La espectacular entrada en el mercado del trial de la primera Sherpa T de Bultaco, en 1965, encendió la luz de alarma en las dos marcas rivales, OSSA y Montesa, que se apresuraron a lanzar modelos similares para competir frente a aquella moto que, en manos del irlandés Sammy Miller, había abierto un increíble campo comercial a las ligeras motos españolas de dos tiempos en el que hasta el momento había sido un coto reservado para las británicas de válvulas.
Sin embargo, la habilidad de Bultó había pillado a contrapié a sus rivales, y en el caso de OSSA, se limitaron a presentar en el Salón de Milán de 1965 un trío de modelos «off road», muy similares entre ellos y teóricamente dedicados cada uno de ellos a una especialidad distinta -trial, enduro y cross-. La aceptación del prototipo de trial no fue buena, por lo que no se llegó a poner a la venta, pero sí que sirvió para convencer al escocés Mick Andrews para que colaborara en el desarrollo del modelo, al igual que había hecho Bultaco con Miller.
Arranque
El fruto de este trabajo se vio en el Trial de Reyes, una clásica organizada en enero en Barcelona y que vio debutar a la versión más o menos definitiva de la trialera de OSSA en manos de Luis Iglesias y el propio Andrews, saliendo la moto al mercado poco tiempo después con el nombre de Pluma (el primer prototipo se llamaba simplemente «Trial»).
La cilindrada era de 230 cc, con un cambio de tan solo cuatro velocidades y encendido electrónico como detalles más destacables del motor. En cuanto a estética, llamaba la atención el conjunto de depósito sillín en una sola pieza y el guardabarros delantero elevado, al estilo enduro.
No fue precisamente un éxito comercial esta primera Pluma, pero sí que sirvió a OSSA para introducirse en un segmento que de momento monopolizaba Bultaco. El trabajo de desarrollo no se detuvo, y sólo un año más tarde se sustituía en la serie el gran tambor delantero de carretera por uno más pequeño de 120 mm, pasando la aleta delantera a estar anclada a las botellas de la horquilla e incorporándose también una funda en «skay» para proteger mejor la entrada del filtro de aire.
Más y más importantes mejoras llegaban en 1969 -la que veis en las fotos- dos años después del lanzamiento de la primera versión, con la adopción de un nuevo cilindro de 244 cc en lugar de los anteriores 230 cc y cinco transfers, -se mejoraba el comportamiento en baja, excesivamente brusco en las primeras series-.
Unas nuevas tijas de aluminio en lugar de hierro y unos amortiguadores traseros de mayor recorrido rematarían este modelo que permanecería sin cambios hasta que tres años más tarde OSSA presentaba la Mick Andrews Réplica, que le daría a la marca el espaldarazo definitivo a nivel comercial con más de 7.000 unidades vendidas en todo el mundo.