Probar una Husqvarna 250 2T con un motor diferente al de toda la vida, que ya tenía treinta años de existencia, parecía más difícil que ver llover hacia arriba. La legendaria mecánica dos tiempos de la «hache» ha sobrevivido a todas las crisis anteriores de la empresa, a los cambios de propietarios, a las nuevas etapas estratégicas… Siempre ha estado en el catálogo de la marca, habiendo aportado además muchos éxitos deportivos en enduro con todo tipo de pilotos, tanto en España como en el Mundial. Un monumento habría que ponerle a esa mecánica que también se vendió en configuración de 300 c.c. Ya en la etapa precedente de Husqvarna, bajo el control de BMW, se escucharon noticias sobre el desarrollo de un nuevo motor de dos tiempos, pero éste nunca vio la luz.
Traducción
Ahora, la propiedad de «Husky» por parte de KTM ha implicado la renovación absoluta de la «dos cincuenta», realizada algo así como si se tratase de una traducción al idioma sueco de lo escrito en austriaco. Porque todos tenemos claro que esta TE es una EXC pero con bieletas y algunos otros elementos diferenciales, tomados de las extintas Husaberg, como el subchasis de plástico, el asiento, el depósito más grande, la carrocería… Y, por supuesto, el color blanco de la carrocería que tanto entusiasmo está generando, en general, entre vosotros. Por cierto que la ruptura con el pasado es tal que ni se han conservado las siglas WR, que han acompañado durante décadas a las «HVA» 2T, prefiriéndose el acrónimo TE (Two Strokes Enduro) que ya utilizaban las Husaberg.
No tiene mucho sentido mirar atrás para comparar esta actual Husqvarna 250 2T con la anterior, pero aun así, dado que aún quedan algunas unidades a la venta de las últimas WR 250 2013, hacemos un análisis comparativo rápido. Basta decir que la moderna pesa menos, su motor tiene arranque eléctrico y cuenta con un empuje mucho más progresivo. Sinceramente, como el día y la noche, para lo bueno y lo malo, pues en estabilidad la WR supera claramente a esta TE.
Mirando al presente lo que os interesa es saber cómo funciona esta moto y a qué conclusión comparativa se llega frente a la KTM. Algunas cosas ya las conocéis, pues os las hemos expresado tanto en la presentación de la gama HVA ´14, como en las pruebas de otros modelos «Varna» que ya hemos realizado previamente. Como, por ejemplo, que en la posición de conducción el asiento está ligeramente hundido en el centro, dejando al piloto más encajado cuando va sentado, ayudándole a que no se desplace el cuerpo en las subidas. La funda del sillín nos gusta bastante, al permitir deslizar por él muy bien al no tener rugosidades, aunque, a veces, nos parece que no sujeta mucho, sobre todo si está mojada. Otra anotación, también conocida, sobre el puesto de mandos, la hacemos con la posibilidad de que las botas -dependiendo del diseño de éstas- se enganchen con las punteras de anclaje del subchasis al bastidor, las cuales, no se llegan a quedar totalmente encastradas en el tubo del chasis y sobresalen un poquito de éste.
¡Nos lanzamos al campo!
La puesta en marcha se realiza perfectamente, tanto a pedal como a botón -demandamos, como en las KTM, un cortacorrientes para evitar el arranque imprevisto-. La respuesta de la mecánica 250 resulta óptima, con recursos en toda la banda de potencia, sabiendo comportarse ante cualquier exigencia con impecable talante. Eso sí, una vez más, rindiendo algo menos de potencia y par que el homólogo motor KTM. Reseñar que esta unidad de pruebas llevaba el muelle duro de la válvula de escape y eso la hacía más perezosa en la subida de vueltas, más fácil de someter pero con menos chispa. Si os gusta llevar la moto más puntiaguda os bastará con modificar el reglaje de la válvula, sencilla tarea en este motor, a la que os recomendamos le dediquéis vuestro tiempo, pues os permitirá cambiar los parámetros para tener la respuesta al gas más o menos sensible -la potencia y el par afloran de manera directa o retardada-. Trialeando trabaja muy bien este propulsor, siempre enérgico, nada perezoso, apoyado por un cambio muy bien escalonado que nos ofrece la marcha necesaria en cada situación. El tacto del cambio nos parece fantástico, lo mismo que el del embrague, quizás para algunos algo duro. Una vez más sentimos que a esta mecánica pocas críticas se le pueden hacer, pues tiene todo en su sitio.
