Cuando me preguntaron si quería hacer un viaje en moto por Marruecos no dudé un instante en responder de forma afirmativa, aunque cuando me dieron los detalles de la travesía me surgieron algunas dudas. Y es que el viaje consistía en realizar cerca de 2.500 kilómetros en siete días, la mitad de ellos off road, con una Yamaha XTZ1200E Super Ténéré, una maxi trail que en un principio no me parecía la mejor moto para meterme por los caminos (con pasos de montaña a 3.000 metros de altura) y por la arena que estaban previstos en el programa.
Había quedado con el resto de componentes de la expedición en Algeciras, por lo que antes de comenzar mi aventura tenía que realizar una primera toma de contacto de cerca de 700 kilómetros por autopista. No hace falta que estos kilómetros iban a ser los más tranquilos de todo el viaje, aunque también los más aburridos. Y eso que la Yamaha Super Ténéré es una moto realmente cómoda y las horas pasan casi sin darte cuenta, especialmente gracias al control de velocidad crucero. Una vez en el destino me uní al grupo, cuya asistencia iba a ser realizada por el equipo humano de EnduroPark, y allí pasamos la noche.
Comienza la aventura trail
La aventura no se hizo esperar, y tras el obligado madrugón cogimos el primer ferry del día con destino a Ceuta. Tras los tediosos trámites fronterizos, de nuevo me vi rodando por la autopista, en esta ocasión con dirección a Tetuán. A partir de ahí comenzamos a probar carreteras "tipo comarcales" y alguna que otra pista en las que la Yamaha Super Ténéré 1200 seguía mostrando sus virtudes, y casi sin darnos cuenta nos plantamos en el desierto, muy cerca de Merzouga y del Erg Chebbi. Lo más sorprendente para mí, muy acostumbrado a las ligeras motos de enduro, estaba siendo el comportamiento de las suspensiones de reglaje electrónico, que se adaptan al terreno a golpe de botón en marcha.
Lo de avanzar por la arena del desierto es ya harina de otro costal, y aunque la moto iba calzada con neumáticos mixtos, de más que aceptable uso en asfalto, en la inconsistente arena y sumado a su considerable peso hacía necesaria toda mi experiencia off road para no pasar del disfrute al llanto. La teoría sobre cómo conducir una moto en la arena del desierto es bien sencilla: manillar sujeto con firmeza, el peso atrás para lograr la mayor tracción, olvidarse de los frenos, sobre todo del delantero, y nada de brusquedades con el gas, con la mención especial de no cortar de golpe por el riesgo de salir por delante del manillar y tampoco excederse al abrir para que su motor bicilíndrico no escarbe más de lo necesario en la arena. Por supuesto, resulta obligado desconectar el control de tracción, rutina obligatoria cada vez que se pone el contacto.
En las infinitas pistas del desierto la Yamaha Super Ténéré 1200 muestra una de sus mejores facetas gracias a la estabilidad aportada, incluso a muy alta velocidad, y la facilidad para aplicar toda la potencia disponible de su tranquilo motor «twin» en paralelo. Los caminos más ratoneros tampoco son impedimento alguno para ser recorridos por la Yamaha Super Ténéré 1200. Un mayor control en estas circunstancias implica tener que ir de pie, pero no supone el mayor problema ya que la postura resulta muy natural. De esta manera aumentamos el campo de visión y asimilamos mejor los imprevistos del terreno filtrado por nuestras extremidades.
La arena no es problema para la Yamaha Super Ténéré
Llama la atención que llevando instaladas sus maletas, éstas no generan ningún tipo de ruidos, ni siquiera en la recepción de los saltos, ni transmite que vayan sufriendo sus anclajes. No estorban las maletas en la conducción, salvo al llevar las piernas para atrás en algún apoyo, y además son bastante estancas pues el polvo no entra en su interior, como comprobamos al terminar cada una de las jornadas.
A pesar de su volumen cuenta con una buena visibilidad hacia abajo para confirmar por dónde pisamos, imprescindible en los pasos más sinuosos o complicados. Por ejemplo, en los vadeos de ríos como también pudimos comprobar. Donde su envidiable capacidad de tracción facilita este decisivo momento. Pero Marruecos está repleto de «oueds», los cauces de ríos secos que constantemente se van cruzando al recorrerlo. También tuvimos ocasión de adentrarnos en algún tramo de ellos, formado por cantos rodados de muy variado tamaño, y donde la Yamaha Super Ténéré 1200 se abre camino por el aplomo ofrecido en su sólida pisada.
El mayor problema que encontramos en el uso puramente off road con la Yamaha Super Ténéré 1200 es que el ABS no es desconectable y hay que ir con el suficiente margen de seguridad y dulzura al frenar para no provocar que salte y prolongue la frenada más de lo deseado.
Lo más increíble de esta moto es que una vez has disfrutado de lleno con ella en las pistas, los caminos e incluso en las dunas de Marruecos, vuelves a casa sentado en ella otra vez por la autopista, sin sentir vibración alguna. Los 700 kilómetros que separan Algeciras de Madrid dan tiempo para concluir que una maxi trail te permite realizar viajes de aventura como éste sin necesidad de furgonetas o carros en los que transportar ligeras motos de enduro con las que resulta realmente tedioso realizar etapas de enlace de más de cien kilómetros.
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