La Honda CRF250R es la única en su categoría con culata de un solo árbol de levas es quizá la que más acusa las más restrictivas normas acústicas impuestas a estas motos (silenciador enorme con salida de diámetro mínimo). Incluso yo, de nivel aficionado, al bajar de la moto más parecida a ella, la Suzuki, llegaba a echar en falta más «caña» sobre la arena de MotorLand.
Lo que es innegable es que es un ejemplo de compacidad, manejabilidad y de parte ciclo divertida. Tienes que pensar que lo que para los «pro» es poca chicha, para tí o para mí puede traducirse en la sensación de tener todo bajo control y eso es lo que a mí me ha transmitido esta Honda y, al menos a mí, que ya he ganado todos los mundiales que tenía que
ganar, me gusta.
Yo he sido el más pequeño de talla entre los participantes de esta comparativa, y es con la que más cómodo me he sentido. Es la más fácil de exprimir y a la que te acoplas más rápido para dar «gas» con ganas.
Pese a que todas las motos están muy igualadas en cuanto a peso, la Honda se siente más ágil y ligera. Es rápida de reacciones y su amortiguador de dirección, con un pistón un 25% más grueso, es un aliado.
Opinión de Matias Nilsson: Sorprende lo fácil que arranca y lo juguetona que es. El tacto de las suspensiones es el mejor con diferencia: aunque son blandas para mi peso y hacen algún tope en las recepciones, la sensibilidad es fabulosa. Tiene un motor muy alegre en «bajos» y «medios», pero se echa en falta más rendimiento arriba. No me gusta el tacto «todo o nada» que tiene el embrague, los estribos por ser muy estrechos y el asiento, blando para ser nuevo.
Opinión de Jordi Viladoms: Para mi gusto, la Honda es la que más acusa una falta de potencia a alto régimen. Como ocurre con la Suzuki, la CRF tiene una entrega muy limpia desde muy abajo, es buena en «medios», pero después, pese a subir bien de vueltas, se queda un poco pobre de empuje. Es la más pequeña y la más manejable, pero en contrapartida, peca un poco de inestable en las zonas más rápidas del circuito.