MotoGP

Stefan Bradl: MotoGP ha sido siempre mi sueño

El campeón del Mundo de Moto2, Stefan Bradl ya se ha subido a la moto con la que correrá la próxima temporada en el equipo LRC.

G.W. Adaptación: Ildefonso García

5 minutos

Stefan Bradl: MotoGP ha sido siempre mi sueño

El joven germano estaba un poco nervioso mientras desayunaba, en la mañana en la que iba a probar por primera vez la Honda RC212V del equipo LCR.

Papá Helmut lo tranquilizaba: «Esta moto también tiene dos ruedas y un puño de gas, y unos neumáticos un poco más anchos...».

Después de las siete primeras vueltas el campeón del mundo respira hondo: «Papá, tenías razón. Todos me habían advertido acerca de los neumáticos y la potencia. Pero la diferencia con Moto2 es menor de lo que me había imaginado».

Mientras Bradl iba hacia el box de LCR, Wilco Zeelenberg (mánager del equipo de Lorenzo) sentado en un scooter apunta: «Stefan, tienes que tener cuidado con los Bridgestone durante las tres primeras vueltas. No lo olvides, cada vez que estrenes neumáticos tienes que esperar a que se calienten pero una vez alcanzada la temperatura ideal, el agarre es fantástico».

Bradl tenía que haber comenzado a rodar en el Circuito Ricardo Tormo a las 10:30, pero todavía había algunos parches húmedos en el asfalto y la temperatura de éste dejaba bastante que desear. Así que a las 11 se volvió a bajar la puerta del box.

A las 11:13 llegó al box Livio Suppo, el director deportivo de HRC: «¿Qué pasa, Stefan? ¿Haces huelga?», comentó con una sonrisa. Unos minutos más tarde, el jefe de mecánicos de la escuadra LCR-Honda, Christopher «Beefy» Bourguignon apunta: «Ben Spies me ha dicho que todavía hay algunos parches de agua. Pero el sol está brillando. A las 11:30 vamos a calentar el motor para que pueda salir».

«MotoGP ha sido siempre mi sueño y ahora se convertirá en realidad», admitió Bradl.

El 8 de noviembre comenzó su prometedora carrera en la categoría reina, hasta ahora ningún alemán ha brillado en MotoGP. El objetivo secreto de Stefan era el tiempo de 1.35.2, es decir, la vuelta rápida de Toni Elías durante el GP de la Comunidad Valenciana.

Después de seis vueltas marcó Bradl un tiempo de 1.37.041 y después de nueve, 1.36.167. Tras dar tres tandas de siete giros cada una, paró el cronómetro en 1.35.592. En ese momento, Andrea Dovizioso, tercer clasificado en el Mundial de MotoGP, rodaba ocho décimas más deprisa con la Yamaha 800.

«Me duele el antebrazo, pero no voy a olvidar nunca este día», confesaba el germano. «Beefy» Bourguignon se movía con tranquilidad por el box: «Hace justo un año Elías ya nos había pedido que cambiásemos toda la geometría. Hemos convencido a Stefan para que haga los primeros 300 km con la puesta a punto estándar. Veo que aprende con rapidez. Desde el muro de boxes oía cómo cambiaba en el momento justo y derrapaba donde había que hacerlo».

Stefan a «Beefy»: «La moto se siente muy compacta. Incluso parece un poco más pequeña que una Moto2».

A mitad del día de pruebas el «rookie» de MotoGP estaba entusiasmado: «Todo el mundo me había prevenido sobre este test, que si los frenos, que si los neumáticos, que si la potencia. No tenía miedo por ello, pero sí que estaba tenso. Aunque he visto muy pronto que la diferencia no era tan grande como temía. Por supuesto el neumático delantero es muy ancho, y para inclinar hay que hacer más fuerza. Al principio la potencia es brutal, pero se puede controlar. Después de cuatro vueltas he pensado que en cuarta, quinta y sexta marcha podría necesitar algo más de caballos. Hemos tenido problemas con los caballitos, lo que nos ha obligado a estar trabajando con el “wheelie control”. Los caballitos eran impresionantes. Al principio me costó fiarme de la electrónica. Al hacer un “wheelie” he corregido con el puño de gas, pero la electrónica también lo ha hecho. Nos hemos estorbado el uno al otro. Luego he probado diferentes mapas de motor. Me gusta el panel de mando con tantos botones».

