No hay nada que frene la pasión de Isidre Esteve por la velocidad, el riesgo y la aventura. Nada ni nadie puede negar que el catalán, pese a sus limitaciones, tenga una prometedora carrera deportiva encima de su 4x4. Sí, cierto, no lo negaremos, su vida ha dado un importantísimo vuelco. Ahora sus objetivos son otros y ya no va en busca de la gloria. Su meta es vivir al máximo y demostrar a todos aquellos que están en sus mismas circunstancias, que todo es posible. Isidre se quedó muy lejos del vencedor en la categoría de coches, pero alcanzó su primer gran triunfo: acabar, junto con su inseparable amigo, Eric Augé, el rally más duro del mundo, el Dakar.
¿Cuándo se te pasó por la cabeza correr en coches?
«Tenía muy claro que no me quedaría de brazos cruzados. Quería seguir formando parte de este mundo y el mejor modo era correr en coches. Junto con Ssanyong y Prosegur, como principal patrocinador, iniciamos un proyecto de tres años con el objetivo principal de hacer frente al Rally Dakar.
Lo primordial en este primer año era hacer los máximos kilómetros posibles para hacerme con el coche y, para ello, participamos en la Baja España, Tierras del Cid y la Montes de Cuenca. La verdad es que fue de vital importancia correr en estas pruebas para alcanzar la experiencia suficiente para afrontar el Dakar».
¿Quién se encargó de ponerte a punto el Ssanyong?
«Del coche se hizo cargo la experimentada empresa Tot Curses, donde además de adaptarlo para competir, lo ajustaron a mis necesidades. Ya que el objetivo era acabar, optamos por no apretar el motor y dedicarnos a construir un habitáculo más cómodo y seguro. Era importante que la caja fuera automática y que el cambio secuencial, acelerador y el freno estuvieran en el mismo volante. Nada fuera de lo corriente respecto a los coches de calle adaptados para nosotros».
¿Por qué escogiste a Eric Augé como copiloto si no tenía experiencia?
«En las múltiples reuniones que tuvimos me dieron a escoger entre un copiloto con experiencia o uno de confianza. No tuve que meditarlo demasiado. Sabía que Eric, pese a no tener experiencia, se dejaría la piel. Preferí a un amigo para que ambos aprendiéramos sobre la marcha. La decisión fue, sin duda alguna, muy acertada, ya que no tuvimos ningún problema de navegación. Su dedicación le valió el premio Henri Magne como copiloto revelación…»
¿No te daba respeto correr en el Dakar casi sin experiencia y ante un recorrido totalmente inédito?
«No. Sabíamos que eran quince días de carrera y que queríamos tomárnoslo con calma. Era muy importante disfrutar de la carrera y no cometer errores para ser constantes y llegar a meta sin lamentar demasiados problemas. Desgraciadamente, tuvimos problemas mecánicos durante las primeras etapas y eso propició que fuéramos muy atrasados en la clasificación general».
Eso sí que es una nueva experiencia para ti…
«¡Sin duda! Antes, cuando corría en moto, sabía casi con exactitud la hora que llegaría al vivac. Estaba al tanto de los peligros que me acechaban y el terreno por donde pasaba era prácticamente virgen. Ahora, tras los camiones, me encontré con un terreno muy trillado, con muchos más peligros y con un “roadbook” que de poco me sirvió. He sufrido muchísimo y he pasado muchas horas encima del coche. En las etapas 2, 3 y 4, cuando tuvimos los problemas mecánicos, estuvimos cerca de 20 horas conduciendo. En esos instantes pensé que llegar nuevamente a Buenos Aires era misión imposible».
¿Hubo alguna situación en la que llegaste al límite?
«Sólo en los primeros días debido a que íbamos tan atrasados. Nos preocupaba que nos descalificaran. Suerte que en la segunda semana de rally solucionamos el problema mecánico y disfrutamos realmente de la carrera al rodar en posiciones más a nuestras posibilidades. Si te refieres físicamente siempre me encontré muy bien. Sólo lamenté no poder ayudar a Eric cuando hundíamos el coche en las dunas. El pobre se deslomaba mientras yo sólo podía mirar con absoluta impotencia. Eso sí fue lo más difícil para mí».
¿Qué resaltarías del nuevo Dakar?
«Hay dos puntos a destacar en esta pregunta: el primero es que al ir en coche no he vivido las mismas sensaciones que en coche. He perdido la sensación de velocidad y la aventura de ir solo por el mar de dunas. Por el contrario, he disfrutado de la excelente compañía de Eric y de la protección que me transmitía el coche.
Respecto a la vivencia que hemos tenido en el rally, me sorprendió la acogida de sus gentes. Su disposición por ayudar fue en muchos casos muy importante para todos nosotros. Sin embargo, quiero destacar que África, para mí, sigue siendo mágica».