MotoGP

Un ciclón llamado Casey Stoner

En 2007, el trío Bridgestone-Ducati-Stoner revolucionó el Mundial de MotoGP, logrando una aplastante victoria que nadie pudo predecir. Repasamos cómo fue la temporada en la que el campeón australiano se consolidó como uno de los referentes de la categoría reina.

Marta Gastón Fotos: Gold&Goose

4 minutos

Un ciclón llamado Casey Stoner

Nadie contaba con él, ni siquiera él mismo lo esperaba, pero al final de año la tabla de puntuaciones no arrojaba dudas: había ganado el campeonato y lo había logrado avasallando a todos sus rivales.

Meses antes, cualquiera que se hubiera atrevido a vaticinar lo que luego acontecería habría sido tomado por loco. Si se dudada de la capacidad del vigente campeón, Nicky Hayden, para inmiscuirse en el más que probable duelo Rossi-Pedrosa ¿cómo se iba a contar con un chaval de 21 años que hasta la fecha no había vencido ni una sola carrera de MotoGP?

El hecho de ganar la primera carrera del curso, en Qatar, no le hizo ganar enteros. El joven australiano se mostró muy sólido en entrenamientos y a punto estuvo de hacerse con la pole position. Rossi se la robó por cinco milésimas. En carrera, la película fue diferente. El transalpino lo intentó de diversas maneras, pero Casey y su Ducati (15km más rápida que las Yamaha y 7km que la Honda) le abrasaban una y otra vez en la larga recta de Losail. Acabó cruzando la meta en primera posición, con casi tres segundos de diferencia, y no tardaron en salir a la palestra los que aseguraban que su éxito había sido flor de un día. No podían estar más equivocados.

En Jerez, aquellos que dudaban de Stoner se reafirmaron en sus convicciones al comprobar cómo se restablecía el ‘orden natural’: Rossi triunfó por séptima ocasión en el trazado andaluz y Pedrosa terminó segundo, por delante de Colin Edwards. Stoner, en un circuito que nunca se le había dado bien, solo fue quinto y cedió el liderato. Lo recuperaría en la siguiente cita, Turquía, y ya no lo soltaría. Fue precisamente en Estambul donde comenzó a surgir un debate en torno al mejor rendimiento de los Bridgestone frente a los Michelin. Ciertamente, en aquella carrera el primer piloto con gomas francesas fue Hayden (séptimo a 10 segundos), pero también es justo mencionar que un incidente provocado por Olivier Jacque en el primer giro dejó en fuera de juego a otros representantes de la marca gala, como Pedrosa o Edwards.

Un nuevo recital de Stoner en China propició una verificación sorpresa en el box de Ducati. El objetivo era comprobar si el motor de la eficaz GP7 contaba con algún elemento antirreglamentario, aunque tras la pertinente verificación, llevada a cabo por el director técnico del Mundial Mike Webb, quedó patente que no.

En Francia, el aussie no venció, pero su tercera posición, aunada a la cuarta de Pedrosa y a la sexta de Rossi, le permitieron distanciarse aún más de sus perseguidores. Se trataba solo de la quinta carrera, pero Rossi ya comenzaba a vislumbrar lo que se avecinaba: “Mi asesor de Michelin me dio un mal consejo. La Ducati es más rápida que la Yamaha y Bridgestone nos ha ganado en casa de Michelin... Estamos de mierda hasta las orejas".

Mugello y su larga recta parecían un escenario propicio para una nueva victoria del triangulo Bridgestone-Ducati-Stoner, pero el australiano no tuvo su día y ni si quiera subió al podio. Poco importó, pues en las siguientes dos citas (Montemló y Gran Bretaña) volvió a ver la bandera a cuadros antes que nadie. La de Donington fue especialmente significativa, ya que el trazado inglés no era uno de más favorable del calendario para la casa de Borgo Panigale.

Stoner no volvería a ganar hasta tres carreras más tarde (Laguna Seca), momento en el que la problemática de los neumáticos terminaría por explotar. Al término de la prueba, Rossi, que concluyó cuarto, realizaba unas declaraciones incendiarias: “Es frustrante. Nadie es hincha de Michelin o Bridgestone. Las gomas crean unas diferencias demasiado grandes. He tratado de ir detrás de Vermeulen o Melandri pero parece que ellos practican otro deporte. He sido el primero de los Michelin. Cuando he visto a Pedrosa he pensado ¡mira! otro que está en la mierda como yo".  Dani, quinto clasificado, también expresó sus quejas: “Ha sido decepcionante. Desde la segunda vuelta he ido cada vez más despacio. Esperaba problemas con la goma delantera, pero no tan pronto. Lo peor ha sido cuando ha empezado a saltar el trasero y no podía ni meter la moto. Hoy nos han metido 35 segundos y eso es muy significativo".

Por si los quebraderos de cabeza con las gomas no eran suficientes, la situación de Rossi se complicó aún más por razones extra deportivas: La Agencia Tributaria italiana le reclamaba cientos de millones de euros por evasión fiscal. Stoner, mientras tanto, continuaba sin bajarse del podio. Tras cosechar el octavo triunfo de la temporada en el regreso del campeonato a San Marino parecía claro que cantar el alirón sería cuestión de tiempo. “Después de las primeras pruebas de invierno yo me esperaba hacer podios y ganar alguna carrera, pero ni pensaba en el título. No me permití pensar en él hasta después de Misano. Salí de Italia con una ventaja de unos 80 puntos y sabía que el título era mío, que si no cometía errores sería campeón", aseguraría más tarde el australiano.

Y así lo hizo. Un tercer puesto en Portugal dejó el Mundial visto para sentencia y un sexto en Japón lo remató. Fue en este Gran Premio también donde el culebrón de los neumáticos experimentó un nuevo capítulo. Carmelo Ezpeleta dio a los fabricantes un ultimátum y amenazó con imponer un sistema monogoma. La decisión final se tomaría en Malasia, pero en Phillip Island se resolvió el conflicto: el campeonato continuaría siendo multi-marca, aunque con algunas diferencias. Y es que Rossi finalmente se salió con la suya, consiguiendo que para el curso 2008 su Yamaha calzara los ansiados Bridgestone. No así Pedrosa, que ante la insistencia de Honda, se vio obligado a continuar con Michelin. No duraría mucho con ellos, y tras la celebración del GP de San Marino de 2008, el piloto español rompería toda relación con la marca gala.