El viajero debe estar preparado para una ración extra de tráfico si la intención es realizar esta ruta durante la época estival, aunque como suele suceder cuando nos acercamos al norte de la península, no siempre el buen clima para rodar en moto queda garantizado. Nieblas o lluvias repentinas pueden sorprendernos, si bien la temperatura resulta agradable en comparación con otras zonas más meridionales. Una excusa más para añadir al largo listado de las disponibles para adentrarte en la provincia de Pontevedra y gozar a los mandos de tu moto.
Lo agradable de la temperatura es, si así lo quieres, otra de las excusas válidas para visitar esta zona de Galicia en pleno verano
Comenzamos y finalizamos en la propia capital, donde encontramos reclamos como sus atractivos puentes o su casco antiguo, en el que un entramado laberíntico de calles suele desembocar en concurridas plazas que, en ocasiones, encuentran su nombre en las viejas actividades mercantiles que allí se desempeñaban. Nos recomiendan su visita durante la noche, momento mágico en el que la luz aporta diferentes sombras y perspectivas de un mismo rincón, una fachada de pazo barroco o las numerosas residencias de hidalgos que salpican el lugar. Es, además, el mejor momento para elegir una terraza en la que degustar los manjares locales, en buena compañía. El ambiente es apacible pero animado, perfecto para caminar y descubrir el patrimonio monumental antes, o después, de una cena a modo de picoteo.
SIERRAS INTERIORES
Dejamos atrás la vorágine de una ciudad tranquila cuando el sol se esconde, pero muy viva e incluso atascada en el momento en el que los comercios y la vida laboral comienza a despertar. Nuestro primer objetivo es poner rumbo hacia el interior de la provincia, para lo que conectamos con la PO-532 en dirección a Ponte Caldelas. No será hasta pocos kilómetros antes de llegar aquí cuando comenzamos a ver la vía lo suficientemente despejada como para disfrutar, de verdad, de la moto. Un lugar en el que el cauce del río Verdugo marca la impronta, gracias a su peculiar playa, merecedora de la bandera azul, sus puentes de madera y un paseo fluvial que invita a pasear con relax. También encontramos patrimonio románico e incluso rupestre en el Área Arqueológica de Tourón. Más adelante, y como decimos, comenzamos a encontrar la carretera más libre de tráfico mientras nos acercamos a los dominios de la Serra do Faro de Avión, que divide la provincia de Pontevedra con Orense. Estacas y Bustelos nos abren las puertas a un paraíso interior mientras rodamos por la PO-255. Un cambio de registro que aporta la riqueza necesaria a la ruta como para combinar mar y montaña, con belleza e interés repartidos a partes iguales.
El buen tiempo trae a estas tierras un importante número de visitantes, cargando la costa con un ambiente intenso...
Aderezado con curvas, el trazado nos lleva a atravesar Piñeiro y, poco antes de llegar a Maceira, salvamos el cauce del río Tea para continuar por la PO-261 hacia O Covelo, dejando así atrás los parajes serranos para enlazar con la N-120 en busca de Vilasobroso y Ponteareas, recuperando así poco a poco el pulso que dejamos atrás en el entorno de la capital.
VUELTA AL MAR
El entramado de vías rápidas comienza realmente a la altura de O Porriño, donde tomamos contacto con la PO-331 en busca de Gondomar, donde el río Zamáns une sus aguas con el Minor, desembocando a los pies de la playa de Ladeira, ya en contacto con la línea de costa que nos lleva hasta Baiona. Comprobamos que el buen tiempo predominante mientras rodamos con nuestra Triumph ha traído a estas tierras un importante número de visitantes, aderezando las playas y su entorno con un ambiente intenso... Algo que a duras penas nos abandonará hasta el final del recorrido, con el que continuamos con la vista en la Ría de Vigo y las islas Cíes a nuestra izquierda.
Los túneles practicados muy cerca de los muelles de carga de la ciudad de Vigo nos conducen hacia el enorme puente que comunica con el otro lado de la ría. Las obras prometen un acceso muy mejorado hacia Moaña y Cangas, con el puente de Fraga ya en marcha. Vilariño, Aldán y Menduiña nos conducen a Bueu, donde ya entramos en contacto con la ría de Pontevedra. El constante tráfico rivaliza con las vistas de la costa a nuestros pies y la del otro lado del entrante, con Sanxenxo como principal núcleo y concentración de actividad. Allí llegamos tras pasar de forma fugaz por la capital. O Convento, Combarro y Raxo nos anuncian la cercanía de Sanxenxo y Portonovo, para subir hasta O Grove y visitar, "a tiro de puente", la isla de La Toja.
Volvemos sobre nuestros pasos circundando la Ría de Arousa para buscar la isla del mismo nombre por Cambados y Vilanova. Regresamos al interior por Oubiña y Meis para enganchar la vía que transcurre prácticamente en paralelo con la autopista de Santiago a Pontevedra.