La artesanía llevada al extremo de configurar la moto que uno quiere es el reflejo de lo que veis. Un artesano, como Héctor Plá, carpintero de Alcanar, Tarragona, ha sido capaz de aplicar su capacidad imaginativa y creativa a su pasión de las motos. Héctor comenzó a montar con 12 años por su pueblo con una Mobylette, y fue cuando acudió a ver una prueba del Nacional de Enduro en la localidad vecina de Tortosa, también en Tarragona, cuando quiso competir. Con 18 años tuvo una Yamaha XT 600, con la que incluso hacía cross, que en 1994 cambió por una Gas Gas EC 125, con la que disputó su primer enduro en el Segre, Lérida. Así comenzó su etapa deportiva que dura ya veinte temporadas de carreras, con algún paréntesis por motivos laborales o de lesiones, en el Campeonato de España de Enduro, así como en el autonómico catalán y citas como los ISDE de Granada en el año 2000. Incluso en 2004 Plá se cambió al cross para competir algunas temporadas en Cataluña, retornando después al enduro. Tras haber tenido varias Yamaha YZF y WRF 450, Gas Gas EC 300 2T y 4T… en 2012 Héctor tuvo una crisis de motivación en cuanto a la moto que usar. Nada de lo que había en el mercado le estimulaba motivo por el que se lio la manta a la cabeza para engendrar su propia montura. En la Navidad de 2012 arrancó su proyecto, y en apenas seis meses, tenía lista su Yamagas. Un nombre que os aporta una pista de lo que este artesano ha hecho.
Puzzle artesanal
«La mecánica me gusta mucho, tanto como correr –nos revela Héctor-. Tiempo atrás, con un motor de Montesa, ya me hice una clásica, construyendo yo el chasis. Incluso he montado algunas 50 automáticas que usamos en Cataluña en carreras de resistencia, con la mecánica acoplada al bastidor de una enduro grande, en mi caso al de una Gas Gas 125. La cuestión es que de tantos años corriendo tenía repuesto y piezas de todo tipo (suspensión, llantas, bujes, frenos, plásticos…), de las motos que he usado, como para construirme una moto. Sólo necesitaba un chasis y un motor. Yo quería una 2T con aluminio».
Héctor se ha decantado por mezclar las dos soluciones técnicas que más le han gustado de las monturas que ha tenido: El bastidor «alu» de una YZF 2007 con el motor Gas Gas 300 c.c. 2T. «La elección mecánica–apunta Plá-, además de porque me gustaba, también la marcó el hecho de tener piezas de este motor de cuando lo usé. Antes de comprar nada tomé medidas y comprobé si el grupo motriz cabía en el chasis. La suerte es que este bastidor del 2007 tiene el desdoble de los tubos de aluminio de la cuna muy alto, lo que permite dejar salir la boca del escape 2T casi sin tener que tocar nada».
La transformación puede parecer simple a priori pero tiene lo suyo y detrás hay mucha faena «realizada antes y después del trabajo –decía Pla-, en las madrugas y las tardes/noches, dedicando los fines de semana a entrenar o a la familia».
El motor Gas Gas entraba bien en el bastidor Yamaha pero no casaban los puntos de anclaje a la cuna, resultando necesario hacer unos nuevos. «No soy ingeniero –destaca Héctor-, así que lo he colocado donde mejor caía. Pero no he mirado ni el centro de gravedad ni nada parecido. Igual iría mejor más arriba o más abajo, más inclinado o menos, pero así ha quedado». También ha resultado necesario modificar la zona del basculante pues el bloque Gas Gas es más ancho que el Yamaha, como no explica Plá: «tuve que darle más cabida al basculante, rebajando la parte interior, y a la vez, reducir el diámetro del eje de la YZF, en la zona que entra en el motor, pues es más pequeño el diámetro de paso en la EC (de 18 a 14 mm de grosor)». El acople del motor se ha completado recortando un poco la zona de salida del escape y acoplándolo, pues tocaba en el chasis, modificándolo pero sin cortarlo. Para acabarlo aún le falta el soporte de la culata que está en fase de creación «incluso pensaba girar la culata para aprovechar el soporte que tiene de serie y hacerlo casar con el anclaje del bastidor, que en la YZF está en el medio en vez de adelante como en la EC 300».
Anclajes, modificar basculante… Siguiente paso, la zona posterior. El subchasis es un mix entre la estructura principal de la Yamaha y una cola final artesanal, soldada a ella, también en aluminio. El motivo de este añadido es el de poder acoplar la carrocería de la Gas Gas así como poder fijar el silencioso de la 2T. En cuanto a la caja del filtro, lógicamente, Plá ha escogido la de la YZF porque ajusta en el subchasis Yamaha, pero la deja escondida bajo las tapas laterales de la EC. Héctor nos revelaba que «he debido acoplarle a la caja de la YZF la tobera de la Gas Gas, diferente a la de la Yamaha, tanto porque en el motor 4T queda más alta la toma de admisión en el cilindro como porque el acople del carburador 4T no es el mismo del 2T. El filtro y el soporte de éste son también los de la Enducross». La transformación principal se completa con el depósito de la YZF con el asiento Gas Gas acoplado a él, recortado y modificado. Los aletines que cubren el tanque son lo de YZF recortados, porque son muy grandes y así se consigue una imagen más liviana.
