A sus 33 años, la piloto británica Rebekah ‘Becky’ Cook vive una segunda juventud sin motor: hace tres años dejó la moto por la mountain bike para competir en las Enduro World Series, donde terminó sexta en 2018 y séptima en 2019. Ahora es feliz dando pedales y ha convertido en su nuevo estilo de vida lo que en su día era una preparación para la moto.
Pero antes de empezar a pedalear se convirtió en un mito absoluto del trial. Su trayectoria deportiva es sencillamente impresionante: siete veces ganadora del Trial de las Naciones con Gran Bretaña, nueve veces campeona británica y, como colofón, campeona de Europa en 2012.
Sin embargo, nunca consiguió el ansiado título mundial, por una sencilla razón: tuvo que coincidir con las dos mejores de la historia -Laia Sanz y Emma Bristow-, además de la alemana Iris Kramer (que más tarde cambiaría su apellido para ser Iris Oelschlegel), que en 2007 pudo quitarse ese sambenito tras haber sido segunda en seis de las siete temporadas anteriores, siempre por detrás de Laia Sanz.
La española fue la primera bestia negra de Becky Cook, que debutó en la escena mundialista en 2004 y dos años después ya estaba subiendo al podio para acabar tercera en la general tras Sanz y Kramer, repitiendo al año siguiente tras Kramer y Sanz. En 2008 consiguió superar a Kramer pero no pudo con Sanz, logrando su primer subcampeonato. Al año siguiente dejó GasGas por Sherco pero el resultado fue idéntico los dos años siguientes: pudo con todas sus rivales menos con Sanz, enlazando así tres subcampeonatos de forma consecutiva.
Para colmo, llegaba por detrás Emma Bristow. Cuatro años más joven que ella, se había ido dejando ver los años anteriores hasta que en 2011 le arrebató el cartel de alternativa a Sanz y la relegó al tercer puesto. El cambio a Beta tampoco surtió y fue cuarta, recuperando la tercera posición la siguiente temporada en la que por fin consiguió ganar una prueba aprovechando una ausencia de Sanz, campeona todos esos años por delante de Bristow.
Fue entonces cuando Laia Sanz, que llevaba años orientando su carrera hacia el eterno horizonte del Dakar, decidió cambiar el trial por el enduro, dejando vacante un trono en el que parecía haberse perpetuado. Bristow se lo quedó y no lo ha soltado desde ese 2014 en el que se impuso a Cook, que logró la única victoria que dejó escapar su compatriota. Era su cuarto subcampeonato.
Para 2015 volvió a cambiar de moto y se subió en una JGas. El año no pudo empezar mejor al imponerse en la primera carrera ante Bristow, pero fue un espejismo. Bristow ganó las cuatro siguientes y Cook terminó subcampeona por quinta vez. Para 2016 fichó por TRS y tras dos segundas posiciones, fue descalificada en Italia por no cumplir su moto el peso mínimo. Tras dos carreras discretas acabó el año tercera y decidió poner punto final a su carrera en el motociclismo y pasarse a la bici.
Fueron 13 años en el más alto nivel, y entre los 11 que pasaron de 2006 a 2016 disputó 43 carreras y subió al podio en 34 ocasiones. De esas 43 carreras entre Sanz (26) y Bristow (13) ganaron 39, con Cook consiguiendo tres victorias de las cuatro que dejaron pasar y acabando cinco veces como subcampeona y otras cinco en la tercera posición final. Haberse hecho un hueco en la historia coexistiendo con esas dos caníbales del trial es motivo más que de sobra para ser una leyenda del motociclismo.