En la primera mitad de temporada del Mundial de Moto2 2018, dos pilotos se han destacado por encima del resto en lo que se refiere a la mezcla de velocidad y regularidad que precisa una categoría donde es frecuente ver a una veintena de pilotos en el mismo segundo. Encaran la reanudación del curso separados por siete puntos, con el tercero a 35 puntos del liderato.
Dentro de dicha lucha, Pecco Bagnaia representa la velocidad: lleva cuatro victorias en nueve carreras, siendo además el único piloto que ha repetido triunfo. Los otros cinco han sido para cinco pilotos: uno de ellos es Miguel Oliveira, que sigue totalmente enganchado en la general con cinco podios y todas las carreras finalizadas dentro de los seis primeros. El luso representa la regularidad dentro de una dicotomía tan vieja como el propio motociclismo.
Con 21 y 23 años, Pecco y Miguel buscan exactamente lo mismo: conquistar su primer título mundial antes de dar el salto a MotoGP, que ambos ya tienen asegurado: Bagnaia estará en el Pramac Racing y Oliveira en el Tech 3, ambos con sendos contratos de fábrica con Ducati y KTM, respectivamente.
Dejar solucionado su futuro tan pronto ha sido por culpa de la inaudita celeridad del mercado de fichajes; si bien en su caso el ‘por culpa de’ se trata más bien de un ‘gracias a’; ya que gracias a esa temprana resolución, ambos han podido centrarse en el objetivo de 2018: ser el último campeón de la era de los motores Honda en Moto2.
¿Y cómo han llegado a convertirse en rivales por el título de Moto2? Pues con una trayectoria similar: ambos crecieron como pilotos en España y tuvieron unos inicios complicados en el Mundial, teniendo que lidiar con monturas inferiores en Moto3.
INICIOS Y CEV
Por cuestiones de edad, empecemos con Oliveira: campeón portugués de MiniGP en 2005, hizo las maletas rumbo a España y en 2007 ganó la categoría de PreGP 125 del Mediterráneo. En 2008 dio muestras de su talento en la Red Bull Rookies Cup, donde sólo corrió tres carrera y se llevó la victoria en dos.
En 2009 saltó con Blusens BQR al Campeonato de España de Velocidad para correr en 125GP y, tras abandonar en la primera carrera y ser excluido en la segunda, fue cuarto en Valencia antes de ser segundo en Albacete, Catalunya y Jerez. Acabó el año tercero tras Alberto Moncayo y Maverick Viñales.
El propio Viñales sería su gran rival en 2010, con Oliveira en el Team Andalucía Cajasol. Ambos protagonizaron un duelo apoteósico –con Álex Rins como invitado de excepción-, que se llevó Viñales por regularidad con siete podios en siete carreras pese a lograr sólo dos victorias por las cuatro de Oliveira, que también sumó dos segundos y un cero que sería decisivo para perder el título por dos puntos.
Tras aquello, Oliveira pondría rumbo al Mundial… mientras Bagnaia llegaba al CEV. El italiano había sido campeón europeo de MiniGP en 2009 y, como el portugués, también pasó por el Mediterráneo antes de empezar a competir a nivel nacional en España en el CEV 125GP en la temporada 2011.
En su primer año, en las filas del Team Catalunya Caixa Repsol, logro su primera victoria y acabó el año tercero, sólo por detrás de sus compañeros Álex Rins y Álex Márquez. Al año siguiente, con el cambio a Moto3, repitió la posición detrás del propio Márquez y del alemán Luca Amato. Con esas credenciales daría el salto a la escena mundialista.
HITOS EN MAHINDRA
Cuando Bagnaia llegó al Mundial, Oliveira llevaba dos años allí. El primero en 125cc había sido algo decepcionante, con lesiones que le impidieron tener continuidad. Le fue mejor en 2012 con la Suter Honda del Estrella Galicia 0,0 –y con Rins de compañero-, con la que logró un par de podios y acabó octavo. Sin embargo, la llegada de Márquez le dejó sin sitio, encontrando acomodo en Mahindra.
2013 fue el primer año en que coincidieron. Oliveira firmó por Mahindra, marca a la que le dio su primer podio en Sepang. Al año siguiente lograría otro, pero la marca india se le queda pequeña y aceptó la oferta del Red Bull KTM Ajo. Mientras, Mahindra se alió con Aspar, que optó por fichar a Pecco Bagnaia, que tras un primer año sin puntuar en el San Carlo Team Italia había crecido en el Team Sky VR46, donde se quedó sin sitio con la llegada de Andrea Migno.
Mientras Bagnaia se estrenaba en el podio con Mahindra, 2015 fue el año en el que Miguel Oliviera estuvo a punto de conquistar un título que a medio año Danny Kent parecía tener cerrado. Con el salto del luso a Moto2 sus caminos se separaban: a Oliveira le esperaba un año de aprendizaje en el Leopard, al tiempo que Bagnaia hacía historia al lograr la primera victoria para Mahindra en el Mundial de Moto3.
HIJOS PRÓDIGOS
Se reencontrarían en pista el pasado 2017, que para ambos sería, de alguna forma, el retorno a casa. Miguel Oliveira aceptaba la oferta del Red Bull KTM Ajo, del que había salido un año antes. Pecco Bagnaia hacía lo propio en el Sky Racing Team VR46 después de dos años en Mahindra.
El primero regresaba al box donde había sido feliz, y el segundo al abrigo de su mentor, Valentino Rossi. Oliveira tardaba dos carreras en lograr el primer podio de KTM en Moto2. Bagnaia apenas dos más en lograr su primer cajón, que precisamente compartió con Oliveira. El italiano sumó algunos podios más y completó una gran temporada de rookie, siendo quinto en la general. El portugués acabó el año con tres victorias y rozando el subcampeonato.
Llevan casi una década surcando el mundo del motociclismo por caminos que en diversas ocasiones se han cruzado para atravesar las mismas estaciones -Mediterráneo, CEV, Monlau/Estrella Galicia 0,0, Mahindra- (siempre con Oliveira pasando primero); pero en este 2018 circulan por vías paralelas. Partían como favoritos junto a Álex Márquez, pero el español ha estado un paso por debajo en este inicio de temporada.
En victorias gana Bagnaia por 4-1, pero la regularidad de Oliveira –todas las carreras en el top 6- le tiene metido de lleno en la pelea. Además, la especialidad del luso son los finales de año, lo que promete batalla hasta el final entre ambos, sin olvidar a Márquez o algún otro candidato.
El año que viene volverán a coincidir en el tren de MotoGP, pero de momento están en el vagón que quieren estar. Un circula por la vía de la velocidad, el otro por la de la regularidad. Eso sí, este trayecto se acaba y los dos quieren llegar primero a la misma estación: el título de Moto2.