Se trata de un espacio único para motocicletas ubicado justo antes del semáforo que permite a los usuarios de dos ruedas pararse ante el semáforo en rojo sin la molestia y el riesgo que representan los coches.
De este modo al ponerse la luz verde tienen vía libre para salir, sin miedo a los movimientos del resto de vehículos, que se encuentran unos metros por detrás detenidos en una línea longitudinal.
De momento es un experimento vigilado por cámaras en tres puntos concretos de cada ciudad, pero si los expertos consideran que es beneficioso para los motoristas –y por lo visto hasta ahora lo es y mucho- se implantará en gran parte de las urbes sin demasiado demora.