Como bien sabes, Buckler 0,0 lleva abogando por la conducción responsable varias temporadas uniendo su imagen a las de los campeonatos de España, del que es patrocinador principal, y al de los GG.PP españoles, como cerveza oficial de dichos eventos. Tanto en las carreras del CEV como, especialmente, en los GG.PP de Jerez, Cataluña, Aragón y Valencia, la marca organiza foros por una conducción responsable en los que pilotos y expertos del
mundial debaten sobre seguridad dentro y fuera de los circuitos. En ellos, Crivillé juega un papel primordial en su doble faceta de experto en competición y como motorista de calle, ya que Alex es de los ex pilotos que siguen montando en moto por carretera de forma más o menos habitual.
Es por esto que el ex campeón del mundo de 500 cc fue el elegido por Buckler 0,0 hace ya unos años para oficiar de Embajador Buckler 0,0 por la Conducción Responsable en dichos foros y en otras actividades como la que hoy te
contamos en la que al placer de una divertida ruta en Triumph con compañeros de la prensa y con «Crivi» se sumó la interesante visita al Parque Tecnológico de MotorLand Aragón.
Hotel tecnológico
A unos días de la disputa del GP de Aragón, visitamos junto a Crivillé las impresionantes instalaciones del Parque Tecnológico de MotorLand Aragón. Por sucesivas visitas conocíamos la vertiente deportiva del complejo, la de los distintos trazados que alberga, pero esta parte más industrial era una incógnita que sus propios responsables nos ayudaron a desvelar. El parque es un área en el que se favorecen las relaciones simbióticas entre universidades, empresas y otros centros de investigación con el fi n de que todos, incluido tú, te beneficies de sus productos.
Ejemplo de esto son proyectos como Motostudent, en el que participaron 35 universidades europeas fabricando cada una de ellas una moto , y que estaba promovido por una de las ramas del Tecnopark, la Moto Engineering Fundation, que cuenta con participación de empresas y capital público de Aragón, la FIM, Dorna, y el propio Parque Tecnológico.
También es importante la faceta de «hotel tecnológico» de MotorLand. Como nos explicaron sus responsables, se trata de «poner a disposición de marcas y equipos de competición una serie de instalaciones y material técnico que para ellos sería imposible costear o construir». Así, en la actualidad una docena de empresas tanto de dos como de cuatro ruedas ya se benefi cian de este «hospedaje».
Two Wheel Technical Center
Centrándonos en el ámbito de las motos, visitamos el laboratorio de uno de los edificios principales, el Two Wheel Technical Center. En él se llevan a cabo análisis de componentes de moto tanto en el apartado de chasis como de motores, de ropa y equipamiento de moto, y a raíz del acuerdo suscrito con la FIM también se investiga en materia de homologación de circuitos.
En este último sentido, aquí se investiga para mejorar las pinturas, el asfalto, las protecciones y hasta el césped artificial de los trazados para que éstos sean cada vez más homogéneos en lo que a agarre y seguridad se refiere. De hecho, nos mostraron el último prototipo de césped artificial que se probó en dos curvas del circuito durante el GP tras consultarlo con el promotor, la FIM y los pilotos.
Resulta interesante ver todo el trabajo que hay detrás del desarrollo de un elemento que para el común de los mortales pasa desapercibido. De estas instalaciones salió el césped del circuito de Qatar (imagínate plantar césped en el desierto; los jeques son capaces, pero no parece lógico) y ése fue el inicio de un proceso de investigación y desarrollo hasta dar con un elemento que según sus artífices «va a suponer un paso adelante». Al principio se adaptó el de otras disciplinas deportivas (fútbol 7, padel…) pero poco a poco se ha ido buscando un material más seguro.
Parece sencillo, pero lograr que el césped no patine como aquellos primeros prototipos que no estaban pensados para un circuito de motos, pero que a la vez no agarre tanto como para que los pilotos se aprovechen de ello y, por ejemplo hagan trampas cortando una chicane, ha llevado un año de ensayos.
El resultado es un material con dos tipos de cerdas diferentes y una base de bolitas de neumáticos reciclados que absorbe entre un 49-51% de la energía que ejerce la moto sobre él (a más absorción menos deslizamiento), que drena suficientemente y que además se puede teñir durante su construcción con pinturas antideslizantes. Todo con tal de evitar el desastre de una mala caída en competición.
¿Ciencia ficción?
Pero como los accidentes existen, también hay cabida para su estudio en MotorLand Aragón. Visitamos una gran nave en la que nos mostraron un ensayo de absorción de energía en colisiones con una silla de niño para coche como protagonista y uno más, en este caso simulando un impacto de motorista contra un guardarraíl deformable… Que nos dejó mudos.
Luego vino la fase más cercana a la ciencia ficción (sobre todo en los tiempos que corren y con la DGT que tenemos) en la que nos hablaron de sistemas inteligentes, capaces de notar cuándo ha habido un impacto para avisar a las cuadrillas de mantenimiento para que lo reparen cuanto antes, o sensibles a la meteorología y que lanzan información sobre lluvias a los paneles informativos de la misma vía pero de unos cuantos kilómetros antes.
Ciencia ficción como digo, pero tan ciencia ficción como si le dices a un motorista de los ’80 que ni estaba obligado a llevar casco, que en la primera década del nuevo siglo habría monos con air-bag. Lo que está claro es que si no se investiga, no se avanza.