Honda CRF 125: Perfecta amiga

Una moto que siempre está bien, noble, que no tiene reacciones negativas, ni violentas, perfecta compañera para que l@s mocit@s y jóvenes aprendan disfrutando. El resultado que ofrece es más rico de los que esperas. Con esta Honda, creces. Aunque quisiera, es incapaz de caer mal, de enfadar y todo en ella son bondades. Una AMIGA, la moto escuela por excelencia, para cross y enduro.

Santi Ayala.

Honda CRF 125: Perfecta amiga
Honda CRF 125: Perfecta amiga

Aprender a montar en moto en edades infantiles y juveniles, pasa por montar en el campo. Todos hemos aprendido así y a todos nos ha encantado poderlo hacer con una moto que sea una auténtica amiga, a la vez que madre. Que nos cuide, que nos mime, que esté atenta, pero que también nos corrija, nos regañe si es necesario y nos permita perder el miedo, ganar confianza y coger experiencia. La oferta de motos para chicos y chicas contempla motos de trial, de cross y algunas enducross. Monturas eléctricas, motos de dos tiempos y algunas de cuatro tiempos. Entre estas se encuentra nuestra protagonista, la CRF 125. Una moto que cumple con el principio de las 3B –buena, bonita y barata-. Montura que es difícil encontrarla pues apenas hay unidades disponibles.

Nosotros hemos conseguido una, a estreno, gracias a Honda Impala, concesionario en Barcelona de la marca, a sus vez importador de las Redmoto Honda de enduro, gracias. Si tenéis una, tenéis una joya, para siempre, que además nunca se devalúa –como pasa con sus otras hermanas XR 50, XR 70 y CRF 100-.

Honda presentó este modelo en 2014, como variante que tomaba el testigo de la exitosa CRF 100, con una imagen renovada sobre una preciosa carrocería a imagen de las CRF adultas, pero montando motor de 125 c.c. con la destacada noticia de llevar arranque eléctrico. Digo destacada no porque sea una innovación pero sí porque a los aprendices a piloto les pone las cosas más fáciles. Pero, al mantener también el arranque a pedal, no les aleja de tener que aprender a hacerlo por el método de la patada, aprendizaje también fundamental para en un futuro saber usar las motos off road sin botoncito. Aunque, cada vez son menos, pues ya lo montan tanto mecánicas 2T/4T de enduro, como de cross e incluso de trial (excursión).

Mimando su uso dual para cross y enduro, para recintos cerrados, por supuesto, pues no está homologada, la CRF 125 dispone de elementos como la pata de cabra, el cubrecárter o la llave de contacto, detalle éste muy práctico, para evitar que nos la roben, seña de identidad común a las XR y CRF «junior» desde sus orígenes.

Facilidad

La CRF 125 rezuma personalidad, dispuesta, sensible, siempre contemporánea, atemporal... que tiene una forma de encarar su personaje, de hacer de la tontuna, la ingenuidad. Una moto que no es la más racing, ni la más potente, ni la que mejor suspensión tiene, ni los mejores frenos… pero crea halo alrededor para hacerse querida por todos, menores y adultos. No me negáis que todos quisiéramos una en casa, por diferentes motivos. Para que aprendan nuestros hijos, chicos y chicas, pero también para tener ratos divertidos los adultos, sin necesidad de tener que recurrir a nuestra potente enduro o moto de cross. La CRF 125 siempre está bien, es creativa y cumple con el papel del primer amor, ese que es extremadamente intenso, para el que no existen instrucciones, y con el que no ha mirada a los errores. Tiene un optimismo casi surrealista y, si no tienes una piedra, en lugar de corazón, te hace sentir bien. Detalle que yo, por ejemplo, como padre, valoro mucho para que mis hijos puedan aprender con absoluta tranquilidad. Amadrina, no asusta, y así los chavales se crecen, ganan confianza y quieren repetir. Evidentemente los niños que ya compiten, los que tienen un nivel, no requieren de esta moto pues no es racing. Pero aun así, la quieren porque se deja hacer lo que queramos y ella hace lo que le pedimos.

En esta prueba hemos tenido alumnos de la escuela madrileña Nilsson Training School, que corren a nivel nacional motocross. Pues bien, ninguno quería bajarse de ella porque, como se dice vulgarmente, se lo estaban pasando «teta», en modo divertimento. Basta con ver las fotos de acción para entender lo que representa esta moto: acción en modo recreacional, de pasatiempo, distracción y diversión. En nuestro país, y en muchos otros, las escuelas de conducción están plagadas de Honda CRF, tanto la veterana 100 como esta 125, así como 70 y 50. Y los motivos son claros: fiables, robustas y, sobre todo, sinceras, generosas y amistosas.