El joven alemán se sentía a gusto, lo que demostró en el box, incluso haciendo algunas bromas, pero no fue capaz de arrancarle una sonrisa a Bourguignon: «Estoy contento por dentro, Stefan», le aseguró el técnico y a continuación se le escapó un guiño.

El mecánico Ugo era menos cauteloso: «Con Elías al final ya no mirábamos al monitor de los tiempos». Tras 58 vueltas el joven alemán había alcanzado un tiempo de 1.34.330, nueve décimas por debajo de la vuelta rápida de Toni en carrera.

«Esto es una satisfacción para todo el equipo», aseguró el mecánico. La escuadra, plena de moral, preparó un motor fresco para el día siguiente.

El miércoles, a las 10:38, la temperatura ambiente era de solo 14, por lo que se esperó antes de mandar a Bradl a la pista. Pronto fue capaz de bajar dos décimas su tiempo, pero ahí se acabó todo: «Después de cinco días en moto estoy hecho polvo. De la caída del domingo me duele la cadera, los codos y los dedos de los pies. Tengo el trasero como el de un babuino. Tuvimos algunos problemas de “chattering”, por lo que cambiamos la horquilla. He alcanzado una velocidad de 305 km/h, nunca había ido tan deprisa en moto. Ahora sé que también tengo músculos en la parte delantera del cuello, los cuales se ponen a prueba cuando frenas a tope y sacas la cabeza de la cúpula», confesó Bradl.

¿Qué crees que te espera en MotoGP? «No debemos soñar. Nuestro objetivo debe ser terminar todas las carreras entre el quinto y el décimo puesto, con algún resultado más destacado». Lo de «destacado» signifi ca para Stefan alcanzar algún podio. «Hace mucho tiempo que digo que prefiero que Stefan se enfrente a los 18 mejores pilotos del mundo en MotoGP que a 40 salvajes en Moto2», confesó papá Bradl.

Stefan Bradl. El campeón del mundo de Moto2 se ha sentido como en casa desde el primer momento en el equipo LCRHonda.

«Tengo un poco de envidia. Le he dicho a Stefan que me cambiaría gustoso por él. Me encantaría salir yo mismo con esta montura», admitió Helmut Bradl. Hacía mucho tiempo que Helmut no estaba de tan buen humor: «Hoy atacamos el tiempo de Elías y mañana iremos a por Stoner. Si no lo consigues tendrás que soltar los 650.000 euros que cuesta el cambio especial», bromeaba Koinuma, hombre de HRC, que ha vivido durante años en Alemania y que es admirador de Stefan Bradl.

«Conozco a mi chico. Aprende rápido y mejora vuelta a vuelta. Desde el principio le enseñé a dar claras informaciones a los técnicos nada más bajarse de la moto, pues a los 20 minutos se te ha olvidado la mitad de las cosas», comentaba el orgulloso papá. Helmut Bradl recordaba la gran cantidad de contratiempos que «junior» tuvo que superar desde que tomara parte en la Red Bull Rookies Cup de 2003.

Tres años más tarde completó su primera temporada en los GG.PP, encuadrado en el KTM junior team, cuando finalizó en el puesto 26 y con cuatro puntos. Lo que no animaba a pensar en un futuro campeón del mundo... «Es verdad, pero a pesar de todo continuamos», dijo Helmut pensando en voz alta.

Stefan Bradl quedó impresionado con la profesionalidad del equipo LCR. Seis técnicos de la escuadra estaban a su disposición para concederle cualquier deseo. Además de un técnico de Bridgestone, otro de Nissin, Lucio y nuestro Óscar Haro.

«Es increíble lo rodado que está el conjunto. Estamos hablando de la primera división. Cada vez que me ponía los tapones para los oídos, un mecánico iba a la moto y ponía la segunda marcha. Otro echaba a los fotógrafos del box para dejar la salida despejada. Con la moto ya en marcha lo único que tenía que hacer era accionar el embrague y frenar la rueda trasera. Luego quitaban el caballete y podía salir a pista. A cada salida me sorprendía lo limpia que tenía la pantalla del casco, luego supe que Óscar, sin que yo me diera cuenta, la limpiaba cada vez que me bajaba. Todo esto me dejó sin habla».