¿Y la parte ciclo? Relacionado con las bieletas se nota que la Husqvarna tiene algo más de tracción al subir la mecánica de vueltas y sentir que la rueda trasera quiere derrapar al abrir la válvula, ya que carga con más apoyo en la rueda trasera. El agarre del tren trasero nos parece mejor que en las KTM, pero tampoco es algo definitivo que justifique un cambio de marca, si tenemos también en cuenta el peso extra que le añaden las bieletas y lo expuestas que están a las piedras. Nos reafirmamos que ni el PDS ni el sistema de bieletas se derrotan claramente uno a otro, pues cada cual tiene sus pros y sus contras. Mayor comodidad general hay en la TE, mejor absorción a costa de perder agilidad y rapidez de reacciones que sí tiene la KTM. Los impactos directos y bruscos, tipo gancho directo de boxeo, los encajan mejor la bieletas, pero los apoyos en zonas de buen firme o en los peraltes los dibuja mejor el PDS, con más contundencia. Efecto «nube de algodón» absorbente en las bieletas frente a la sensación «gominola», durita, en el PDS. Hablando de la suspensión, la horquilla WP 4CS vuelve a dejarnos un sentir dispar pues no termina de responder perfecta dado que, aunque tiene sensibilidad, seguimos notando una poco agraciada dureza que aparece en compresiones rápidas y bruscas, sobre todo al final del recorrido -incluso, a veces, se hacen topes-. No responde redonda, desde luego, quedándonos las duda de ver cómo funciona alguna 4CS con los reglajes modificados por algún preparador. El amortiguador WP cumple de forma acertada con su cometido, aunque, en alguna ocasión, la moto nos ha escupido lateralmente en zona de piedra suelta, síntoma de es que la suspensión no trabaja todo lo bien que debe, de ahí que afirmemos que las bieletas no son la panacea perfecta. Anotad nuestros reglajes escogidos para esta prueba, algo más duros que en otras ocasiones, al querer rodar más «a saco» aun a costa de nuestra comodidad: Horquilla (22 comp./14 ext.); amortiguador (10 comp./20 ext.) -precarga del muelle ajustada a un peso del piloto de 80 kilos y 1,83 de estatura-.
En lo que no hay discusión es en el tema del peso, pues los datos empíricos marcan en nuestra báscula ¡cinco kilos! más en vacío para la TE frente a la EXC, con una cifra total de 107, sin gasolina -114, 7 kg., llena-. Sacad cada uno vuestras conclusiones pero sólo os comentamos que en las zonas trialeras, a baja velocidad, el peso extra se nota. Aunque, a cambio, la TE ofrece algo más de aplomo que la KTM, moviéndose de manera más segura por terrenos rápidos de piedra suelta, en los que la dirección queda algo más sujeta que en una EXC, aunque sin llegar a ser férrea, no os confundáis. La genética se mantiene, y por ende, el nerviosismo delantero «Kate», a pesar de quedar bastante minimizado, en la «HVA» también se manifiesta.
El resto de la moto funciona muy bien, todo está en su sitio, como por ejemplo, los frenos, que se comportan de maravilla -óptimo tacto y mordiente-. Ojo al consumo de combustible, pues esta vez, sin ir a fondo, la TE nos ha salido «gastona» y en nuestra ruta, comenzado con el tanque lleno, a los 86 kilómetros, entró la reserva, con un consumo en torno a los 10 litros a los cien kilómetros. Año cero de la Husqvarna 250 2T. Cambio radical frente a la WR precedente aunque, nosotros tenemos la convicción de que en 2015 veremos una moto más diferente a una KTM y a esta primera versión, al menos en la parte ciclo.