Comenzamos nuestra andadura en el puerto de Barcelona, embarcando a nuestra compañera de viaje, en las bodegas de carga del buque “Volcán de Tinamar" de la compañía Trasmediterranea, traído recientemente por el Grupo Naviera Armas, que se ha constituido en accionista mayoritario de Trasmediterranea. Con este moderno ferry se duplica la capacidad de transportar pasajeros y vehículos entre Barcelona y Menorca, pudiendo albergar 1.756 pasajeros, 300 vehículos y 1.850 metros lineales de carga, disminuyendo la travesía diurna en dos horas con la máxima comodidad y puntualidad, incluso en condiciones de mal tiempo, debido a un sistema de estabilización, que reduce el balance y mejora la comodidad de la navegación. Tras cenar a bordo, nos despedimos con un mojito en la mano del puerto de Barcelona.
Un nuevo y más moderno ferry nos acerca a Menorca a través de Bercelona
Un confortable sueño en el camarote y nos despertamos temprano, para ver la entrada del buque en el puerto de Mahón desde el puente mando. La fortaleza de la Mola nos saluda con el sol del amanecer a su espalda, una bonita imagen para nuestras retinas. Sorprende ver cómo manejan un ferry de estas características en un pasillo tan estrecho y largo.
Desembarcamos con la Honda X-ADV en el puerto de esta ciudad, fundada por un general cartaginés, hermano de Aníbal llamado Magón, de ahí su nombre. Cogemos la carretera Me-1 que atraviesa toda la isla y que comunica las dos ciudades más importantes, bastante recta pero con buen firme, aunque con algo de tráfico. En el camino encontramos un talayot tradicional, la Naveta des Tudons, que es un sepulcro funerario de la cultura talayótica, que se dio en la isla en el periodo comprendido desde la Edad de Bronce a la Edad de Hierro, y que tiene forma de nave invertida.
CIUDADELA
A 14 km, encontramos Ciudadela, el municipio más poblado de la isla y bonita ciudad, en la que al pasear por sus calles peatonales, podemos apreciar en la arquitectura la influencia del colonialismo británico.
De nuevo en la carretera, volvemos sobre nuestros pasos y a la altura de Alyor cogemos la carretera Me-9, para realizar una cata de quesos tradicionales, en la quesería Subaida, uno de los productos tradicionales de la isla, hechos de leche de vaca de modo artesanal y reconocidos a nivel mundial; prueba de ello son los números premios con los que cuentan, y por lo que pudimos comprobar, merecidos completamente.
Una vez culminado el aperitivo, vamos dirección sur para visitar el pueblo de Binibeca Vell, un poblado construido en 1972 a modo de imitación de las antiguas casas de pescadores. Merece la pena pasear por sus angostas callejuelas y perderse un rato por este laberinto de casitas encaladas.
Cerca de Binibeca Vell, encontramos la bodega Binifadet, abierta en 2014, aunque su apasionado dueño plantó las primeras viñas hace casi veinte años, como un proyecto de recuperación del antiguo viñedo de la isla, ya que desapareció todo el cultivo a finales del siglo XIX con la plaga de la filoxera, perdiéndose todo el viñedo balear, y con él toda la tradición vinícola. Azotada por la tramontana, suelos de roca calcárea y a pesar de que no llueve mucho, pero retiene mucha humedad, las condiciones son difíciles para la vinificación, aunque con ganas y buen hacer todo es posible. Por cierto, el cava rosado estaba espectacular.
Hace 20 años se plantaron las primieras viñas como proyecto de recuperación del antiguo viñedo de la isla
Subimos a nuestra montura, la X-ADV es el vehículo ideal para moverse por la isla, la suavidad del cambio DCT, y el murmullo de su bicilíndrico, no enturbia la paz, permitiéndonos huir de atascos, y no perder tiempo en buscar aparcamiento, un poco limitado en algunas zonas en temporada alta.
HACIA EL ATARDECER
Nuestro próximo destino, la cala de Binidalí. Si algo le sobran a Menorca son calas vírgenes de aguas cristalinas de color azul turquesa, que tiene en torno a unas ciento treinta, si tienes la oportunidad de poder hacer snorkel en alguna de ellas, será algo que no olvidarás. Con una visibilidad increíble, y unos fondos marinos preservados, es toda una experiencia.
El día toca a su fin, decidimos ir a ver atardecer en el faro de Cavallería, ubicado en la zona más septentrional de la isla. De nuevo en ruta, subimos en dirección Mahón y cogiendo la Me-7, curvones y buen asfalto, nos acunan hacia la costa norte. Toda la ruta, nos acompañan en los márgenes de la carretera los muros de piedra caliza típicos de la isla; no hay margen de error, aunque resulta curioso encontrarlos en todas las vías por las que transitamos.
Dejando la carretera principal, accedemos a un laberinto de pasillos estrechos, llenos de toboganes hasta que atravesamos unas puertas de ganado y desaparece la alta vegetación. Nuestro destino se ve al fondo. El faro se asienta en un precioso acantilado, y está flanqueado por vestigios de antiguos bunkers. El espectáculo, no nos defrauda. El faro a nuestra espalda, se yergue soberbio sobre el acantilado, enfrente, un fabuloso atardecer con el sol ocultándose por detrás de la isla dels Porros. No hay un mejor modo de terminar el intenso día.
ESTABLECIMIENTO RECOMENDADO RURALKA: HOTEL SANT JOAN DE BINISSAIDA
Aquí serás en uno de los primeros en ver el sol de toda España. Te levantarás con el cantar de los pájaros y el balar de las ovejas. Puede que tu habitación tenga vistas a la entrada del Puerto de Mahón, uno de los más bonitos de España. Desayunarás al aire libre. Pasea por los campos de cereales, y el camino te llevará hasta el mar; en la piscina donde da el sol todo el día, date un chapuzón y toma una tostada de jamón ibérico con un vino; cena en el restaurante productos de la huerta y del mar Mediterráneo. Vacaciones cien por cien en un precioso hotel con encanto.
ESTABLECIMIENTO RECOMENDADO RURALKA: HOTEL JARDÍ DE SES BRUIXES
En el casco antiguo de Mahón, a 5 minutos a pie del puerto y del centro de la ciudad, se encuentra esta antigua casa señorial construida en 1812 y que hoy alberga un precioso hotel con encanto. Este hotel nace de un sueño, el de sus dueños, Anja y Nando, que decidieron lanzarse a la aventura de crear una casa abierta al público capaz de reflejar todas sus ilusiones, su positivismo y su creatividad, pero sobre todo su pasión por el detalle y las cosas hechas con cariño. En su restaurante miman tu paladar con una cocina fresca de mercado con producto local.