Encontrarse con una GT con las características de esta MITT GT-K no es habitual. En el pasado tuvimos algunos modelos parecidos, probablemente el más célebre la Honda Deaville, con sus maletas integradas y su motor V2 de 700 cc, que tuvo una buena acogida. Sin embargo, en la actualidad las gran turismo ocupan un lugar menos destacado, en buena parte eclipsadas por el auge de las trail y las crossover como herramientas de turismo, y la oferta ha decaído, aunque las omnipresentes BMW de la serie RT sigan campando a sus anchas en el sector.
Para todos
Una gran turismo de altos vuelos ha sido sinónimo habitualmente de un precio muy elevado. Y esto es algo que esta MITT pasa por alto con un coste por debajo de los 11.000 €. Podría pensarse que esto viene en detrimento de las prestaciones y el equipamiento, y es cierto que, si la comparamos con los modelos más dotados, no dispone de todo lo que ellas ofrecen, especialmente en prestaciones y a nivel electrónico.
La pregunta que surge es si todos aquellos que quieren una moto para viajar lo necesitan, ya que la GT-K ofrece una buena dosis de opciones en su versión de serie. Tiene una cúpula regulable en altura eléctricamente, puños y asientos térmicos, indicadores de presión de los neumáticos, tres puertos de carga, llave electrónica, un enorme cuadro de instrumentos digital, iluminación con lámparas LED.
En fin, un amplio catálogo, que también puede extenderse a la mecánica, ya que tiene frenos firmados por Brembo, un sistema ABS de Bosch y las habituales maletas laterales. Además, justo detrás del manillar, en la parte delantera del depósito, se ha instalado una consola que da a la apertura de maletas, asiento y tapón de gasolina, la posición de la pantalla o la calefacción de asiento y puños.
Al ritmo de un bicilíndrico
El motor de 730 cc es un bicilíndrico en línea con una estructura de sobras conocida y de dimensiones reducidas, que con sus 75 CV es capaz de lograr unas prestaciones más que aceptables con dos personas y su equipaje, y tiene un embrague con sistema de rampas limitador de par, para evitar rebotes en las reducciones.
La comodidad está asegurada por la protección de un carenado realmente amplio, tanto en la parte superior como en los laterales, protegidos con barras tubulares. El asiento de conductor está situado bastante bajo para facilitar las maniobras, pero cuenta con un gran mullido, con el depósito de gasolina de 24 litros ejerciendo también de protección frente a las inclemencias atmosféricas, al tiempo que se mantiene una posición erguida gracias a un manillar elevado que no carga las muñecas.
La dinámica de la moto está asegurada por un sólido chasis de aluminio, capaz de soportar a dos ocupantes y su equipaje. Las suspensiones cuentan en los dos trenes tanto de regulación de la precarga de los muelles como del hidráulico de compresión, para adecuar la altura estática al peso inicial dependiendo de la carga y el hundimiento tanto en las frenadas como en las aceleraciones independientemente de si se circula sólo o completamente cargado. Para asegurar la frenada en esta última condición, el equipo de frenos es sobresaliente, con un equipo Brembo asistido por un sistema ABS de Bosch.
La MITT GT-K por tanto se plantea como una alternativa bastante más económica a las GT tradicionales de alta cilindrada, una moto que puede dar un servicio semejante si de lo que se trata es de viajar con comodidad y con un equipamiento actual. Ofrece prestaciones más que suficientes, al igual que espacio y protección para dos personas y su equipaje.
Su peso no es excesivo, 225 kg a los que hay que sumar la gasolina, y con un asiento bastante bajo, no va a plantear problemas aunque no seas una persona alta. Con lo que te ahorras en la compra vas a poder viajar como diría uno de los protagonistas de Toy Story, “hasta el infinito y más allá”, y todavía te quedará dinero para comprar algún regalo en tu destino.