“Disfruto los momentos felices
en honor a los tiempos difíciles”
Así arranca Natos su trozo en la canción ‘Cicatrices’, la obra maestra que da título al que seguramente sea el mejor disco del dúo español Natos y Waor, auténticos referentes del rap patrio. Una auténtica oda al crecimiento personal mediante la curación de las heridas internas con el toque ideal de ‘egotrip’ tan característico de esta música urbana.
Una oda que podría definir perfectamente lo que está siendo el 2025 de Marc Márquez, donde está alcanzando la cumbre de un crecimiento personal que comenzó hace ya más de cinco años.
“Orgulloso de mis cicatrices, de todas las veces que tropecé,
porque me hizo ser yo, lo que hice, aprendí y avance, ahora que me analicen”
Si hay algo en lo que Marc Márquez está consiguiendo poner de acuerdo a todo el mundo, es en la madurez que ha alcanzado durante este lustro que ha pasado entre la penumbra, la sombra y la oscuridad más absoluta.
Ahora el de Cervera exprime cada segundo, sabiendo que es de lo poco que tiene y que, haga lo que haga y diga lo que diga, siempre estará creando polémica y provocando centenares de mensajes en redes sociales entre haters rabiosos (y fans histéricas) que le insultan deseando que entre en su juego... algo que, evidentemente, nunca sucede. Él tiene otros argumentos:
“Los números hablan, hagamos balance,
dicen que desde el 2011 no hay quien nos alcance”
En su caso, no hay quien alcance sus números desde 2010; ni siquiera pese a haber pasado cuatro temporadas sumando entre poco y nada.
Un lapso de tiempo que le ha enseñado a perder, pero a perder de verdad. Entre 2013 y 2019, sus derrotas eran vistas como algo anómalo; leves tropezones entre victoria y victoria.
“Me siento un fénix si vuelvo a nacer,
preparado para ganar y perder”
Y quizás sea ese el gran cambio mental que ha producido esta nueva versión de Marc Márquez, renacido de las cenizas de su húmero rotado y consciente de que, en la vida y en el deporte, la derrota es lo más normal y la victoria es la anomalía; porque, por mucho que él la haya vuelto a convertir en rutina, sabe de dónde viene y por eso no se confunde.
Eso sí, esta nueva versión del 93 no le ha hecho perder esa inconfundible esencia de quien se divierte haciendo lo que hace, de quien recuerda perfectamente que lo que hoy es un trabajo y un viaje hacia el olimpo de la historia del motociclismo comenzó como pura diversión.
“Si soy un player,
¿cómo quieres que no te siga el juego?”
Porque, por mucho que siga dando pasos firmes a doscientos por ese camino que junta la tierra y el cielo del motociclismo, Marc Márquez siempre encuentra un momento para la diversión como volvió a demostrar en Balaton Park, cuando decidió apretar en la última vuelta porque sí. Porque podía y porque le apetecía.
“Para 'lante como un toro,
elegante pero callejero”
Porque Marc ya solo mira hacia el horizonte: curva a curva hasta la bandera a cuadros. Sus carreras son una cuenta atrás de vueltas y minutos para sumar de 12 en 12 cada sábado y de 25 en 25 cada domingo.
Meros trámites que resuelve con una elegancia inusitada en su pilotaje, ayudado por esa bella máquina llamada Desmosedici que le permite deslizarse sobre el asfalto sin las brusquedades que le exigía la Honda; pero conservando esos trucos callejeros que saca cuando lo necesita, como cuando se fue largo adrede en la primera curva de Balaton al oír una moto demasiado cerca por detrás, sabiendo que podía perder el liderato a cambio de no verse derribado.
“Te abrí las puertas del cielo
con llaves de bumping como un cerrajero”
Rumbo a su noveno título mundial con la Ducati convertida en su particular llave de bumping -esa que permite abrir las puertas de cualquier podio sin forzarlo-, Marc Márquez se está asegurando de que la gente seguirá gritando su nombre cuando ya no esté, haciéndose con un lugar absolutamente privilegiado en el cielo del motociclismo y dejando sus ruedas marcadas en el cemento de la historia.
Las frases en cursiva son de la canción 'Cicatrices', de Natos y Waor. Las de Natos están transcritas de forma literal y entrecomilladas. Las de Waor están incrustadas en los párrafos.