El resto de componentes de la parte ciclo Héctor los ha sacado de su «trastero» de piezas de temporadas pasadas: horquilla Sölva, de cross, amortiguador Öhlins TTX, estriberas Reikon anchas, bujes AAW de ergal, aros Morad, frenos con discos Braking –delantero de 270 mm- y bombas Nissin de YZF… Su artesanía se ha plasmado en piezas como el cubrecárter (en aluminio), la pata de cabra (en acero) fijada a un soporte acoplado de Gas Gas, el protector del disco trasero artesanal (en aluminio)… Y en retoques como los de la palanca de freno, que ha tenido que curvar hacia fuera dado que el que motor español es más ancho que el nipón.
Hablando del propulsor, es un Gas Gas 300 c.c. 2004 estándar pero con el cilindro 2013 –tiene una distribución distinta- y la caja de láminas V Force. A la válvula de escape le ha dotado Pla de un mecanismo, de diseño y producción propia, con poleas, que permite reglar la precarga del muelle para que la válvula abra más o menos pronto. Los radiadores de refrigeración son grandes y la bomba embrague es la AJP de Gas Gas –cuando pueda la cambiará por una Magura- con el latiguillo metálico que ha acoplado Héctor. El desarrollo de cambio escogido es corto, con un piñón de 12 y corona de 48 dientes. La guinda al pastel la pone la decoración con adhesivos ADR cuyo diseño incluso ha realizado Pla.
Solidez
A los mandos encontramos una posición en la que nos llama la atención la altura y la dureza del sillín, destacando el manillar Pro Taper que Héctor ha ido trasplantando a sus motos desde la primera Yamaha que tuvo porque, como dice, «está hecho para mí».
Los metros iniciales sirven para comprobar que al carpintero le encanta la suspensión dura y que el conjunto tenga una notable rigidez general. Es lo bueno de hacerse uno la moto, que la configura como le gusta, y a Plá la suavidad y comodidad no le agradan. Él mismo nos aclara que «me encanta el chasis de cross porque aporta seguridad, entra muy bien en las curvas, es manejable, y me permite frenar donde quiero. En caminos no resulta tan estable como un bastidor de enduro pero lo prefiero así. En cuanto a la suspensión, cansa, es dura, pero me agrada que haya rigidez, para ir seguro y sin peligro. Con la amortiguación blanda, te matas corriendo. Prefiero que cuando rebote la sujete yo que no al revés. Además, con una suspensión blanda la moto la siento más pesada. Así, entro en las curvas sin que flanee, y puedo levantar rueda o saltar con un mínimo apoyo que me catapulte, sobre una piedra, por ejemplo».
Algo más de tacto, a nosotros nos gustaría, sobre todo en el primer recorrido de la horquilla para filtrar la piedra pequeña, pues resulta excesivamente seca y dura en compresión. Hay que estar muy fuerte para aguantar esta amortiguación que funde los brazos y las muñecas a cambio de una solidez brutal. Eso sí, apoya con mucha confianza la rueda delantera y permite trazar roderas y peraltes con agresividad, entrando decidido a las curvas. Está claro que esta HP 300 ha nacido para las carreras.
El motor GG tiene una ávida reacción, con buen golpe de gas que catapulta, gracias también al corto desarrollo de cambio, aunque, como muchas 300 2T, vibra de más. Y el dispositivo de reglaje de la válvula resulta efectivo, notando diferencias entre las distintas opciones, si bien mover el dial de selección cuesta, pues está duro. Lo que nos destacaba Héctor es que su Yamagas consume mucho, y el depósito de la YZF se queda corto de autonomía, por lo que quiere acoplar uno de WRF, más grande. La frenada es potentísima en ambos ejes, tal y como esperábamos. También intuíamos que no sería ligera, corroborando nuestra báscula nuestra intuición, superando los 111 kilos en vacío, con mousses incorporados.
No podemos más que felicitar a Héctor por su capacidad creativa, y porque, no dejar de llamar la atención que a un carpintero le haya salido una moto tan efectiva. Ya ha corrido con ella Plá esta temporada en Cataluña y no ha tenido ningún problema, dejándole una sensación especial de orgullo «al ver que tu criatura funciona, que no notas nada raro y que la gente, incluso técnicos de Gas Gas, vienen a verla».
Antes de acabar la prueba no dudamos en preguntarle al artesano qué ideas tenía para mejorarla. Héctor, con los ojos iluminados, nos enumeraba ideas: «en acero, me haría un chasis entero, pues tengo todo tipo de utillaje. Pero el aluminio no lo trabajo ni lo sueldo. Así que probaré a poner los anclajes de culata para ver si aún es más rígida. Me gustaría montar un encendido de Gas Gas para modificar curvas de potencia, diseñar una caja del filtro con apertura lateral… Pero esto exige tiempo y dinero que, ahora, no sobra».
Seguro que llegarán nuevos sueños a la mente de Plá que hará reales.