Entrevista con Nico Abad: "En redes me critican, pero en la calle me dicen que les gusta"

Nico Abad lleva cuatro años siendo la «voz de MotoGP» en Telecinco y, como el mismo nos cuenta, lo que empezó como una oferta de trabajo se ha convertido en una parte importante de su vida.

Sergio Romero | Foto: Juan Sanz

Entrevista con Nico Abad: "En redes me critican, pero en la calle me dicen que les gusta"
Entrevista con Nico Abad: "En redes me critican, pero en la calle me dicen que les gusta"

Hacerle una entrevista a Nico no es difícil, de hecho cualquier conversación podría convertirse en una, ya que es un gran comunicador, no tiene pelos en la lengua y te cuenta lo que quieras. De hecho grabamos una primera de más de 20 minutos que perdí, al empaparse el móvil bajo una tormenta en moto, y la repetimos en un momento, así da gusto.

Nico ¿cuál es tu visión del periodismo?

El periodismo consiste en ir a un sitio y contar lo que está pasando, dar un información completa, evaluar qué es importante y ser capaz de transmitir los acontecimientos. ¿Los corresponsales de guerra han disparado alguna vez? ¿Han matado a alguien? No, sin embargo están ahí, contando lo que pasa en el frente. Igual que al corresponsal de guerra no le exigen, a los otros periodistas tampoco les puedes exigir que antes hayan sido un cargo público para hablar de política, que hayan pilotado un F1 para hablar de coches... Yo lo que tengo claro es que mi profesión es el periodismo y hago lo que mi empresa me pide, en este caso contar lo que pasa en el Mundial de MotoGP, porque creen que lo puedo contar de una determinada manera y se fían de mi. Cuando me lo ofrecieron les dije que no tenía ni idea, pero la respuesta fue: de lo que no se sabe se aprende...

¿Cuál fue tu primer contacto con las motos?

Mi primer contacto de verdad con las motos fue en el IRTA de Jerez de 2013. Vi a todos los pilotos y pensé: la que me ha caído encima... Con Héctor Barberá había tenido contacto años atrás, en un programa que grabé con Jesús Calleja en Castellolí, dónde él hacía un desafío con los pilotos para luego subir una montaña. Me ofrecieron dar una vuelta y como no había llevado nunca una moto terminé de paquete con Barberá. Héctor salió de pit lane haciendo un caballito, me agarré a él y pensé: que está haciendo este tío... Me comía las aceleraciones y las frenadas, así que cada vez me agarraba más fuerte. Cuando llegamos a la parte de atrás del circuito me dijo que si quería llevarla, al nal terminé acelerando y él cambiaba de marchas. Me daba en el antebrazo para que acelerase más.... Ese fue mi primer contacto de verdad con las motos.

Las primeras retransmisiones son complicadas ¿Cómo fue tu estreno?

La primera carrera como narrador fue el GP de Qatar. Llegué muy concienciado para hacer bien los programas y me lo curré mucho, aunque luego me di cuenta de que lo realmente importante eran las retransmisiones. Me fui con Dennis Noyes al desierto a ver las carreras de camellos y no paramos. El sábado fue bien pero el domingo me quedé sin voz, entre los cambios de temperatura, la presión, etc, tuve que ir a la clínica móvil para que me pinchasen un antiinflamatorio. Lo primero que narré fue la carrera de Moto3, recuerdo que vi aquella vorágine de 34 pilotos y cuando cogí la referencia del dorsal que iba primero y bajé la vista para comprobar quién era perdí la referencia de todos los demás, que ya se habían metido en la curva. Lo tengo grabado como un momento crítico, Ángel se dio cuenta de que había colapsado y narró las siguientes curvas, hasta que pude coger referencias y situar a los de cabeza. Fue como entrar en un cubo de hielo, un bautizo de agua helada... Luego en MotoGP, que lo había preparado bien, Nieto me dio un toque después de las primeras vueltas poniendo cara de «esto te lo sabes bien».

Ya llevas años en este mundo ¿Cómo ha cambiado tu visión?