Y ¡ojo! que lo mismo le pasa a los adultos. Funciona tan bien, que te lo pasas genial, haciendo unas curvitas, exprimiendo todo lo que da, pequeños saltos, derrapando… Como la controlas, te sientes con capacidad. Se han llegado a organizar certámenes «populares» con estas motos, convocando a pilotos de renombre, en Cataluña, con CRF 100/125, a veces preparadas hasta las trancas, pues hay todo tipo de piezas para ellas, de motor y de parte ciclo.

No finge la CRF 125, pues ofrece lo que tiene. Un propulsor que apenas rinde menos de 10 CV pero con el par máximo presente desde las 4.000 revoluciones, propio de un 4T. Sumadle un cambio de cuatro marchas de corto desarrollo que estas siempre metido en la pomada. Muchas veces, menos es más, y ésta es una de ellas. Diez caballos dan bastante de sí hablando siempre en uso lúdico, no deportivo, y son sinceros, leales y generosos. Al dar gas, son progresivos, ni asustan, y al cortar la ligera retención, ayuda. Muy distinto a una 2T como decía Alejandro Pérez, nuestro invitado, que por vez primera cogía una 4T, pero a gusto con ella. La Honda CRF 125 tiene un resultado más rico de lo que esperas, y eso se nota. Aunque, evidentemente, si nos ponemos a sacarla de sus casillas, la sacaremos. Pero con ella hay que conformarse como un ratón se conforma y, lo pasa pipa, con un trozito de queso. No es mucha la cantidad pero sí es destacado lo que reporta, de buenos sentimientos, máxime si pensamos en quienes serán sus usuarios, pilotos inmaduros que buscan esclarecer ideas.

Sumadle que con esa potencia los 4,5 litros del depósito dan para bastante tiempo de monta, mucho más incluso de lo esperado porque, generalmente, los que la llevan no darán mucho gas y gastarán poco combustible. Gasolina que, para deleite de los padres, no hay que hacerle mezcla, ventaja del 4T. Otra ventaja, el bajo ruido, mínimo por decirlo claro, acompaña a la CRF 125 aunque se le puede quitar el tapón final del silencioso para ganar algo de prestaciones, a cambio de muchísimos decibelios más. No sale a cuenta, la verdad.

De la parte ciclo decir que acompaña esa loable facilidad de guiarla, con unas medidas óptimas para que los chavales vaya a gusto, aunque sin ser tan ligera como una 2T. La suspensión es de esas que, sin ser premium, ni regulable, trabaja bien. Incluso con un adulto encima, por supuesto siempre hablando de uso recreacional. En cuanto das dos saltos poderosos, llegan los topes y demás consecuencias. Pero, para eso, ya hay otras motos. En cuanto a los frenos, el delantero actúa muy bien, idóneo para aprender a usar freno de disco –si vienen de una CRF 100, que va con tambor, los chavales tendrás oportunidad de cogerle el tacto-. Es el material que en épocas pretéritas, hace dos décadas, o más llevan motos como las CR. Frena muy bien delante, sobrado para la moto. Detrás, hay un vetusto freno de tambor, anacrónico, pero no del todo desfasado, que tiene un punto a favor, pensando en la tipología de usuario: no bloqueará, o será complicado que lo haga. Así que entro los aprendices que buscan ganar confianza, pues les vendrá bien. Si tienen algo de nivel, o si los adultos la cogéis, pues es evidente que no es lo mejor del momento.

Anotad que la CRF 125 la hay en dos tallas: una, pequeña, denominada F, y otra más crecidita, la FB, con más distancia entre ejes, más larga, más alta y con más recorrido de suspensión además de llevar llantas de 19”/16” (17”/14” en la pequeña). La probada es la F, de talla crecidita. Cualquier de las dos es buen amiga. No asusta, como puedan hacer otras cross más racing, y siempre aporta disfrute. Y como las buenas amigas, escasean, así que a ver si conseguís una.

Conclusión 

No despunta, ni penaliza. Representa una moto ideal para aprender y ganar confianza en aquellos chavales que no compiten pero que disfrutan con la moto off road. Amabilidad y servilismo es lo que aporta a espuertas esta moto, fácil en todo, incluso el arranque, que es eléctrico. 

El freno trasero es de tambor. Aunque desfasado, tiene a su favor que los menos expertos no podrán blocar. La CRF la hay con llanta trasera de 16" y de 14".    

La sensación visual es la de estar ante una moto de mayor talante deportivo del que sus prestaciones permiten. Incorpora elementos como el cubrecárter y la pata de cabra, reflejo de su espíritu endurero, así como llave de contacto.