Lo subrayo siempre que puedo cuando me encuentro con alguna de sus obras. Desde que vi la primera hace ya un buen puñado de años cuando todavía se denominaba Radical Ducati (trabajando en exclusiva con las bicilíndricas), me di cuenta de que, como en tantas situaciones en la vida, a veces lo mejor no tiene porque estar necesariamente lejos. Aquí al lado en Madrid, Pepo Rosell, conocido como XTR, ha dado vida y forma a algunas de las máquinas más espectaculares de la escena custom internacional. Y ésta que veis hoy en las páginas de FUEL, seguro que se hará con un hueco en la mejor selección de 2017.
Como vimos a finales de noviembre con la BMW R 100 R “Don Luis”, Pepo está impregnando de una característico toque de resistencia clásica a sus motos. En esta ocasión, la moto donante es una Triumph Legend TT 900, una base inusual para este tipo de obras pero que visto el resultado, quizás veamos en más preparaciones de ahora en adelante. Cierto es que después de haber pasado por las manos de Pepo, ha quedado prácticamente irreconocible y es que el lavado de cara es extremo.
Aunque luce un logo de BSA, la donante ha sido una Triumph.
Su depósito con el logo de BSA recuerda a los tiempos en los que la marca británica se cobijaba bajo el paraguas de Triumph, con quién llegó a compartir motos como la Triumph Trident de la que hablamos hace poco.
Esta “BSA” monta la horquilla delantera Öhlins de la Triumph Daytona 675R, así como sus llantas forjadas en aluminio y el guardabarros delantero en carbono. De otra Triumph renovada hace sólo unos días, la Street Triple, toma el sistema de escape. De una Suzuki Bandit el depósito y de una Ducati 1098 ha tomado la bomba del freno que acciona las pinzas Brembo. Pero quizás más que la parte mecánica, impresione especialmente la estética que ha conseguido.
El carenado cubre a los laterales de la moto y al piloto gracias a una cúpula en burbuja sobredimensionada pero al ser tan minimalista, deja entrever el gran motor de tres cilindros y 900cc que se esconde detrás; especial atención a cómo se asoman los filtros entre el chasis y el filo de la carrocería. Pero si hay algún elemento que atrae miradas, es el subchasis fabricado en placas de acero perforadas que sostienen el asiento monoplaza.
Podemos imaginar, no sin necesitar de una babero de proporciones descomunales, cómo debe bramar el motor de origen Thunderbird 900 respirando con ese escape y filtros DNA. Toda ella, desde el colín hasta la cúpula, ha sido fabricado por el propio Pepo para luego encargar la tarea del acabado y colores a Pintumoto. Las pegatinas de inspiración vintage (¡ese logo de Castrol!) terminan de transportarnos a otra época.
Si os gusta, no dudéis en poneros en contacto con él porque esta maravilla se encuentra a la venta.