Para muchos, las deportivas serán las más atractivas, a veces por diseño, a veces por tecnología, y es que representan el máximo exponente de cada marca. Recuerdo mi primer Alpen Master, no hace tanto de él, fue en 2006, pero en este tiempo mi actividad en competición ha bajado y mis gustos en carretera también han cambiado. Sigo disfrutando de la excitante sensación que te da el control de tracción, cuando corta suavemente una derrapada en plena inclinación. Pero para una larga semana, como la de esta prueba, también agradezco las comodidades de otras categorías. Además, la especialización de las deportivas actuales es tal que son verdaderas motos de circuito, como le ocurre a dos de las protagonistas, la ligeramente renovada BMW S 1000 RR y la revolucionaria Ducati 1199 Panigale.
Son motos capaces de ganar carreras con solo quitarles la matrícula. A su lado están la Bimota DB9 Brivido, una streetfighter que no ha llegado todavía a nuestro país y la todopoderosa Kawasaki ZZR1400. Para estar una semana sobre ellas hay que ser un apasionado, a cambio hay pocas cosas más excitantes que hacer un par de subidas al puerto, me frotaba las manos mientras lo pensaba antes de salir del hotel...
La Bimota era la novedad, dado que no habíamos tenido ocasión de probarla antes. Se trata de la receta habitual de la marca, con el motor Ducati, en este caso el Testasttreta 11 con las especificaciones de la Diavel, y un chasis de factura propia, multitubular con placas de aluminio. Este elemento es que el marca el comportamiento de la moto, ya que se trata de una estructura muy rígida y que le da una gran rapidez de reacciones a la DB9 Brivido. La postura es curiosa, por lo compacto del puesto de conducción y el tacto deportivo que destilan todos sus componentes. Es más sencilla que sus rivales en cuanto a equipamiento y no dispone ni de las ayudas electrónicas, ni de los modos de motor de la Diavel. La mencionada rigidez del chasis se combina con unas suspensiones que no tienen hidráulicos muy precisos, de modo que nunca llegas a conectar con la moto al 100 por cien, especialmente sobre los baches. Su tacto de gas también es directo y eso te obliga a estar pendiente acelerando en marchas cortas.
La Panigale ha sido, sin lugar a dudas, la revolución de la temporada y al Alpen llega en su versión normal con ABS, la S cuenta con suspensiones electrónicas Öhlins. Las enormes posibilidades de gestión de motor se mantienen, incluyendo el DTC, el control de freno motor, los modos de potencia, etc. Ya desde que la arrancas te das cuenta de su orientación y es que todos los animales alpinos levantan sus orejas al paso de la moto italiana. Los semimanillares están muy abiertos y eso te da un poco más de margen que algunas otras deportivas, pero los estribos y el asiento se encuentran ubicados donde deben para rodar en circuito, de modo que en unos cuantos kilómetros tu cuerpo se resiente. Es ágil y muy ligera, con lo que brilla en tramos abiertos de buen asfalto, pero en las zonas más retorcidas no giras con tanta precisión. Al motor le pasa un poco lo mismo, es espectacular arriba, cuando superas las 8.000 rpm, pero es más perezoso en medios y bajos, que es donde acaba girando. Lo bueno es que el DTC te tranquiliza y te olvidas del agarre del neumático trasero. Su ABS también es excelente, de los mejores.
La otra «radical» del grupo es la S 1000 RR, con pequeños cambios en el chasis principalmente para esta temporada. Su potencia es tal que los Alpes se te acaban y no te da tiempo a meter tercera... El motor, aunque potente y explosivo, es un poco más equilibrado que el de la Panigale, y también tiene varios modos de gestión. Puedes optar por llevarla más baja de vueltas e ir hilando, dado que si estiras alguna marcha todo pasa demasiado deprisa, como a cámara rápida. La parte ciclo es precisa como ninguna otra, así que si te aplicas tienes la sensación de estar en una «road race». Igual que en la Ducati el control de tracción y el ABS, son magníficos, de otra manera sería imposible sacarle partido en unas carreteras como estas. De todos modos requiere experiencia y habilidad para sacarle algo de su enorme potencial.
Hay que decir que vimos algún atrevido recorriendo los Alpes a sus mandos. La ZZR1400, también renovada parcialmente, se ha convertido en la moto de serie más potente. No es una deportiva al uso, tiene algo más de turismo que sus rivales, y eso le ha valido para pasar a la final. Comparada con sus rivales es mucho más pesada, algo que se aprecia especialmente al «cerrar» los virajes de 180º. Es más lenta y física en los cambios de dirección, pero luego cuando bajas al valle es una buena viajera. Al igual que sus rivales, tiene modos de potencia, control de tracción y ABS, así que la seguridad a sus mandos está asegurada. El motor es infinito, pero muy utilizable, dado que hay par desde poco más allá del ralentí. Eso hará que los que quieran disfrutar del paisaje puedan ir sin tener que preocuparse del cambio y con una suavidad absoluta.