La nueva Harley-Davidson Seventy-Two es una moto de ensueño, dirigida a los amantes del color y el calor emanado por su cuidada pintura y el brillo de sus cromados. Todo ello aderezado con el estilo «retro» de los setenta.
En esencia mantiene el espíritu de la cultura custom que todavía sobrevive a lo largo de la Whittier Boulevard, legendaria avenida del este de Los Ángeles y que también se conoce como «Ruta 72». De ahí le viene el nombre a la Seventy-Two, aunque también beben sus fuentes de la susodicha avenida muchas otras preparaciones que afloran a lo largo y ancho del globo.
Buenos ejemplos de sus particulares características son su minimalista depósito estilo «peanut» (cacahuete), con su pintura que recuerda el estilo radical de los años 70 y una exigua capacidad (7,9 litros); o la llanta delantera cromada de radios de 21” con neumáticos decorados con brillantes bandas blancas. También lo son la aleta trasera recortada, el manillar tipo mini «Ape-Hanger» de acero inoxidable con los puños elevados que nos recuerdan los viejos tiempos del estilo Chopper, etc.
Este aire del pasado no está fuera de lugar con el presente. Así por ejemplo, el cableado queda escondido en el interior del tubo de acero del manillar para dar una imagen mucho más limpia. También equipa de serie un sistema de seguridad de última generación que incorpora un llavero de bolsillo manos libres, que activa y desactiva automáticamente la alarma antirrobo cuando te acercas o te alejas.
Además, emplea un pequeño pero completo cuadro de instrumentos de una sola esfera que, sin embargo, incluye bastante información. Destaca la calidad de terminación de sus componentes, por los que el tiempo pasará más lentamente que en otras motocicletas. La Harley-Davidson Seventy-Two toma la incuestionable base de la última Sportster 1200, toda una garantía para futuros propietarios.
Conducirla es toda una experiencia. El sonido y tacto del propulsor V-Tiwn a 45º Evolution 1200 tiene un carácter inconfundible que te sumerge en el universo de las motos de Milwuakee, amén de ofrecer una imagen cuidada hasta el más mínimo detalle, con los cilindros y culatas recubiertos en polvo negro, que terminan en tapas de balancines pulidas y una tapa del filtro de aire redonda al estilo de la vieja escuela.
Ante las actuaciones sobre el puño del gas tiene un empuje contundente y enérgico, y transmite unas vibraciones muy características. Éstas, pese a todo y desde un punto de vista práctico, pueden llegar a ser incómodas cuando recorres cierta distancia. Digamos sobre 40 o 50 km. Las susodichas vibraciones se aprecian especialmente en el trasero, ya que tiene un asiento particularmente pequeño. En parado también se notan las palpitaciones de su motor, pero no dejan de ser parte de su forma de ser y de su atractivo, al igual que el cambio duro y ruidoso en su accionamiento.
En cuanto a sus prestaciones, son más que suficientes dada la filosofía de la moto, y en un momento puntual puedes circular realmente rápido, aunque su ritmo es de 100 o 120 km/h disfrutando del paisaje. La autonomía también es limitada, y queda a expensas de la estética. Su minúsculo depósito da poco margen y apenas recorridos 100 km salta el testigo de reserva.
La Harley-Davidson 72 se disfruta sin problemas en ciudad, por su estrechez, altura de asiento y manejabilidad, y eso a pesar de sus 249 kg verificados en seco. Así, del mismo modo que los «yankees» a sus mandos deleitan al personal por el Whittier Boulevard de Los Ángeles, tú irás marcando tendencia a cada metro que recorras allá por donde vayas. Eso está asegurado.
Así que no te extrañes que estando estacionado, más de un transeúnte se acerque a capturar su imagen en una instantánea. Por otro lado, la posición de conducción es al más puro estilo chopper, con las piernas estiradas hacia delante y los brazos «colgados» del manillar.
El comportamiento de su parte ciclo es la que se le supone a una moto con su carácter, y transmite suficiente seguridad, estabilidad o potencia de frenado en las más diversas situaciones. Así que puedes salir a rodar todos los kilómetros que te apetezca, disfrutando de tu Seventy-Two, de su particular forma de ser y de su poderoso atractivo.