No deja de sorprenderme cada vez que, por accidente, me encuentro con la figura de algún genio preparador. Uno asume que lo mejor está siempre fuera y se imagina a americanos, australianos y japoneses en garajes grasientos en alguna ciudad costera de esas que salen tanto en documentales y películas. Pero no, la pura verdad es que de la Península Ibérica salen algunas de las mejores obras del panorama custom mundial. Haberme topado con la BOTT XR1R me lo ha recordado.
Para comprender esta máquina primero hay que conocer a sus creadores, Bottpower (con David Sánchez al cargo), una empresa afincada en Valencia especializados en el diseño y fabricación de motos por encargo. “Bot”, por cierto, hace referencia a Battle Of Twins (batalla de bicilíndricos), por lo que ya podéis intuir qué propulsor montarán sus creaciones.
Pero volvamos a la XR1R. Lo que veis es, en verdad, una versión de la XR1 enfocada al circuito sin intención de pisar la carretera. Monta un chasis artesanal en titanio (en acero en la estándar) que acoge en su interior el motor de una Buell XB12, que en origen desarrolla unos 100 cv y par suficiente como para hacerte olvidar que existe tal concepto. El objetivo, no obstante, es sacar 150 cv de este bicilíndrico para conseguir una relación 1:1 con los 150 Kg del total del conjunto. Y aunque el chasis es artesano, ha sido especialmente diseñado para mantener las mismas geometría que la XB12. Así, el comportamiento seguirá recordando al original pero aprovechando la bestial reducción de peso de 50 kg menos. Esa es una de las razones por las que, dicen en Bottpower, se siente como una enorme supermotard.
La atención al detalle es sencillamente espectacular. Nada queda al descubierto sin intención. Nada que pueda estimular los sentidos queda tapado. Acompañando al titanio del chasis, el carbono del depósito, colín y tapas laterales(en una única pieza). Y a pesar de provenir de una gran naked y comportarse como una supermotard, la estética es de pura flat tracker deseosa de devorar circuitos.
De hecho, trae consigo un kit de electrónica con tracción de control regulable, launch control, tres mapas, corte para el pit lane… y un sistema de telemetría que permitirá ver hasta los distintos puntos de estrés del chasis. Se han puesto como principal objetivo llevarla al Pikes Peak de 2017, donde aunque no podrán montar el chasis de titanio por reglamento, estoy seguro de que llamarán mucho la atención. Sirvan estas páginas para subrayar que para llevar a cabo este último objetivo, es necesaria la intervención de algún patrocinador.
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