctico, no se ha generalizado, y de hecho en nuestro país no está presente.
Otro «invento» muy útil, sobre todo si no circulas con ropa específica de veranos, son las pinzas de ventilación para las mangas de las cazadoras, que las «abren» para dejar pasar el viento y refrigeran mínimamente los brazos.
Existen otros muchos pequeños trucos, que en un momento desesperado, pueden ser utilizados. Como por ejemplo, mojarse la camiseta interior, el pelo, etc. Nada es poco cuando nuestra salud está en juego, pero siempre, sin olvidar ir protegidos.
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