La mirada que yo tengo de las motos es mucho más relajada que cuando empecé, pero he entendido la importancia de este deporte, en el que desde que ponen la moto en pista tienen que ir a saco, porque es un prototipo que si no, no funciona. Y en ese «ir a saco» se están jugando la vida, desde el FP1 hasta que cae la bandera a cuadros final de carrera. Es algo que hay que tomar en serio, porque es un deporte de riesgo que aparentemente está controlado, pero en el que puede pasar cualquier cosa.

A diferencia del fútbol, las motos son una actividad individual y la forma de entender lo que pasa en la pantalla también lo es.

Estos años he estado todo el tiempo que he podido a pie de pista y sé qué sensación tengo cuando la moto pasa en un final de recta o en una curva rápida, así que luego en cabina lo puedo transmitir. Eso es desde mi punto de vista, desde el de la gente, que son los receptores, hay diferencias claras con otros deportes. El fútbol, por ejemplo, es un deporte mayoritario, porque todo el mundo lo practica y sabe lo que es parar un balón de 50 metros, entonces cuando lo ven en la tele lo entienden. También al ser un deporte de equipo la gente lo vive en equipo y se comparte todo. Las motos son una actividad individual y la forma de entender lo que pasa en la pantalla también lo es. Se podría decir que es un deporte unitario, cada uno lo ve de una manera, cada uno tiene su moto y cuando sale a montar todo se reduce al piloto y la moto. Así que cada uno juzga con sus referencias lo que está viendo y eso hace que el público más entendido sea más difícil. Yo le cuento las motos a todo el mundo, pero a los moteros no puedo, cada uno lo ve de una manera, es un público más impermeable. Hablando con jefes de equipo del Mundial, me han dicho que incluso a ellos también les discuten cosas sobre puesta a punto en el bar.

Los más radicales critican tu estilo ¿Qué piensas sobre esto?

Nosotros somos una televisión generalista y cuando Telecinco se hace con los derechos es porque cree que hay más de tres millones de personas que pueden verlo y eso supone que va a entrar publicidad. Ninguna televisión retransmite las motos porque las ame, lo hacen porque es un negocio. A mí me piden que las narre y a las dos de la tarde en los otros canales están poniendo, los Simpson, las noticias o un programa de corazón. Así que en la salida de MotoGP me puedo entretener con los detalles técnicos de cada moto o decir: ¡Ojo que sale MotoGP, la primera curva está a 200 m, las motos llegan a 240 km/h y no caben todos! Yo tengo que conseguir que la gente se interese, entienda lo que está viendo y se quede. Luego es cierto que si no has visto nunca un espectáculo como éste te enganchas, pero tengo que contarlo para que tres millones de personas no cambien de canal, para que se den cuenta de que los otros programas no ofrecen nada nuevo y aquí puede pasar algo que nunca han visto. Tengo que transmitir las sensaciones que se viven en el circuito, la velocidad de las motos, lo que no se percibe desde casa.

¿De dónde viene «me gustan las motos»?

Mi grito de «me gustan las motos» viene porque Ángel Nieto me dijo: tu vienes del fútbol y te he visto emocionarte con la Selección Española pero aquí vas a llorar de emoción. En la segunda carrera ya le dije al oído que me gustaban las motos porque tenía razón. Esa frase que es tan sencilla y tan tonta y que me empeño en repetir es porque de verdad hay un producto que merece la pena ver, que te engancha.

soy Eustaquio de la Fuente, mi DNI es este, me pareces un soplapollas y por favor deja de gritar en las motos –risas–

¿Cómo ves las críticas que te hacen en las redes sociales?

Imagínate que me dijeran en Twitter «soy Eustaquio de la Fuente, mi DNI es este, me pareces un soplapollas y por favor deja de gritar en las motos –risas–». Si ese tuit fuera real tendría que pensar: ¿le hago caso a Eustaquio o al que me acaba de dar un abrazo en la calle porque dice en su vida ha visto las motos así y el otro día le puse la piel de gallina? No puedo entrar en ese debate porque estoy haciendo mi trabajo de una forma razonable, lo hago de la manera que lo hago y punto. Cuando las críticas son razonables tomo nota y me pongo un negativo en mi casillero. De todas formas se da esa paradoja en las redes, me critican y por la calle me dicen que les gusta.