El pasado 10 de septiembre, Tony Cairoli se proclamaba campeón del mundo de motocross por novena vez. Ese mismo día, para seguir con las alegrías, Red Bull le hacía entrega de un volante de F1, no como trofeo, sino como acto simbólico para invitarle a probar su monoplaza. Los cameos no acabarían ahí porque KTM, firma a la que da un título más, le invitaba a darse unas vueltas con la KTM RC16, la máquina que pilotan Pol Espargaró, Bradley Smith y Mika Kallio en MotoGP.
Ha sido en el Circuito de Ricardo Tormo en Valencia y con Mika Kallio presente en el trazado. Tony, ahora vestido de cuero y con el 222 en el frontal, se lanzó sin miedo a superar los 300 km/h.
“KTM me ha hecho un regalo precioso. Me acabo de casar con Jill pero como no tienes la oportunidad de llevar una MotoGP todos los días, fui corriendo a Valencia. Todavía estoy emocionado… llevar esta moto es un placer increíble. La frenada es una locura, pero es todo a lo grande: la potencia, la aceleración, la manejabilidad. Es difícil encontrar el límite, la moto es perfecta y con muchísimo agarre en curva. ¿La mayor diferencia? El cambio va al contrario respeto a mi KTM”, comentaba Cairoli a Corsedimoto nada más bajarse de la moto. Como ya sabréis los más circuiteros, el cambio en estas motos están invertidos (primera hacia arriba, el resto hacia abajo) para que en momentos de mayor inclinación, el piloto pueda continuar subiendo marchas. Sino fuera así, tendría que esperar a tener la moto más recta para poder colgar la punta del pie por debajo de la palanca sin tocar el suelo.
“Es muy difícil cambiar el chip, pero sólo me he liado un par de veces. En recta he pasado por poco los 300 km/h, para mí, que no estoy acostumbrado a esta velocidad, es un torbellino de adrenalina”.
Ponerte a los mandos de una máquina de este tipo debe ser una de las experiencias más emocionantes y, por sus palabras y las fotos de la sesión, parece que el campeón italiano ha disfrutado de lo lindo.