No sólo el Covid-19 puede entrar en juego en la lucha por el título de MotoGP, otro elemento ajeno a las carreras podría decidir este final de año. Y es que Yamaha podría recibir una sanción ejemplar por haber cometido irregularidades con la gestión de sus motores.
Por reglamento, los propulsores quedan sellados en el inicio de temporada y no se puede realizar ninguna modificación sobre ellos. Y ahí está la infracción, ya que Yamaha reportó un problema con las válvulas a principio de temporada y pidió a la MSMA (asociación de fabricantes) permiso para abrir los motores y cambiarlas en Jerez. Tras muchas discusiones, la respuesta fue negativa.
Sin embargo, Yamaha decidió hacer caso omiso al reglamento y por cuenta propia abrió esos motores y sustituyó las válvulas. Una trampa que ha sido descubierta ahora y que Yamaha incluso ha reconocido.
Comprobando la lista de motores que ha utilizado cada piloto, sorprende ver (o no tanto) como Viñales y Rossi eliminaron uno de sus motores de su asignación después del primer GP del año. Mientras que Morbidelli lo hizo después de la segunda carrera de Jerez y Quartararo no ha tenido que retirar aún ninguno.
Lo que se está discutiendo ahora es la sanción que podría caerle a la marca de Iwata y que podría condicionar, y mucho, este final de temporada. Yamaha busca que la sanción recaiga sobre ellos como fábrica (retirando la puntuación en la clasificación de Constructores), no sobre sus pilotos. Pero habrá que esperar a la decisión final…